El Capitán Trueno atrapado por el malvado conde Kraffa. Fuente
De la correspondencia particular entre el dibujante del Capitán Trueno, Ambrós, y un aficionado, Franciso Tadeo Juan, publicado en Trueno nº 10 (2016):
Amigo Tadeo,
Hace tiempo leí unas críticas muy severas sobre la calidad de mi dibujo. No recuerdo el nombre del autor, pero sí que era uno de los comentaristas más acreditados en aquella época. Señalaba con acierto los defectos del dibujo, pero olvidaba lo más importante: que ese dibujo iba destinado a los niños, cuya mentalidad y gustos difieren bastante de los de sus mayores. Creo que usted ha caído en el mismo error de enfoque al juzgar los guiones de Víctor Mora. ¿Ha pensado alguna vez por qué razón un niño escucha embelesado un cuento que ha oído miles de veces anteriormente? Si es capaz de comprenderlo, entenderá mejor esas reiteraciones que tanto menosprecia en los guiones de Mora. Porque esos guiones, igual que mi dibujo, estaban exclusivamente realizados para un público infantil.
Doy mucha importancia al peso del guión en el éxito de una historieta, y estoy plenamente satisfecho de los guionistas con los que he tenido la suerte de colaborar. Usted conoce a Amorós, por quien siento un gran aprecio a pesar de que como personas somos tan dispares que no coincidimos absolutamente en nada. Y creo que en el fondo de ese aprecio hay una inmensa gratitud porque con sus guiones me ayudó a remontar en uno de los periodos más difíciles de mi existencia. El rápido éxito de la serie El jinete fantasma, que me permitió ir viviendo y aprendiendo a dibujar, creo que se puede atribuir cuanto menos en un noventa por ciento a los guiones de Amorós, algo toscos si se quiere, pero maravillosamente adaptados a la mentalidad infantil. Gracias al Amorós guionista ha habido un Ambrós dibujante.
No estoy muy al corriente de la historieta actual. Pero si el tipo de héroe que se ha impuesto es Conan o Rambo, no me extraña que los guiones de Mora le parezcan ñoños o blandengues.
Espero que sabrá disculpar a este viejo desfasado, incapaz de asimilar la cultura USA. Reciba un cordial abrazo de su amigo
Miguel Ambrosio, Barcelona, 13-7-86
Hay dos ideas que me llaman la atención de esta carta escrita por un Ambrós de 73 años. La más sutil, la humildad con la que habla de su trabajo. En otra de las cartas es más claro en este aspecto. Critica el vedetismo del mundo del arte e insiste en que un buen cómic siempre es el resultado de un trabajo en equipo.
La otra idea que me interesa la he resaltado con negritas: la ficción pensada para los niños. Lo rentable en términos económicos es hacer un material que abarque todos los rangos de edad posibles, que entretenga a los niños, los adolescentes y los adultos. Los críticos también prefieren que un adulto pueda ver una película para niños: que Batman se enfrente con pingüinos está mal, pero que se enfrente con un payaso nihilista, bien; que Wall-e empiece como una película muda está bien, pero que luego aparezcan otros robots pequeños y juguetones está mal; los guiones del Doctor Who de Moffat, lleno de monólogos y anticlimax, están bien, pero los del resto de guionistas, más directos e infantiles, mal.
Muchos adultos quieren consumir ficción infantil como si les perteneciese a ellos, y así arruinan toda la diversión. Antes que fijarse en si una película, un libro o un cómic le gusta, el adulto debería pensar realmente: «¿Soy el público de esta historia? ¿Tengo que analizarla con ojos de adulto?»
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