sábado, 29 de agosto de 2020

Algunos videoclips con estética de cómic

Don't Answer Me (Alan Parsons Project, 1984)

El dibujante de cómics Michael Kaluta fue el diseñador y director de este videoclip.



I Don't Want to Grow Up (Los Ramones, 1995)

Dan Clowes
realizó los diseños de este videoclip de los Ramones a toda velocidad. La carga de trabajo fue tan elevada que tuvo que posponer su boda.



Payphone (Maroon 5, 2012)

Uno de los dos videoclips de esta canción se basa en las estética del cómic de fanfics.



She Makes Me Laugh (Los Monkees, 2016)

El videoclip está montado a partir de viñetas de los 17 comic books de los Monkees publicados entre 1967 y 1969. El dibujante de estos cómics fue el argentino José Delbo.


Canciones del disco 'Asterix: ils chantent!' (1966)


Formato: vinilo, 7", 45 RPM, EP
Country: Francia
Fecha de publicación: 1966
Letras: Albert Uderzo, René Goscinny
Música: Gérard Calvi
Carátula: Albert Uderzo
Voces: Gérard Cépa, Jean-Max Novrénon

viernes, 14 de agosto de 2020

'Batman: el musical' - No apto para espectadores cobardes y supersticiosos

 

Si te viene a la cabeza Total eclipse of the heart (1983) imagino que te extrañará saber que su compositor estuvo trabajando durante varios años en un musical de Batman que nunca llegó a estrenarse. Por si fuera poco, Tim Burton habría sido el director de este espectáculo de Broadway. En principio no parece muy prometedor, pero en cuanto se investiga un poco más, la sensación es que podría haber salido algo mucho mejor de lo que parece.

viernes, 31 de julio de 2020

Mortadelo con todas las letras: el caso del rótulo



«La forma de dibujar las títulos de Mortadelo y Filemón ha evolucionado siguiendo los estilos de cada época durante más de sesenta años. La trayectoria de todos estos rótulos nos despierta una pregunta: ¿han compartido algún rasgo común?»

miércoles, 29 de julio de 2020

Los clientes no tienen la razón en 'Maldito comandero'


Cada profesión tiene sus lugares comunes, las situaciones típicas en las que se han encontrado casi todos los trabajadores de un sector aunque pertenezcan a empresas diferentes. Es muy habitual poder leer sobre la realidad laboral de los autores de cómics gracias a sus trabajos autobiográficos, pero no es tan común leer anécdotas costumbristas sobre otras profesiones. Dentro de este ámbito, Maldito comandero destaca como un recopilatorio de las viñetas digitales en las que su autora, Danavandala, refleja el día a día de la camarera de un restaurante.

Estas 50 anécdotas o situaciones, con un tierno dibujo esquemático de líneas rojas sobre la plantilla de un libro de comandas, están contadas con un sentido del humor que me llama mucho la atención. No leo amargura por pertenecer al sector de la hostelería, no hay lamentos de no poder trabajar como ilustradora, no hay una intención de crear lástima en los lectores. Si acaso, hasta veo un tono más burlón cuando habla de sí misma en el restaurante que de los clientes.

Este tono amable ayuda a que cale un mensaje de empatía hacia los trabajadores de cara al público, que suele ser la parte más débil dentro de las empresas. Los feos que hacen los clientes en este comandero vienen casi siempre por no ponerse en el lugar de la otra persona, por pensar solo en sí mismos y en sus propias necesidades. Los clientes no tenemos la razón siempre, y estas 50 páginas son un ejemplo de los errores que podemos cometer como consumidores.

No puedo hablar del precio como uno de los argumentos de compra, pero es el único problema que le puedo encontrar a una pequeña joya como esta. Mi recomendación es que este tomito puede ser un regalo perfecto para ese amigo que trabaja de cara al público, no solo en hostelería... o para alguien que necesite cambiar su actitud.

jueves, 11 de junio de 2020

De los personajes de Bruguera… ‘¿Quién tiene el Chollo?’


De los personajes de Bruguera… ‘¿Quién tiene el Chollo?’

Dos Ibáñez y un destino. Dos de los mayores creadores de entretenimiento de este país, Chicho Ibáñez Serrador y Francisco Ibáñez, coincidieron en un concurso de las revistas de Bruguera... y hasta aquí puedo leer.

lunes, 11 de mayo de 2020

La canción de Carpanta


La canción de Carpanta es un poema escrito por Ángel Guache (Luanco, 1950). Fue publicado en ¡Que venimos del mono! (1997).

La canción de Carpanta

Me llamo Carpanta,
me tragaré este pollo.
Por mi gran garganta
bajará un centollo.

Engulliré un bocadillo
de jamón serrano,
y si te la pillo
me tragaré tu mano.

Me tragaré una vaca,
me tragaré un cordero,
tumbado en la hamaca
morderé al camarero.

Me tragaré el plato,
me comeré la cesta.
Romperé el trato
y comeré la puerta.

Me comeré a mi hermano,
me comeré a mi prima,
me tragaré al marrano
que vive encima.

Me comeré al profesor
que me puso un cero
y, subiendo en ascensor,
morderé a tu perro.

Me engulliré una lata,
me comeré un ratón,
me comeré un atapa,
me tragaré un camión.

Me zamparé tu jeta,
devoraré un lechón,
será mi mayor meta
comerme tu melón.

Me comeré la mesa,
me comeré el sofá,
me tragaré una pesa,
me comeré a mamá.

jueves, 7 de mayo de 2020

‘Bob’, un dibujante de superhéroes que podría ser tu padre


Mi nuevo artículo en Canino. Esta vez escribo sobre una serie de televisión que refleja el trabajo de dibujar cómics como algo completamente normal, sin extravagancias ni personajes atormentados.

‘Bob’, un dibujante de superhéroes que podría ser tu padre

«Hay pocas ‘sitcoms’ en televisión en las que el protagonista sea un dibujante de cómics. Bob Newhart interpretó a uno en 1992 en Bob, con una personalidad original y transgresora: la de un hombre de familia que dibuja de 8 a 5.»

lunes, 4 de mayo de 2020

Un inicio poco prometedor: el Daredevil de Todd McFarlane


Los aficionados al cómic de superhéroes conocen a Todd McFarlane por sus etapas con Hulk (junto con Peter David) y Spiderman, además de por la creación de Spawn. Pero antes de todo eso, antes de convertirse en una estrella del cómic americano, antes de co-fundar la editorial Image, hubo unos poquitos trabajos menores con el que fue demostrando a las editoriales que podían confiar en él.

El Daredevil #241 (1987) sería el caso más interesante. No era realmente el primer cómic que dibujaba para la editorial Marvel, pero sí el primero protagonizado por un superhéroe de su universo, justo un poco antes que su primer número de Hulk, The incredible Hulk #330.

Se ha hablado bastante de que en sus primeros cómics de Hulk había mucha influencia de John Byrne...

The incredible Hulk #316 (John Byrne)

The incredible Hulk #332 (Todd McFarlane)

The incredible Hulk #316 (John Byrne)


The incredible Hulk #332 (Todd McFarlane)

The incredible Hulk #317 (John Byrne)
 
The incredible Hulk #330 (Todd McFarlane)

The incredible Hulk #317 (John Byrne)

The incredible Hulk #332 (Todd McFarlane)

The incredible Hulk #316 (John Byrne)

The incredible Hulk #330 (Todd McFarlane)


Tal vez "influencia" no sea la mejor palabra.

Sin embargo, no se ha mencionado que en Daredevil McFarlane tomó a otros autores como referentes.

 Daredevil #161 (Frank Miller)

Daredevil #241 (Todd McFarlane)

Daredevil #181 (Frank Miller)

Daredevil #241 (Todd McFarlane)

Daredevil #161 (Frank Miller)

Daredevil #241 (Todd McFarlane)

Daredevil #181 (Frank Miller)

Daredevil #241 (Todd McFarlane)

Daredevil #229 (David Mazzucchelli)

Daredevil #241 (Todd McFarlane)

Daredevil #233 (David Mazzucchelli)

Daredevil #241 (Todd McFarlane)

Tal vez el secreto del éxito de Todd McFarlane es que siempre supo aprender de los mejores.

lunes, 27 de abril de 2020

De Mortadelo a Vampirella (una selección musical)


Los cómics que se hacen con el espíritu del arte popular calan fácilmente en la sociedad. Son este tipo de cómics los que tienen más probabilidad de dar un sencillo salto a otro medio, el de la música. Por eso me ha parecido interesante hacer una selección de canciones basadas en personajes de cómic españoles o que incluyan alguna pequeña referencia. Mi única norma ha sido descartar las que se produjeron para películas o series de televisión

Aviso que no es una lista perfecta. Me imagino que las autorías son mejorables y es posible que alguna fecha esté mal. Tampoco me he puesto muy exhaustivo porque sólo he buscado canciones que se puedan encontrar en YouTube. Ese es el motivo de que haya dejado fuera canciones de varios discos (como este, este o este). Si conocéis alguna más podéis decírmela en los comentarios.

Edito: Gracias a @Pepe_Indiopole, @inmenso_pirluit y a Luis Olmedo por la ayuda.


Yo quiero un TBO (Trini Avellí y Antonio Palacios, 1930)



Fue versionada por Ricardo Solfa y Pascal Comelade en 1993:




Qualsevol nit pot sortir el Sol (Jaume Sisa, 1975)

«Hola Jaimito, i doña Urraca, i en Carpanta

(...)

Bona nit senyor King Kong, senyor Asterix i en Taxi-Key,
Roberto Alcazar i Pedrín, l'home del sac, i en Patufet,
senyor Charlot, senyor Obelix.
en Pinotxo ve amb la Monyos agafada del bracet,
hi ha la dona que ven globus, la família Ulises,
i el Capitán Trueno en patinet.

I a les dotze han arribat la fada bona i Ventafocs,
en Tom i Jerry, la bruixa Calixta, Bambi i Moby Dick,
i l'emperadriu Sissi,
i Mortadelo, i Filemón, i Guillem Brown, i Guillem Tell,
la Caputxeta Vermelleta, el Llop Ferotge, i el Caganer,
en Cocoliso i en Popeye.»



Albert Pla hizo una versión en 2002:



También Love of Lesbian en 2017:




Capitán Trueno (Companyia Elèctrica Dharma, 1975)




La canción de Rompetechos (Enrique y Ana, 1978)




Capitán Trueno (Asfalto, 1978)




Makoki (Paraíso, 1980)




Hazañas bélicas (Stukas, 1981)




Mortadelo y Filemón, agencia de información (Parchís, 1981)




13, rúe del Percebe (Chester, 1981)




Esther (Bacchelli, 1981)




Pepe Gotera y Otilio (Los Pillos, 1981)




Don Óptimo y don Pésimo (Grupo Nins, 1981)




Superlópez (Regaliz, 1981)




Zipi y Zape (Regaliz, 1981)




Ya llega el carnaval (El Padre Abraham y los Wuppies, 1983)

«Santa Claus y doña Urraca,
Peter Pan junto a Carpanta,
todos cogidos de la mano,
parece que eran hermanos.»




Don Vito y la revuelta en el frenopatico (Kortatu, 1985)



Anarcoma (Marc Almond, 1986)




Un, dos, tres... responda otra vez: los comics (1987)

Dos momentos musicales del programa de Un, dos, tres... responda otra vez dedicado a los cómics.







Super, Superlópez (Amado Jaén, 1990)




Dame comida (Siniestro Total, 1990)

«Si el postre es bueno para quedar lleno
para estar gorditos son los pastelitos
cuanto más obeso más satisfacción
gordito relleno de pan y jamón.»


¡Ya está bien! (Celtas Cortos, 1991)

«Y si el mundo que vivimos
es una contradicción
tan gorda que no la cree
ni Mortadelo y Filemón
y es muy chungo que lo pienses
y no sepas ni que hacer
no sabes si vas o vienes
y te ríes otra vez.»




J.B. al talego (1991)

«Papeletas, James, papeletas.
No digas que no, no nos hagas la puñeta,
que si nos enfadamos te damos pasaporte.
Rigoberto Picaporte, maricón de mucho porte.»




Carpanta (Asfalto, 1994)




Vampirella (Los Vegetales, 1996)



La canción apareció antes en otro disco, Fan fatal (1989), interpretada por Alaska y Dinarama:




Prefiero el Trapecio (Manolo García, 1998)

«Con las hermanas Gilda duermo en una cama grande.
Bailamos con las canciones del Sisa y el Peret.
En un edificio con ventanas sin cristales,
Carpanta y yo vivimos a base de latas de calamares.
En el trece, rue del Percebe,
vivo en la ausencia del deseo canalla.
(...)
Ante una hoguera que alimento
con muebles de algún desalojo indecente,
me caliento junto al Correcaminos,
Rompetechos y otros colegas.»




Torpedo (Loquillo, 1999)




Intelectual (Los Petersellers, 1999)

«Como te reías en el cole maricón,
porque yo leía Mortadelo y Filemón.»




El hijo del Capitán Trueno (Miguel Bosé, 2001)




Ke Pasa!? (Estopa, 2001)

«Soy Perico Delgado
y tu eres mi gregario.
Eres algo inventado
y yo el doctor Bacterio.»




Martínez, el facha (A palo seko, 2001)




Veinticinco (El Chivi, 2002)



Anacleto (Superagente 86, 2003)




El jardín de los idiotas (La caja de Pandora, 2008)

«Hoy en el filo de la navaja me encuentro
a la espera de que alguien, compadre, me venga a rescatar
de esta gran viñeta de un tebeo de Superlópez,
el cual mi traje con capa roja ya no le impresiona a nadie.»




Sir Tim'o Theo (Transilvanians, 2011)



Estos son los Malavida (Roberto Artigas, 2011)




Pedro Pico y Pico Vena (Objetivo Vizko, 2011)

lunes, 20 de abril de 2020

La reinvención de la derecha y de Aleix Saló en 'Todos nazis'


Las palabras «izquierda» y «derecha» son sólo atajos. Con ellas hemos simplificado conceptos complejos porque nos ayudan a comprender realidades complejas, no porque existan dos bloques ideológicos fácilmente distinguibles el uno del otro. Utilizamos «izquierda» y «derecha» porque es útil, no porque sea exacto. Del mismo modo, es posible que haya gente que piense que Todos nazis (2020) no es del todo exacto, pero sin ninguna duda es un libro útil.

Veo un arriesgado salto mortal en este nuevo ensayo de Aleix Saló. Hasta ahora sus cómics se habían centrado en temas económicos desde la perspectiva de un público mayoritario. En Hijos de los 80 (2009) hablaba en clave generacional, en Simiocracia (2012) desde el punto de vista de las masas (en contraste con la élite formada por políticos y grandes empresarios) y en Europesadilla (2013) daba una visión de un país dentro de la Unión Europea. Es posible que Todos nazis no llegue a ese mismo público mayoritario porque aquí ha decidido hablar de partidos políticos, especialmente del caldo de cultivo que ha permitido que la extrema derecha llegue al Congreso.

Saló no entra en lo que significa el «sistema politicoeconómico», pero utiliza este concepto para distinguir a las izquierdas de las derechas (y, por tanto, para definir a la extrema derecha). La izquierda sería la ideología que busca reformar el sistema para luchar contra las desigualdades, mientras que la derecha centra su discurso en proteger este sistema para generar riqueza sin preocuparse en redistribuirla. Dos enfoques diferentes pero con una estrategia común en nuestro país: arrojar las palabras «fascista» o «nazi» al contrario.


Estos partidos pro-sistema, sin embargo, han caído en una profunda contradicción para intentar renovarse. Partimos de la base de que casi todos los políticos forman parte de la élite, de que han llegado a posiciones destacadas gracias a un sistema social y económico que les ha privilegiado. O por decirlo de otra forma, es muy fácil ver en partidos políticos a familiares de políticos o de empresarios, a antiguos alumnos de colegios y universidades privados e incluso a miembros de la aristocracia, mientras que es poco habitual encontrar a agricultores o maestros de escuela. La contradicción que hemos visto en los últimos años ha sido ver a estas élites intentando satisfacer a las masas con actitudes populistas autodestructivas. Los ataques al propio sistema que les ha colocado ahí (falsos ataques en realidad) han sido el medio por el que Donald Trump ha llegado al gobierno o el motivo por el que David Cameron sacó adelante un referendum para el Brexit que realmente no deseaba.

Como digo, Saló aquí ya no habla de economía sino que analiza la trayectoria de los partidos políticos, un tema delicado para segun qué hooligans. Tal vez por eso el tomo cierra con un capítulo que se sale de la norma de sus anteriores libros ya que da consejos sobre lo que podemos hacer nosotros ante esta extrema derecha xenófoba, sexista y anti-LGTB. Aunque «fascista» y «nazi» sean términos exactos en algunos casos, tal vez hayan dejado de ser útiles para transmitir ideas. Es posible que haya que reconducir nuestra forma de intercambiar opiniones, no pensar más en batallas sino en debates.

Puede parecer que Todos nazis es un tomo continuista con la trayectoria que Aleix Saló interrumpió hace siete años. De nuevo, se trata de un ensayo en el que se analiza un tema de actualidad utilizando un tono ameno y el humor y apoyado en muñequitos simples. No obstante, es posible que parte del antiguo público no lo reciba con el mismo entusiasmo si se siente identificado con la extrema derecha. De lo que estoy bastante seguro es de que Todos nazis puede convertirse en un cómic que marque un antes y un después en la carrera de Aleix Saló.

lunes, 13 de abril de 2020

El padre, el hijo y el Capitán Trueno


Las dos canciones más famosas basadas en el Capitán Trueno son la del grupo Asfalto y la de Miguel Bosé. Las dos dan una visión completamente opuesta del personaje. En el Capitán Trueno (1978) de Asfalto tenemos a un héroe: los malos mueren, salva a las chicas y libera a los oprimidos («nuestras cadenas saltarían en mil»). Una lectura interesante es que la canción no habla del personaje desde dentro de la ficción, sino visto desde fuera. Es un personaje de tebeo, «con espadas de papel». Han pasado muchos años «desde que él nos dejó» (tal vez porque no ha sido el lector el que abandonó al personaje, sino que la colección fue cancelada), y ahora los miembros del grupo ya no son tan idealistas como en sus juventudes. De niños creían «que el bueno es el mejor», pero con el tiempo se dieron cuenta de que la realidad es más complicada.


La de Miguel Bosé, El hijo del Capitán Trueno (2001), va en otra dirección, como decía, porque en realidad no habla del personaje de Víctor Mora. En la canción el hijo del Capitán Trueno no es «un hijo digno del padre». ¿Y cómo es el Capitán Trueno en esta canción? Un marinero y «una fiera», muy diferente de su hijo, que ha salido poeta y apasionado del mar y los animales.


En realidad, Miguel Bosé estaba hablando de la difícil relación con su padre, el torero Luis Miguel Dominguín. El Capitán Trueno había sido uno de los personajes de cómic favoritos de Miguel Bosé durante su infancia, un personaje al que asoció con la figura de Dominguín. Su padre se dedicaba a matar animales delante de un público, mientras que el sueño de Miguel Bosé era «pasar horas entre las ballenas», es decir, ser oceanógrafo, una vocación de la que su padre se reía, por poner un ejemplo del choque de personalidades.

La duda que me queda es si esta canción ha acabado haciendo daño al personaje de Víctor Mora y Ambrós. Ya escribí hace tiempo sobre el mensaje político y progresista de este personaje en Canino. Lo que Miguel Bosé hizo fue dar una lectura contraria, la de un personaje retrógrado y mal padre. ¿Hasta qué punto habrá calado entre el público esta imagen tan negativa?

miércoles, 25 de marzo de 2020

Somos Robinsones


Hoy llevo dos semanas de cuarentena. Me ha venido a la cabeza Robinson (2018), el último cómic de Superlópez en el que el tema principal era la adicción a los teléfonos móviles. En pocas líneas, López/Superlópez se da cuenta de que la sociedad se está dejando de comunicar por culpa de los móviles y las redes sociales, por lo que se ve convertido de algún modo en un Robinson moderno, aislado del resto de la sociedad.

Con lo que estamos pasando se está haciendo evidente que no ha sido internet lo que nos ha aislado, sino lo que nos está ayudando a mantenernos comunicados. Los móviles, los ordenadores, las redes sociales... nos están dando información, ocio, cariño... aunque mezclado, por desgracia, con miedo, odio y mentiras. Pero vaya, no me quiero imaginar cómo estaríamos ahora si no tuviésemos una herramienta tan útil para comunicarnos.

sábado, 21 de marzo de 2020

Balas perdidas n.º 6: Asesinos


Vuelvo a dar la matraca: Balas perdidas puede que sea una de las mejores colecciones de cómics que se publica actualmente. Cuando me enteré de que David Lapham iba a continuar la colección después de haberla parado en 2005 me alegré. Tenía algo de miedo de que estuviese trabajando a medio gas, incapaz de recuperar la pasión de los años 90 y los 2000. También tenía miedo de que sólo estuviese reactivando de cualquier manera esta propiedad intelectual con la única intención de vendérsela a Netflix o a HBO. Después de haber leído el que puede ser el mejor tomo de la colección se me han ido todos los miedos.

Este tomo, Asesinos corrige lo que me parecieron errores en el anterior tomo. En Hazañas y travesuras Virginia Applejack se había convertido en una justiciera de instituto, una deriva más bien superheroica que sonaba a atajo y no a acierto inspirado. No encajaba demasiado en una colección que se aleja siempre de los clichés y las soluciones facilonas.

El segundo acierto de Asesinos es poner distancia con este personaje y colocarlo en un segundo plano. Una de las virtudes de Balas perdidas era su naturaleza coral, de semi antología, en la que cada capítulo un nuevo personaje acaparaba el protagonismo. Desde el cuarto tomo David Lapham se ha centrado especialmente en Virginia, una decisión que no me terminaba de convencer en el quinto tomo (lo dicho, justiciera de instituto). En Asesinos no recuperamos el estilo coral, pero tenemos un nuevo personaje, Eli, que se coloca entre Virginia y el lector. Ya no la vemos a ella como la ex fugitiva que ha salido de una experiencia traumática, sino desde el punto de vista de Eli. Con él somos capaces de verla desde fuera, de darnos cuenta de su naturaleza tóxica y recordar que los asesinatos y el crimen no son algo atractivo.

Asesinos, más que ningún otro tomo hasta este momento, pone el acento en lo imprevisible. Hemos visto cómo un conjunto de accidentes empujaron a Virginia desde niña a huir de asesinos a sueldo y a sufrir experiencias extremas que le han llevado a normalizar el ambiente criminal. Con todo lo que sabemos de Virginia, Lapham aquí nos pregunta si se puede salir de ahí, si es posible que Virginia pueda mantener relaciones personales sanas, si encajará algún día en la sociedad y, sobre todo, si es una buena o una mala persona. Le toca al lector contestar estas preguntas. Ya veremos si Lapham quiere darnos su propia opinión en el siguiente tomo.

lunes, 16 de marzo de 2020

Envejecer en cómics: 'Rusty Brown' y 'Toda una vida'


Los cómics de superhéroes de Marvel y de DC son un caso de serial de ficción bastante particular porque sus historias se ambientan en la actualidad de manera ininterrumpida desde hace más de 50 años. Es decir, se mueven en la contradicción de que un personaje como Iron Man tenga 30 años eternamente y que a esa edad haya vivido al mismo tiempo la guerra de Vietnam y el ataque a las Torres Gemelas.

La premisa de Toda una vida (2019) es muy atractiva porque pretende aprovecharse de esa incongruencia temporal y corregirla para plantear un nuevo tipo de cómic de superhéroes: ¿Y si Spiderman hubiese envejecido en tiempo real desde los años 60? La idea me recuerda a películas como Boyhood (2014) o El curioso caso de Benjamin Button (2008) porque parece que quiere hablarnos de cómo cambiamos nosotros al mismo tiempo que evoluciona nuestro contexto y cómo se relacionan estas dos evoluciones paralelas.

Me habría gustado haber leído un cómic así y no una propuesta tan desangelada como la del guionista Chip Zdarsky, que se ha limitado a escribir seis «What if...?» ambientados cada uno en una década de los cómics de Spiderman. No se puede negar que funcionan como historias imaginarias basadas en la saga del clon, la última cacería de Kraven o Civil War y demás, pero no le encuentro otras aspiraciones más allá de esto. El objetivo de Toda una vida es ser un regalo al fan de Spiderman, al lector que va a ser capaz de reconocer todos los guiños y referencias a 60 años de historia.


En realidad, más que hablar de lo que hay, dan ganas de hablar de todo lo que se echa en falta. Por ejemplo, no tengo la sensación de que se aproveche la posibilidad de ver a Spiderman viviendo en tiempo real la segunda mitad del siglo XX. No vemos la evolución de la tecnología, la cultura o sucesos históricos relevantes y cómo todo esto afectó al personaje. Por poner un ejemplo, Spiderman cambia de traje en cada número y no da la sensación de que cada uno sea un reflejo de la moda o la tecnología de cada década.

Tampoco llega a ser interesante la edad del personaje. A pesar de toda la experiencia acumulada, Spiderman mantiene las inseguridades adolescentes a los 60 años. Peter Parker es un estudiante de instituto creíble, pero no encaja ni como padre ni como esposo. Si no se analiza con un mínimo de cuidado la evolución de su personalidad a medida que envejece, es comprensible que el guionista tome atajos también cuando trata el apartado profesional de Peter Parker. Nos tenemos que creer que un huérfano con dificultades económicas y al que le cuesta conciliar su vida personal con sus aventuras superheroicas sería capaz de fundar una importante empresa tecnológica. Nos lo tenemos que creer, digo, porque no se explica cómo un milagro como este ha sido posible.

Por supuesto, parte de la responsabilidad de que un cómic así no desarrolle todo su potencial es del dibujante, un Mark Bagley muy desubicado en un cómic que pedía mucho trabajo de documentación histórica. Incluso podría haber sido interesante que cada número se hubiese dibujado con el estilo más representativo de su década, o que un dibujante diferente se hubiese encargado de cada número. Incluso dejando a un lado todo eso, lo mínimo era ver cómo los rasgos del protagonista envejecen de manera verosímil número a número.


Me siento decepcionado especialmente porque cuando me puse con Toda una vida acababa de leer el último cómic de Chris Ware, Rusty Brown (2019). El tono de estos dos cómics es opuesto, es verdad, y puede ser injusto compararlos. El cómic de Spiderman es un pasatiempo distraído, mientras que Chris Ware suele hablar de una manera más existencial. Voy a ignorar la mayoría de los capítulos y me voy a quedar con el de Jordan Lint, un cómic de unas 80 páginas que muestra «en tiempo real» los aproximadamente 80 años de vida del protagonista, al ritmo de un año por página.

Dejemos a un lado que Ware narra las primerísimas páginas de Jordan Lint desde el punto de vista de un niño, es decir, con un lenguaje visual y textual simple que se vuelve complejo poco a poco. Dejemos a un lado las decisiones que toma Ware para resumir todo un año en cada página. Dejemos a un lado esos dos aspectos para comparar lo que tiene en común con Toda una vida. En este capítulo de la primera entrega de Rusty Brown (ya veremos cuánto publican el segundo tomo), como poco vemos un envejecimiento verosímil a varios niveles. Le vemos cambiar físicamente de forma gradual, vemos cómo cambia su forma de relacionarse con los demás y su forma de ver el mundo, cómo cambia la tecnología...

Si le doy otra vuelta, incluso podría decir que un tema común de los cómics de Chris Ware sería el efecto del paso del tiempo en las personas. Otro de los capítulos que más me han gustado del tomo habla de William Brown, el padre de Rusty, que escribió un inquietante relato de ciencia ficción en su juventud. Unas pocas páginas después descubrimos que ese relato es un reflejo lejano de la experiencia y las inseguridades del propio William, del mismo modo que todas las ficciones en realidad son la expresión de detalles autobiográficos de sus autores. Los años pasan, pero William no olvida el motivo por el que escribió aquel relato en su juventud.

No dejo de pensar en las posibilidades que había en Toda una vida, en cómo una idea tan inteligente podría haberse convertido en uno de los mejores cómics de superhéroes de los últimos años. Podría haber sido un cómic apto para cualquier lector que no conozca la biografía del personaje, que hubiese contrastado con la atemporalidad del resto de cómics de superhéroes. Podría, al menos, haber mostrado el envejecimiento de una manera más verosímil, como en Rusty Brown. Podría haber sido mucho más que un cómic entretenido que van a disfrutar, más que nadie, los fans de Spiderman.

lunes, 17 de febrero de 2020

Juegos y pistas en los cómics de Zipi y Zape y Drácula


Hace una semanas colaboré en otro programa de Campamento Krypton, esta vez sobre un tema amplio y con cierta dificultad. Lo que hace interesante al cómic como medio es que en un mismo espacio se colocan una al lado de la otra las imágenes que forman parte de un relato. En este caso, el programa se centró en aquellos cómics en los que la distribución de las imágenes es más imaginativa, en los que se prueban experimentos más alocados. Un poco al hilo de esto se comentaron también cómics en los que hay un componente de juego interactivo, en forma de juego de rol o de «elige tu propia aventura».

Es ahora cuando me acuerdo de dos casos más que no llevaba preparados el día de la grabación. Son dos casos diferentes, en los que el juego con el lector consiste en pedirle que encuentre errores o pistas dentro de la historia. Uno de ellos es la historieta principal del Zipi y Zape especial n.º 161 (1986), dedicado a los pasatiempos. En la primera viñeta Josep Escobar propone a sus lectores encontrar los errores de texto y dibujo que ha incluido en una historieta en la que la familia Zapatilla intenta escapar de sus vecinos, los Plómez.





Al pensar en estas cuatro páginas me vino a la cabeza uno de los mejores números de Tomb of Dracula. En el n.º 25 de esta colección los autores presentaron a un detective privado, Hannibal King, que se revelaba como vampiro en página final. Sin embargo, a lo largo del número incluyeron once pistas (con relativa sutileza) que anticipaban ese final. Por ejemplo, en la penúltima viñeta de esta página, King no se refleja en el espejo:


En esta otra el detective recorre una larga distancia en solo 3 minutos. También en la última viñeta se puede intuir que ha entrado en el edificio por la ventana porque la única escalera a la vista conduce hacia arriba, no hacia abajo.

lunes, 10 de febrero de 2020

'Loquilandia' en los tebeos de Bruguera

Quien haya visto Loquilandia (Hellzapoppin', 1941) una vez en su vida, ya no la puede olvidar. Es una película que sigue sorprendiendo incluso hoy día. El arranque explica la intención de sus creadores: "Cualquier parecido entre Loquilandia y una película es pura coincidencia". En su guion no hay lugar para la lógica narrativa, todo es un caos enfocado a la sorpresa y el humor: surrealismo, trucos de cámara y efectos especiales, gags que no buscan la risa sino la perplejidad... Ahora que tanto se habla de posthumor o de lo sorprendente que es Deadpool (2016) por su forma de romper la cuarta pared es posible que esta película merezca ser más recordada.

Cuando la vi por primera vez hace unos años recuerdo que una escena me sorprendió especialmente. Los protagonistas, Ole y Chic, consiguen que un mago les haga desaparecer, pero por error sólo funciona con la mitad del cuerpo:



En ese momento Pepi, un príncipe ruso venido a menos, entra en el cuarto en busca de pelea. Para disimular, Ole y Chic se colocan uno delate del otro para que parezca que son una única persona. Al principio funciona, pero pronto se descoordinan.


El efecto le debió de hacer gracia a Josep Escobar, porque lo incluyó en una de sus historietas de Zipi y Zape de los años 50:


El último plano de la película es otra genialidad. El director está tan frustrado por el guion de la película que saca un revolver y dispara al guionista. Él le quita importancia: "Siempre llevo un chaleco antibalas en el estudio". Aún así, cuando bebe un vaso de agua...


En este caso me imagino que el gag se habría utilizado en dibujos animados antes y que también se habrá repetido muchas veces en cómics y dibujos animados. Sin embargo, cuando lo vi me acordé de un gag de En Alemania (1982):