Hoy voy a hablaros sobre los personajes que protagonizan las historietas. Supongamos que tenemos que crear un nuevo tipo para una serie de historietas; lo primero es pensar en qué clase de carácter le vamos a dar a nuestro primer actor: ¿será avaro, manirroto, alegre, triste, gordo o flaco?
Si nos decidimos por el de buena persona, inocentón y amigo de ayudar al prójimo (como Gordito Relleno, por ejemplo), llega el momento de abocetar sus características físicas. Será forzosamente gordo, de cara redonda y sin malicia y aspecto un poco ridículo, características que estarán completamente de acuerdo con la personalidad que queremos darle. De todas formas, lo más seguro es que el nuevo tipo no tendrá una personalidad bien acusada hasta después de dibujado y hacerle hablar docenas de veces en diversas aventuras y, entonces, cuando es conocido a la perfección como dibujo y como carácter, queda definitivamente encajado en el tipo de historietas a que estaba destinado. Así si os fijáis en las primeras historietas de Gordito Relleno, don Pío, Calixto, don Berrinche, etc., veréis que dichos personajes eran entonces bastante diferentes de como los dibujo hoy.
En fin, que cuando se trata de crear un nuevo tipo, el dibujante va tanteando durante una temporada, un poco desorientado, hasta que las mismas aventuras del personaje y las cosas que se le hacen decir, le van moldeando hasta acabar de perfilarle por completo. Y nada más por hoy, amiguitos. Hasta la próxima.
(Pulgarcito nº 1127, 12/12/1952, José Peñarroya)
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