Hemos dedicado anteriores lecciones a la forma de dibujar, a repartir los fondos, a los primeros planos y panorámicas, a la rotulación, a la forma de distribuir la historieta, a la creación de tipos, etc., etc. Hoy os hablaré sobre los blancos y los negros de las viñetas. Cuando digo blancos y negros de las viñetas no me refiero, naturalmente, a tipos blancos y a negros africanos, sino a repartir los espacios dibujados en negro y blanco para que la historieta presente un conjunto armónico.
Muchas veces al ojear una revista de historietas os habréis dado cuenta de que en algunas páginas los dibujos y bocadillos dan la impresión de estar amontonados y que unos y otros se mezclan. En muchos casos, esto es debido a que no tienen espacios negros, o bien son escasos y, desde luego, insuficientes. Si comparáis aquella página —digamos en blanco— con otra en la que los negros estén repartidos con más abundancia, os daréis cuenta en el acto de que aún en el caso de que los dibujos sean de una calidad parecida, la página de los negros queda mucho más decorativa y de más calidad.
Para lograr esto es muy conveniente dibujar algún personaje de la historieta que lleve la americana, el abrigo o los pantalones negros, y ya veréis cómo las viñetas ganan mucho en calidad. Tened también presente que cuando os hablo de negros no es necesario que sean negros compactos; hay mil maneras de dar cuerpo a los dibujos: pueden ser espigas (figura 1), cuadradillos (figura 2), líneas rotas (figura 3), etc., etc.
Y por hoy nada más, amiguitos. Hasta la semana próxima.
(Pulgarcito nº 1128, 19/12/1952, José Peñarroya)
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