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lunes, 5 de marzo de 2012

La tumba de Drácula: ¿Los cómics satánicos de Marvel?

Teniendo en cuenta que se trata de una colección que debía pasar una censura previa se puede decir que en esta colección Marv Wolfman mostró sin concesiones el punto de vista de Drácula sobre la vida... y sobre la religión, que es uno de los temas fundamentales de la novela de Bram Stoker y de estos mismos cómics. La Tumba de Drácula juega principalmente con la religión cristiana, a veces (muy pocas en realidad) mostrando sus flaquezas y en otras ocasiones al enseñar las irreverentes opiniones de Drácula sobre la cruz y otros símbolos. Que el protagonista sea un villano anti-religiones efectivamente fue algo que escoció a algunos seguidores, como a Chris Smith en el correo de los lectores del TOD #37:

“Tengo una queja; cada vez que Drácula ve un crucifijo o una Estrella de David, o lo que sea, se refiere a ellos como “malditos”. No creo que sea necesario, ni que sea bien recibido por mucha gente. ¡¡Estos objetos NO SON, repito, NO SON malditos!! Son símbolos sagrados que merecen respeto y hacer que el Conde Drácula, o cualquier vampiro, los llame malditos es una blasfemia. Quizá podríais hacerle gruñir cuando los vea. ¡No se ponen a hablar cuando ven un crucifijo, están agonizando! ¡Les duele cuando les pones un crucifijo en la cara!”

Tomb of Dracula #14

La respuesta de Marv Wolfman sería la siguiente:

“Creemos que no has entendido las constantes referencias a la cruz como ‘¡maldita!’. Ésta es la opinión de Drácula, no la nuestra, y como Drácula es todo aquello a lo que la religión se opone, y por tanto maldito desde un punto de vista religioso, naturalmente encuentra los símbolos religiosos como malditos para él. Todo consiste en recordar quién dice qué y el contexto en el que se hace la frase”.

La serie se mueve en un terreno resbaladizo, con un villano protagonista que lógicamente ensalza el mal. Por eso no es extraño que en el TOD#25 un predicador satanista de California, L. Dale Seago, escribiese una extensa carta para adular a Wolfman por su retrato del vampiro:

“(…) El nuevo vampiro es más que humano, completamente autorrealizado y seguro de sí mismo, posee poderes más allá de la comprensión de los mortales entre los cuáles toma su deporte y su placer. Desdeña los tabúes sociales y conceptos normales de moralidad. Un pragmatista absoluto, consciente y deliberadamente manipula y utiliza a personas demasiado estúpidas o débiles para destruirlas. Desafía la última amenaza 'de Dios' al continuar viviendo a pesar de su muerte 'natural'. Además el vampiro es un gentleman, un aristócrata y un erudito: es, de hecho, un satanista.

Casi todas las características del verdadero satanismo están caricaturizadas en el popular concepto del vampiro. Drácula está en gran parte bien representado en La Tumba de Drácula. Se reconoce a sí mismo como lo que es, utiliza este reconocimiento y sus poderes consiguientes para favorecer sus objetivos y se regodea en ello. La historia de Wolfman en el número #14 es una magnífica representación de la filosofía y actitud satánicas en forma de cómic, especialmente las páginas 14-19. Drácula se proclama a sí mismo como dios en su propio derecho, como hace el satanista. Resucitado como consecuencia del autoengaño del evangelista de forzar la realidad a sus creencias religiosas, Drácula destruye el símbolo de la superstición de Josiah Dawn [es decir, un crucifijo] y, en el proceso, al propio Dawn… algo que tiene su paralelismo en la vida real cuando alguien pierde la fe en una creencia o idea que antes sustentaban su coraje. 'La fuerza', declara Drácula, 'sea entre vivos o no muertos, sólo radica en nosotros mismos'.

Gracias a Stan Lee por una publicación verdaderamente satánica.”


No hay que perder de vista que se trata de un líder de un culto que está dándole importancia religiosa a un cómic de 25 centavos mal impreso. Wolfman no hizo ningún comentario al respecto, lo que enfureció a otro lector, Peter Hardy, del TOD#29:

“(…) Creo que la presentasteis [aquella carta] para mostrar a los lectores una correspondencia diferente e interesante y para indicar vuestra tolerancia a otros puntos de vista. Sin embargo, creo que tengo que protestar a lo que veo como una ausencia de opinión por vuestra parte.

Me parece evidente que no es necesario ser un cristiano ortodoxo para reconocer la dañina naturaleza inherente de cualquier adoración a Satán, ya sea literal o en sentido meramente filosófico. No veo por qué una persona cuerda puede admirar un personaje que, en palabras del Sr. Seago: ‘Desdeña los tabúes sociales y conceptos normales de moralidad… consciente y deliberadamente manipula y utiliza a personas demasiado estúpidas o débiles para destruirlas’.

Al publicar la carta que alababa vuestra revista sin ni siquiera una réplica como ‘las opiniones expresadas en esta carta no necesariamente las de…’ estáis expresando con vuestro silencio vuestra aceptación y aprobación a las creencias del Sr. Seago… en mi opinión, una acción muy irresponsable. Sé que es un cliché, pero hay muchos chicos impresionables leyendo vuestra revista. (…)”



La respuesta de Wolfman fue inmediata:

“Peter, al publicar la carta de L. Dale Seago no estamos intentando decir que creemos en sus conceptos sino que sólo estábamos publicando la carta de otro fan. No preguntamos ni nos preocupa si un lector es cristiano, judío, satanista o lo que sea. No comentamos su carta porque no vamos a hacer más comentarios sobre su religión que sobre la de cualquier otro.

Del mismo modo, no íbamos a refutarle. Él simplemente estaba elogiando a Drácula por ser honesto con sus conceptos. El hecho de que él crea en muchos de los preceptos en los que Drácula cree no es realmente tan especial como que sea el primer satanista que se ha tomado la molestia de decir que nuestra caracterización de Drácula es correcta para aquellos que adoran a una figura satánica. Nosotros, que no somos satanistas, estamos orgullosos de decir que hemos captado acertadamente las creencias satanistas.”

Seguramente habría más movimiento entre las cartas de los lectores para hacer mención a Dale Seago, pero sólo se publicó otra carta, en el TOD#56, en la que se le mencionaba para responderle con un “quiero agradeceros a todos los involucrados, especialmente a ti, Marv, por un magnífico relato cristiano”. En este número se incluían de hecho los comentarios al TOD#52, la primera aparición de Janus, cuando todavía su identidad era un misterio. Entre esas cartas hubo muchas críticas negativas porque los lectores creyeron que el violento superhéroe era el mismísimo Jesucristo y consideraban que esa representación era ofensiva para sus creencias.

A pesar de estas alusiones de “maldto”, etc., no hay motivos para considerar esta colección como propaganda de Lucifer y sus acólitos. Sin embargo, he podido leer que algunos satanistas comentan que la etapa en la que Drácula se convierte en el líder de un culto pudo haber sido una primera toma de contacto con estas sectas para muchos adolescentes. No sé cuánto influiría realmente, pero ahí queda la mención.

Drácula siente una "fuerza" que le impide dañar la imagen de Jesús. Tomb of Dracula #45.

Por último, poco antes de la cancelación de la colección, en el TOD#69, se dejó caer la última carta religiosa exaltada que atacaba a Wolfman, de parte de Brian Buniak:

“Queridos señores:
Tengo muchos problemas con la forma de escribir de Wolfman en La Tumba de Drácula desde el #7. Su representación de sacerdotes, pastores, cristianos y de Cristo siempre me dan la impresión de que Marv tiene una venganza personal contra la Iglesia Cristiana. No he sido tímido a la hora de informar a Marvel de que el Sr. Wolfman estaba abusando del privilegio de ser escritor y editor al mismo tiempo aunque, desgraciadamente, ninguna de mis cartas ha sido impresa.

Sin embargo, ya que llamé al orden a Marv cuando traspasaba los límites del buen gusto creo que es justo apoyarle cuando toca una nota agradable.

Gracias por la cuarta página del TOD#66. Esa escena y la forma en la que retrata a Cristo fue algo que hacía mucho que era necesario y ha sido muy apreciado.”

A lo que se le respondió así:

“Marv dice que lo siente si piensas que él ha llevado mal el cristianismo, pero dice que nunca ha sido su intención. De hecho, los sacerdotes, estudiantes de seminarios y cristianos que nos han escrito siempre nos han elogiado. Debes de haber confundido los comentarios de Drácula contra el cristianismo como si fuesen de Marv. Nada más lejos de la verdad. De hecho, ya que Drácula es representado como un demonio, un vampiro creado por el Infierno, y el hecho de que uno de sus miedos es el crucifijo, hemos mostrado que el cristianismo es más fuerte que su maldad, o cualquier mal. Que Drácula proteste contra la religión es una muestra de su fuerza, no de su debilidad.”




Fuentes

Back Issue #6, 2004 (TwoMorrows Publishing)
http://www.panelology.info/TombOfDracula.html
http://www.twomorrows.com/comicbookartist/articles/13thomas.html
http://www.marvwolfman.com/marv/frontpage.html
http://twomorrows.com/comicbookartist/articles/13colan.html
http://classic-horror.com/newsreel/gene_colan_interview
http://www.tcj.com/gene-colan-1926-2011-%E2%80%9Cfor-me-it%E2%80%99s-a-ride-that-didn%E2%80%99t-enter-my-mind-would-ever-happen-%E2%80%9D/
http://www.comicbookresources.com/?page=article&id=153
http://www.comicmonsters.com/features-6-Gene_Colan_interview.html
http://www.adelaidecomicsandbooks.com/colan.html
http://www.titanstower.com/source/libearly/tt20.html
http://www.icv2.com/articles/news/9661.html
http://marvel.toonzone.net/spideytas/interviews/semper10/
http://archives.tcj.com/3_online/n_wolfmanloses.html
http://www.planetslade.com/superheroes1.html

lunes, 27 de febrero de 2012

La tumba de Drácula: El anime de Drácula y Wolfman a juicio por Blade

La saga desarollada por Marv Wolfman y Gene Colan fue adaptada parcialmente en una película producida para televisión en 1980 por la compañía japonesa Toei (Dragon Ball, Los caballeos del Zodiaco, Sailor Moon…) dentro de un contrato de licencia con Marvel que permitió a cada empresa hacer lo que creyese conveniente con los personajes de la contraria. Dentro de este ambiente Toei produjo también el Spiderman japonés, o Supaidaman, y Battle Fever J como una “versión” del Capitán América.


El Spiderman japonés y la Tumba de Drácula, la misma época

La cinta fue estrenada en EEUU unos años depués, en 1983, con el título Sovereign of the Damned (El Señor de los Condenados) y en España en 1984, aunque no recibió precisamente buenas críticas. La trama adapta con bastante libertad el último tramo de la colección, Tomb of Dracula #45-70, de manera muy apresurada, a veces ingenuamente y en otras de forma casi surrealista (no faltan los expertos en artes marciales, por ejemplo). Un detalle que molestó fue que los nombres de los personajes estuviesen cambiados: Quincy por Hans, el perro Santo por Elijah, etc. Lo que más me llama la atención es que esta adaptación escapase de la censura original de los cómics mostrando sangre e insinuando desnudos sin ningún tipo de complejo, lo cual seguramente afectó a su distribución en Norteamérica. A pesar de sus errores globales, que no son pocos, la película consigue sus escasos mejores momentos cuando imita el dibujo de Colan y se sigue al pie de la letra el relato original.

Una de las escenas más ridículas

De todos modos me imagino que en Marvel no se ofenderían mucho por la adaptación porque Toei sería la empresa encargada de animar el capítulo piloto de Pryde of the X-men de 1989.

Mencionamos en un post anterior que en 1998 Blade fue trasladado al cine de la mano de la productora New Line Cinema. La película estaba dirigida por el difícilmente reivindicable Stephen Norrington sobre el guión de David S. Goyer y en general tuvo una acogida más que aceptable: Blade no sólo consiguió 70 millones de dólares en EEUU sino otros 130 a nivel mundial. En esta cinta Wesley Snipes interpretaría el papel más recordado de su carrera junto a Kris Kristofferson como Whistler, Stephen Dorff como Deacon Frost y el cameo de la ex-actriz porno Traci Lords.


Lo cierto es que el personaje era bastante diferente del que conocían los lectores hasta ese momento. De pronto se trataba de una persona taciturna y con dificultades para relacionarse que contaba con la ayuda de un maestro llamado Whistler. Perdió su nacionalidad británica, su reciente estética rockera/metalera se llevó al extremo y se le añadió la necesidad de tomar un suero para saciar una sed de sangre creada para la ocasión. Por primera vez se le conocía además con el seudónimo de “el que ha visto el Sol” (“daywalker” en la versión original), ya que ahora se trataba de un medio-vampiro. Sus estacas de madera tampoco debieron de convencer por lo que fueron sustituidas por otras de plata y una katana.

Realmente la primera aparición de esta versión heavy del cazavampiros tuvo lugar 3 años antes en la serie de animación Spider-man: The Animated Series. Su presencia se debía a que estaba persiguiendo a un estudiante universitario, Michael Morbius, transformado genéticamente en un chupasangre al que Spiderman y el Castigador también trataban de capturar. Un detalle curioso es que en aquella ocasión Whistler fue doblado por el actor Malcom McDowel, el protagonista de La naranja mecánica.

Blade, Whistler y Spiderman en los dibujos animados de 1995

¿Quién se inventó a Whistler y a esta versión de Blade? John Semper (productor ejecutivo y principal guionista de esta serie animada) los reivindica como obra suya: “No se estaba produciendo ninguna película de Blade en aquel momento". "No podría haber habido una película de Blade si yo no lo hubiese utilizado en la serie y hubiese llamado eficazmente la atención de Avi [Arad]”. Por su parte, David S. Goyer defiende que el Blade que se vio en la serie de dibujos se basaba en su guión y que fue él el que creó a Whistler. Personalmente me inclino más por la versión de Goyer, su personalidad me encaja mejor con esta reinterpretación.

Por otra parte, tanto Marv Wolfman como Gene Colan recibieron únicamente crédito en la película como creadores del personaje pero ninguna recompensa económica (hay casos peores, como el de Gerry Conway, totalmente ignorado en las tres adaptaciones de Punisher). Wolfman denunció a Marvel, a New Line y a la juguetera Toy Biz pidiendo 35 millones de dólares en compensación por la apropiación de los derechos de autor de Blade, Deacon Frost y otros personajes más, pero el juicio fue retrasado varias veces hasta el año 2000 debido a que Marvel se encontraba todavía en bancarrota bajo la protección del Capítulo 11. El guionista reclamaba que había creado a este cazavampiros antes de entrar en Marvel (como ya hemos comentado) y que en ningún momento había firmado ningún contrato de cesión de su propiedad. Jim Shooter, al que recordamos por su enfrentamiento con Wolfman, testificó en contra del creador de Bullseye y la Gata Negra recordando que en todos los cheques de la editorial para freelancers se incluía el siguiente texto: “Todos los trabajos del beneficiario son y deben ser considerados trabajos realizados por encargo, propiedad de Marvel Entertainment Group Incorporated”.

Según el veredicto final del juez, el uso que Marvel había hecho de estos personajes había sido suficientemente diferente de la concepción inicial del guionista como para protegerlos de su reclamación, y por tanto no se trataba de una situación similar a la de Siegel y Shuster con la creación de Superman. En palabras del juez Roderick McKelvie, “la corte mantiene que los personajes que Wolfman creó mientras estaba empleado en Marvel fueron realizados a instancias y a cuenta de Marvel y son, por tanto, trabajos hechos por encargo”. Por cierto que, desde que terminó el juicio y según ha comentado este guionista, en Marvel tienen prohibido darle cualquier tipo de trabajo.



Otros ejemplos de guionistas que intentaron recuperar o cobrar derechos de autor
por su trabajo mediante un juicio y fracasaron son Steve Gerber por Howard el Pato
en 1981, los herederos de Jack Kirby por los personajes de éste (Capitán América, Thor,
X-men, Vengadores, etc.) en 2010 y Gary Friedrich por el Motorista Fantasma 2011

Más allá del juicio y volviendo a la película, el éxito económico de ésta animaría a Marvel a seguir cediendo más licencias para el cine que al poco tiempo conseguirían sacar a la empresa de la quiebra. La primera de estas cintas sería la mucho más que correcta X-men (2000) de Bryan Singer, a la que le seguirían Spiderman (2002), Hulk, Daredevil (2003), etc.

Por otro lado, Marvel decidió aprovechar la popularidad televisiva y cinematográfica del semivampiro-cazavampiros para publicar nuevos cómics. Al mismo tiempo que su aparición en los dibujos animados de Spiderman se inauguró la colección Blade: The Vampire Hunter, cancelada a los 10 números, mientras que con la película se sucedieron una colección de diferentes miniseries. De los cómics de esta etapa destacó especialmente el Peter Parker: Spider-Man #8 (1999), en el que Morbius convirtió finalmente a Blade en el medio-vampiro popularizado por el cine.

Una de las portadas del Blade de 1995

Con el juicio por los derechos de Blade resuelto la secuela de la primera película no se hizo esperar. De nuevo el guión sería responsabilidad de Goyer, mientras que la dirección recaería en el imaginativo Guillermo del Toro. A pesar de eso a Blade II (2002) le encuentro los mismos defectos y virtudes que a la primera entrega.

Un caso totalmente aparte es Blade III: Trinity (2004), escrita y dirigida esta vez por David S. Goyer en solitario. A los acostumbrados Wesley Snipes y Kris Kristofferson se les unió Jessica Biel como Abigail Whistler, Ryan Reynolds como Hannibal King y Dominic Purcell como Drácula, además de la aparición del luchador de wrestling Triple H como vampiro brutote. Esta vez la adaptación de los cómics de Tomb of Dracula iba a ser más evidente (de hecho se puede ver la portada del TOD#55 en una escena) con la aparición de Hannibal King y Rachel Van Helsing. Sin embargo, el estreno de la película Van Helsing (Stephen Sommers, 2004) motivó a Goyer a cambiar a Rachel por la hija del mentor de Blade. La idea de que los vampiros cultivasen humanos recuerda a otro cómic de Wolfman y Colan, The Curse of Dracula, publicado en Dark Horse y ya mencionado en algún post anterior. El resultado final de la cinta es muy olvidable.


Por último, se ha producido también una serie de televisión en 2006 con actores reales (Sticky Fingaz en el papel de Blade), cancelada a los doce capítulos, y una serie de animación recién estrenada el 13 de enero de 2012.



Concluye en: ¿Los cómics satánicos de Marvel?

lunes, 20 de febrero de 2012

La tumba de Dracula: Mutantes, magia, los años 90, censura y castillos en la Luna

Con la cancelación del magazine casi podríamos dar por terminadas las historias de Dracula y sus secundarios. Bill Mantlo recuperó a Harold H Harold en el magazine de Howard el Pato (Howard the Duck Magazine #5, 1980) para convertirlo en vampiro, algo que Wolfman consideró una broma a su costa. J.M. DeMatteis utilizaría a Drácula muy brevemente como villano en el Defenders #95 (1981) en una historia con poco sentido que sería corregida por Roger Stern. De una manera más inteligente, Chris Claremont se serviría del personaje en los números X-men #159 y X-men Annual #6 (ambos de 1982) en los que, sin embargo, este vampiro asesinaría de una manera demasiado sencilla a Rachel Van Helsing, lo que a muchos lectores les (nos) pareció un error imperdonable. Por otro lado, recuperó la formula Montesi presentada en la colección Dracula Lives! que tendría su importancia en historias futuras.

El conde con su nueva barba a punto de darse un festín con Tormenta

Un homenaje a Tomb of Dracula en el Captain
América #254, de Roger Stern y John Byrne, 1981

Al contrario que los anteriores guionistas, Roger Stern sabría utilizar sin errores al reparto de TOD (Dracula, Blade, Hannibal King y Frank Drake) en una épica trama para la colección del Doctor Extraño (Doctor Strange #58-62, 1985) que culminó con la muerte oficial de todos los vampiros del universo Marvel. Esta saga tuvo un cruce con los Thor #332-333, pero no son números precisamente reivindicables excepto por la curiosidad de ver a Vince Colleta destrozando de nuevo la imagen de Drácula. El conocimiento enciclopédico de Stern del universo Marvel ayudó nuevamente a hilar diversas tramas sueltas, a corregir errores de continuidad y al mismo tiempo presentar una de las historias más emocionantes de la historia de Marvel.

Una portada tremenda para un enfrentamiento definitivo

En 1991, con Jim Shooter bien lejos de la dirección de Marvel, Wolfman y Colan se decidirían a continuar la trama de la Tumba de Drácula en una mini-serie de cuatro prestigios bajo el sello independiente Epic. Tomando como punto de partida la mala decisión de olvidar las historias del magazine en blanco y negro, Drácula volvería a caminar entre los vivos desde aquella pelea con Quincy Harker ayudado esta vez por Gregor Smirnoff, un profesor de universidad que quiere conseguir la inmortalidad. Frank Drake (casado con Marlene McKenna después de dejar a Rachel van Helsing) y un Blade de estética rockera se unirán para intentar devolverle a la tumba, tras lo cual este último acabará internado en un psiquiátrico por perder completamente la cabeza.


Los nuevos Blade y Drácula de estética noventera

¿Qué tal es el cómic? Muy raro. Fue una lástima que Tom Palmer fuese sustituido por Al Williamson como entintador, pero se puede llegar a disculpar ya que tanto en el argumento como en el dibujo esta miniserie se alejaba demasiado de la colección original. El sexo, la violencia, la estética (Drácula con coleta y mallas ajustadas, sus transformaciones...), el comportamiento de los personajes (especialmente Blade), etc. se habían extremado tanto que parecía una caricatura de la Tumba de Drácula original. En cierto modo es comprensible que Wolfman haya comentado en alguna ocasión que no quedó satisfecho con el resultado.

Al mismo tiempo, los dos autores principales de Tomb of Dracula junto a, esta vez sí, Tom Palmer se encargarían de una historia de cuatro páginas para la revista Goofy Adventures #17, Tomb of Goofula, un homenaje a su propio trabajo de los 70.


Con el éxito de la película de Drácula dirigida por Coppola (1992) Marvel aprovechó para reeditar algunos de los números de TOD. En 1998, a rebufo de la primera película de Blade, se editó la miniserie Dracula: Lord of the Undead, escrita por Gleen Greenberg y con el dibujo de Pat Oliffe y Tom Palmer, en la que recuperaba al personaje principal. Por su parte Wolfman y Colan reinterpretarían a Dracula en una interesante miniserie de tres números (o serie regular cancelada, ejém) para Dark Horse, The Curse of Dracula, en la que los lápices de Colan fueron coloreados directamente sin entintar.

Pat Oliffe mimetizando a Gene Colan

El nuevo y juvenil Drácula de Wolfman y Colan

La colección original ha sido reeditada en EEUU en los formatos Essential (2003-2005, cuatro tomos gruesos en blanco y negro con tapa blanda) y Omnibus (2008-2010, tres tomos con color restaurado y tapa dura). Lo más interesante de estas ediciones, y es por lo que lo comento, es que las páginas de los magazines han sido retocadas para suavizar el sexo pero curiosamente no el exceso de violencia. Aunque de este modo estas historias se han podido distribuir sin un sello de “recomendado a lectores adultos” (¿?) el conservadurismo de los editores no ha podido ser más criticado por el fandom.

Edición original y retocada: tetas no, gore sí.
Por no mencionar las splash-pages de empalamientos...

En 2006 Diamond Select Toys puso a la venta una colección
limitada de 1000 copias de esta figura esculpida por Jean St.
Jean. Mide unos 25 cm y costaba originalmente 250 dólares.

Otra necesaria mención nos lleva a 2009, a los números 9 a 15 de Captain Britania and the MI:13, en los que el guionista Paul Cornell recuperó bastante bien a Drácula, con un guiño a Gene Colan incluido, y al británico Blade en una trama apocalíptica. Aquí un Drácula más racista que nunca y que vive literalmente en la Luna planeaba invadir y gobernar el Reino Unido con un ejército de vampiros.

Su presencia luce más a la luz de la Tierra

Se podrían citar muchas más apariciones o curiosidades, pero terminemos con un final feliz: la adaptación del libro de Stoker realizada por Thomas y Giordano que quedó inconclusa con las cancelaciones de los magazines de 1975 fue finalmente editada completa en 4 grapas y recopilada en tomo en 2010.

Una de las portada del tomo recopilatorio

Contnúa en: El anime de Drácula y Wolfman a juicio por Blade

lunes, 13 de febrero de 2012

La tumba de Dracula: Larga no-vida y prosperidad

Ya que Gene Colan se encontraba de nuevo con ánimos de dibujar al señor de los vampiros los editores decidieron abrir una colección en blanco y negro en la que se narrasen nuevas aventuras de este personaje, Tomb of Dracula Magazine. Se trataría del mismo Drácula, pero sin secundarios regulares y con cierta libertad para mostrar violencia, sangre y sexo. No habría que esperar mucho tiempo para leer el primer número ya que a los dos meses de haber concluido la anterior colección se ponía a la venta la nueva.

Un pin-up de presentación del primer número

En esta serie Drácula sería devuelto a la vida por una misteriosa mujer, Ebbers, que planeaba resucitar también a su marido utilizando a este vampiro y una extraña piedra mágica. Al mismo tiempo, la subtrama presentaba a Sandy Sommers, una mujer de baja autoestima que se sentía culpable por no poder resistir el poder hipnótico de Drácula. El segundo número, con una historia de 36 páginas dibujadas por Steve Ditko, se convirtió en una tremenda decepción para los lectores… y seguramente también para Wolfman. Aunque el guionista se esforzase en crear una historia a la medida del dibujante, combinando el horror y el surrealismo de los cómics por los que destacó Ditko en Charlton y en Marvel respectivamente, el dibujante simplemente abocetó apresuradamente una historieta de estética ingenua y agradable. La filosofía del dibujante en aquella época consistía en no venderse al mainstream y esforzarse sólo en sus "obras de autor", lo que realmente le perjudicaba más a él mismo que a los demás. El tercer número combinaría guiños al TOD#17 (con cameos de Rachel Van Helsing y Frank Drake) y a El exorcista, adaptación dirigida por William Friedkin en 1973.

Una ilustración del sexto número

Todo habría ido bastante bien si no hubiese sido porque en el primer número un alto cargo (seguramente Jim Shooter) decidió sustituir al entintador regular Tom Palmer por Bob McLeod. Los motivos de esta decisión no eran precisamente artísticos, sino políticos. Con el ascenso de Shooter a editor en jefe se dio punto y final a los años en los que cada guionista era editor de su propia colección, ahora ese segundo puesto lo ocuparía otra persona. Cambiar al entintador era la forma de poner en su sitio a Marv Wolfman, de recordarle quién mandaba realmente ahí.

Al guionista no le costó captar el mensaje y dejó la editorial poco después. Antes de eso, sin embargo, le dio tiempo para escribir un breve cameo de Drácula en los cómics de los hombres de James T. Kirk en el Star Trek #4 de Marvel, dibujado por Dave Cockrum y Klaus Janson. El último número de Wolfman sería el TOD Magazine #3 (1980), tras el que sería sustituido principalmente por Roger McKenzie. Jim Shooter se encargaría de escribir el último número (el #6) de esta colección, debido al cual acabo discutiendo con Gene Colan sobre narrativa y dibujo. No era el primer desencuentro entre ambos pero sí sería el último, el que le motivó al ilustrador a macharse a DC junto a Wolfman y no volver hasta nueve años después.

"Así que he sido resucitado en una nave estelar, ¿no? ¡Muy bien!"

“No era sólo yo”, explicó Jim Shooter. “A los guionistas con los que trabajaba, con la excepción de Marv Wolfman en Tomb of Dracula, les sacaba de sus casillas y venían a mí a quejarse de que ellos habían escrito un argumento pero Colan lo había ignorado, había dibujado grandes viñetas en las primeras páginas y 16 en la última. Intenté hablar con él y alguna vez le pedí que volviese a dibujar cosas. Porque él era Gene Colan y le pagaría por volver a dibujar cosas”. La opinión del dibujante, por su parte, era que Shooter le hacía la vida imposibe: “Me acosaba. No podía soportarlo. Me daba miedo, lo hacía. Me afectaba tanto que no podía vivir”.

Sin embargo, en DC valoraron y mucho los méritos de Wolfman y Colan en estas series. Por ejemplo, juntos crearon Night Force, una nueva colección que continuó el tipo de historias terroríficas por las que eran conocidos en Marvel. Colan estaba encasillado como dibujante de historias oscuras, por lo que se le encargaría dibujar a Batman junto al guionista Gerry Conway, aunque por otro lado en equipo con Roy Thomas se dedicaría a recrear a Wonder Woman con el nuevo traje de la W en el pecho. Wolfman por su parte crearía New Teen Titans junto a George Pérez, una de las colecciones de superhéroes más importantes de la historia.

En el último número Drácula amenazó con un "¡Volveré!". Y así fue.

Continúa en: Mutantes, magia, los años 90, censura y castillos en la Luna

lunes, 6 de febrero de 2012

La tumba de Dracula: Gene Colan abandona la Tumba… varias veces

En 1977 Gene Colan se encontraba cansado de dibujar Tomb of Dracula desde hacía cinco años, además de que estaba también ocupado con la colección regular y la tira de prensa de Howard el Pato y pronto lo estaría con una colección planeada para Solomon Kane (que al final no sería editada). El TOD#57 debería haber sido su último número, mientras que el TOD#58 protagonizado por Blade realmente era un fill-in pensado para Marvel Spotlight. A los seis meses Colan se arrepintió de su decisión, quiso seguir donde lo había dejado, y como afortunadamente la colección se preparaba con una antelación de medio año los lectores no se acabaron enterando de esta ausencia.

Drácula y el ángel caído, frente a frente de nuevo

Wolfman y los editores decidieron por tanto acomodar la colección a los gustos de Colan y la pasaron a bimestral a partir del número TOD#60. Esta periodicidad es característica de las colecciones que tienen malas ventas, aunque no era precisamente el caso de Tomb of Dracula. Desgraciadamente, volvieron a bajar por culpa de esta idea.

La cancelación se veía venir desde el número TOD#68, que tardó tres meses en ponerse a la venta. Ésta se anunció efectivamente al mes siguiente para cuando se publicase el número TOD#72, aunque al final las tramas se acabarían cerrando realmente en el número TOD#70, de doble extensión y que tardaría 4 meses más en publicarse. Por errores informáticos la colección había sido cancelada antes de tiempo y hubo que resumir las tres entregas originales en un único número, eliminando páginas y modificando los textos, aunque afortunadamente no se nota nada de este extraño apaño de última hora.


Boceto a lápiz de Dave Cockrum y dibujo final de Gene Colan para la portada del TOD#65

¿Y por qué se cancela Tomb of Dracula? Porque una vez más Colan quiere dejar de dibujar vampiros y monstruos de terror. La diferencia es que esta vez Wolfman tiene claro que sin su compañero no tiene sentido mantener la serie en el mercado, por lo que le pide que aguante unos pocos números más para poder dar una conclusión satisfactoria a estas historias… y vaya si se la da.

En el TOD#67 Wolfman y Colan hacen un guiño a The Passion of Dracula, una
obra de teatro interpretada en 1978 en el teatro Cherry Lane. Ésta fue co-escrita
precisamente por un compañero de la editorial Marvel, Bob Hall.

La trama comienza en el TOD#64 (1978) cuando tras una pelea entre Drácula y Janus Satán decide arrebatarle todos los poderes al rey de los vampiros por haber olvidado sus obligaciones demoníacas. Condenado a vivir entre los humanos como un mortal más, Drácula hará todo lo que esté en su mano para recuperar tanto su condición vampírica como su trono de Señor de los No Muertos, algo no tan sencillo como pueda parecer ya que ninguno de ellos quiere volver a tenerle como amo (especialmente su propia hija, Lilith). Después de superar todas estas duras pruebas y en medio de una furiosa tormenta, Quincy Harker luchará contra él a muerte en lo alto del castillo de Drácula. Fin.

Sin embargo, el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra: por segunda vez, Gene Colan volverá a arrepentirse de dejar de ilustrar esta colección.

Drácula es destrozado y humillado antes de recuperar su poder

Continúa en: Larga no-vida y prosperidad

lunes, 30 de enero de 2012

La tumba de Dracula: El hijo de Drácula es un superhéroe

Con el Tomb of Dracula #45 (1976) comienza el tramo que considero más apasionante de la colección. Drácula se hace pasar por el mismísimo Diablo ante el culto satánico liderado por Anton Lupenski, que le ofrece a Domini como esposa. Como consecuencia de este matrimonio nace un bebé que, mediante un concurso que comienza en el TOD#50, iba a ser bautizado con el nombre que decidiesen los lectores. Lo cierto es que ninguno de las propuestas convenció a Wolfman (algunas de éstas son Delphi, Melvin, Furd, Harry, Jesús, Adam, Judas, Marvin, Mihnea, Mars, Nicholas, Abraham, Caesar, Adrian, Viktor, Adana, Vladon, Tyrone, “el hombre de Vlad”…), pero finalmente aceptó a Paul Kriksciun como ganador por el nombre “Gideon”, que recaería en el protagonista del TOD#57. En esta secta diabólica surgirán intrigas y luchas de poder entre Drácula y Lupenski para conservar el liderazgo del grupo, una situación que acabará teniendo inevitables consecuencias dramáticas.

El ganador del concurso recibió este dibujo como premio

El TOD#50, por cierto, es uno de los cómics de Drácula más extravagantes. No importó que desde el primer número la mayoría de los lectores se opusiesen a que en esta serie apareciese algún superhéroe, Wolfman decidió enfrentar a Drácula contra nada menos que el cósmico Estela Plateada, heraldo de Galactus, el devorador de planetas. En cierto modo el cruce tiene sentido al ser Estela Plateada un representante puro del bien cuyo principal villano es precisamente un demonio, Mefisto. Fuese correcta o no su aparición, lo interesante es que de este modo se consiguió atraer y enganchar a un gran número de lectores que no conocían esta colección y que quedaron impresionados con su calidad.

Estela Plateada contra Drácula, nadie se lo hubiese esperado

El nacimiento de Janus, que es como acabaría llamándose el hijo de Drácula y Domini, tiene lugar en Nochebuena dentro de un establo. La obvia metáfora acaba con un trepidante número en el que este bebé es convertido por el mismísimo Dios en un superhéroe luminoso con la misión de matar a su padre. La trama deja a los lectores con el corazón en un puño al ver pasar a Drácula de la satisfacción de haber formado una familia a la desesperación y la rabia de perder un hijo. El nombre del personaje, además de tener cierto parecido con el de Jesús, es el nombre del dios romano de las dos caras, la dualidad de los opuestos. De este modo, Janus comienza como el descendiente del mal en su máximo exponente para ser transformado después en un emisario de todo lo bueno.

Drácula contra otro ser luminoso, Janus

Por otro lado, llegó por fin el inevitable encuentro entre Hannibal King y Blade, que lucharían juntos contra el vampiro que había convertido su vida en un infierno, Deacon Frost. Los personajes pasan de la inicial y previsible desconfianza mutua a una amistad inquebrantable durante la lucha contra el vampiro “del pelo blanco peinado hacia atrás y los ojos infernales”, que es capaz de clonar un ejército de duplicados malignos, doppelgangers, de la pareja perseguidora.

El cazavampiros contra el cazavampiros-vampiro.

Continúa en: Gene Colan abandona la Tumba… varias veces

lunes, 23 de enero de 2012

La tumba de Dracula: Dos escritores de novelas de vampiros le salvan la vida a Drácula

El Tomb of Dracula #36 (1975) es un número especial en muchos aspectos. Por un lado, Wolfman acababa de ascender a editor en jefe de Marvel y no perdió un segundo en hacer cambios: reforzó la presencia de Gene Colan en las portadas (cambió la logoforma y sustituyó a Gil Kane, el portadista regular), modificó el logo de la colección (de la silueta de un vampiro a la de una capa), y promocionó la serie al incluir en todas las portadas el sello “Revista de miedo Nº 1 del mundo del cómic”.

Gene Colan se encargaría de todas las portadas en adelante,
excepto de esta maravilla de Bernie Wrightson

A nivel argumental el cambio más destacado fue el traslado del Señor de los Vampiros desde Europa a los Estados Unidos: de Londres (Inglaterra), a Boston (Nueva Inglaterra). Para ambientar correctamente las historias Gene Colan decidiría hacer una visita con su mujer a la ciudad para hacer fotos de las casas y los cementerios.

Con esta mudanza se presentaron nuevos secundarios, Harold H. Harold y Aurora Rabinowitz, dos escritores de novelas de terror creados como alivio cómico para aligerar la oscuridad de estos cómics. Algunos lectores les cogieron cariño mientras que otros opinaban que su presencia marcó el inicio de la decadencia de la colección. De hecho, incluso el propio Gene Colan no se encontraba a gusto con el exagerado protagonismo que llegaban a acumular.

La preciosa Aurora

Y el tontaina de Harold

Sin embargo, si en algo destaca para mí el TOD#36 es por definir las motivaciones de Drácula en esta colección. En una reunión a puerta cerrada entre los cazavampiros y el inspector Chelm (una suerte de personaje semi-regular con su propio desarrollo a lo largo de los números) se llega a descubrir que el motivo por el que el señor de los vampiros viaja a los EEUU es porque allí se encuentra el origen de la pérdida progresiva de sus poderes. Este ser luchará por recuperarlos porque aunque haya regresado tantas veces del otro lado de la tumba lo cierto es que tiene miedo... a morir de manera definitiva. Con esta ironía Wolfman consigue explicar la personalidad de Drácula desde sus primeros números en la colección hasta los que todavía estaban por llegar.

La razón de esta disminución de los poderes de Drácula es nuevamente el Doctor Sol, que se convierte en el centro de una trama bastante alargada en la que se desarrolla una batalla campal entre los cazavampiros y unos militares hipnotizados. El tono de la colección se vuelve más superheróico para intentar esquivar una bajada de ventas que afecta a todas las colecciones de terror del mercado. Tan mal está la situación que en el TOD#38 (octubre 1975) Marv Wolfman llega a pedir explícitamente en la página del correo en una nota recuadrada que los lectores continúen comprando estos cómics y que los recomienden entre otras personas.

En ese mismo año Marvel ya había cancelado otras muchas colecciones, tanto comic-books como magazines, de esta temática, como Dracula Lives!, Vampire Tales, Monsters Unleashed! (otros cómics de Frankenstein), Tales of the Zombie, The Haunt of Horror, Masters of Terror (reediciones), Monsters on the Prowl (reediciones de los cómics de monstros de Atlas), Man-Thing, Creatures on the Loose (protagonizada por el hijo de J. Jonah Jameson, el Hombre Lobo), Supernatural Thrillers (protagonizada por la Momia) y Giant-Size Dracula. Las únicas supervivientes fueron la que nos ocupa en estos momentos junto a Werewolf by Night (que se alargaría hasta 1977) y la serie del Motorista Fantasma, que aguantó en pie hasta 1983. La situación es similar en otras editoriales, e incluso DC llega a cancelar series tan relevantes como La Cosa del Pantano (convertido en un extraño Hulk por Gerry Conway en sus últimos números) o el escalofriante serial del Espectro en Adventure Comics, de Michael Fleisher y Jim Aparo.

Blade protagoniza el Marvel Preview #3

La mala situación del género de terror perjudicó especialmente a Blade, que en esa época estaba protagonizando sus propias historias en los Vampire Tales #8-9. En el Tomb of Dracula #34 se hace referencia a que la policía le estaba persiguiendo por haber asesinado a alguien, un suceso que en ese momento permanecía inédito debido a las cancelaciones de revistas. Medio año después concluiría esta historia en el Marvel Preview #3, en el que se veía que Blade huía de la justicia porque se creía que el vampiro al que había matado era realmente un humano.

Como digo, Tomb of Dracula también flojeaba a nivel comercial por culpa del fin de esta moda. Sin embargo, a pesar de que las ventas bajaban los editores decidieron mantenerla porque tenía un núcleo de seguidores fieles, unas ventas muy estables y por ser una de las colecciones más respetadas a nivel crítico.

Uno de los momentos que demuestra por qué esta colección recibe tan buenas críticas tiene lugar en el TOD#44, en un cruce con la colección del Doctor Extraño. Por un lado, en aquel año Colan era el dibujante de las dos colecciones, algo que favoreció mucho al crosover, y por otro Wolfman resolvió el conflicto sin quitarle poder o inteligencia a ninguno de los dos personajes, sin acudir a lugares comunes o soluciones previsibles. No se trata de la clásica pelea en la que Spiderman y el Hombre de Hielo se dan de tortas por una confusión, esto es una lucha a muerte entre el bien y el mal que debe resolverse de manera satisfactoria y lógica.

Además, en la última página de ese mismo número llegó otro encuentro que los lectores llevaban esperando desde hacía meses: Blade contra Hannibal King.

El primer encuentro

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lunes, 16 de enero de 2012

La tumba de Dracula: Lucha a muerte contra el megalómano cerebro comunista

Marv Wolfman se siente por fin cómodo en una colección que es ahora muy diferente a aquellos seis números iniciales. Además de desplazar el protagonismo hacia unos personajes con mayor potencial que Frank Drake, la presencia de Drácula comienza a ser en algunas entregas un simple cameo. Los argumentos dan importancia a todos los miembros de este reparto coral (es significativo que todos los personajes de la colección protagonicen al menos una portada) a partir de números que pueden leerse de manera aparentemente independiente. Sin embargo, cada uno de los comic-books deposita pequeñas pistas que hacen avanzar unas subtramas imparables, con lo que podríamos compararlo con la narración de una novela.

Algunos ejemplos destacados de estos capítulos que parecen independientes son el Tomb of Dracula #22, en el que Wolfman muestra la versión rusa del mito vampírico, o el magnífico TOD#25 protagonizado por Hannibal King, detective privado y vampiro al mismo tiempo. Este último número es un relato de serie negra en el que King debe resolver un misterio en el que Drácula está implicado. A lo largo de sus 22 páginas se dan once pistas ocultas (algunas más obvias que otras) para descubrir la naturaleza vampírica del investigador, que poco después serían listadas en el correo de los lectores del número #28. Este cómic se convirtió inmediatamente en uno de los favoritos de los lectores e incluso llegaría a ser reeditado en el mismo formato en la década de los 90.

Hannibal King en medio de una investigación

Con Marv Wolfman la Tumba de Drácula no sólo comienza a dedicarse a desarrollar la psicología de los personajes, sino que también cumple las expectativas más comerciales de los lectores y los jefes de la editorial, que no quieren que haya lugar a dudas de que nos encontramos ante una colección Marvel. Wolfman se vió obligado a realizar crossovers con otras colecciones, aunque sabía que no todos los personajes encajarían con el tono lúgubre del Señor de los Vampiros. El primer cruce tuvo lugar en el Giant-Size Spider-man #1 (1974), en el que Drácula y Spiderman apenas se ven el uno frente al otro. El otro se produjo dentro de la propia colección de Drácula y tuvo más lógica al tratarse de un enfrentamiento con el Hombre Lobo (Tomb of Dracula #18 y Werewolf by Night #15). Tom Palmer tuvo la ocurrencia de entintar las apariciones de licántropo imitando al dibujante regular del Werewolf, Mike Plogg, pero fue algo que sin embargo no entusiasmó a los lectores.

La pelea entre los dos monstruos

Precisamente Tom Palmer se había convertido en el entintador regular de la colección desde el número 12, lo que fue una alegría tanto para los lectores como para el propio Gene Colan. Este equipo de guionista y dibujantes no cambiaría hasta el final de la colección, con lo que se convirtió en el equipo regular más longevo de la editorial Marvel.

Otros de los números más destacados de esta colección fueron los TOD #15 y #30, formados por historias breves sobre Drácula ambientadas en diferentes momentos. Con ellos Wolfman consiguió tanto homenajear la estructura clásica de los comic-book de terror como profundizar en la personalidad de este vampiro y su pasado. Leer el diario personal de Drácula es una rara ocasión de entrar en su compleja mente y estudiar su visión de la vida (o la no-muerte) y sus intentos de engañarse a sí mismo. Por otro lado, refuerza la reformulación de la colección realizada por Wolfman en el TOD#7 al mostrar a este vampiro muriendo por última vez tres años antes del primer número de Tomb of Dracula.

A partir de todos estos relatos autocontenidos Wolfman crea dos grandes tramas, una que abarca desde el TOD#9 al #21, y otra desde el #22 al #35. En la primera Drácula, acabará enfrentándose al Doctor Sol, un científico chino comunista reducido a un cerebro viviente conectado a grandes computadoras. Este homenaje a las historias de terror de los años 50 intentará dominar a Drácula porque necesita sangre para poder vivir y, como cualquiera puede imaginar, no hay nada mejor que el protagonista de esta colección para conseguirla.

El origen del Doctor Sol

Tras este encuentro el rey de los Vampiros será dado por muerto y el grupo de Harker se disolverá. Debido a que Frank Drake no se ve a sí mismo como merecedor del amor de Rachel Van Helsing, buscará valor y hombría en un viaje a Suramérica donde acabará enfrentándose a un ejército de zombis junto al Doctor Vudú (un peculiar superhéroe de la época). Por su parte, el mudo Taj viajará a su India natal para poner fin a unos asuntos familiares sin resolver. Blade protagonizará sus propias historias en solitario (en el siguiente post se comentará más sobre el tema), por lo que Quincy y Rachel se quedarán solos cuando llegue uno de los enfrentamientos más trepidantes y dramáticos entre Drácula y el cazavampiros lisiado en el TOD#32.

Si al enfrentarse al Doctor Sol Drácula había llegado a convertirse en un héroe con la siguiente trama le veremos actuar como un enamorado. El argumento parece centrarse en la Quimera, un objeto mágico de poder inimaginable con el que Drácula podría dominar el mundo, pero lo cierto es que lo que acaba seduciendo al lector es el retorcido triángulo amoroso que atrapa a Drácula, Shiela Wittier y el judío David Eschol. Su inesperada resolución, con Drácula en el papel de amante despechado, nos deja una vez más percibir la visión alterada de la vida y las costumbres humanas que tiene el señor de los no muertos.

La Quimera, formada por tres piezas de león, cabra y dragón

A estas alturas Tomb of Dracula era un éxito de ventas, con entre 200.000 y los 300.000 ejemplares al mes. No sólo se utilizó al personaje en un crossover para intentar animar las ventas de la primera colección de terror cancelada, Monster of Frankenstein, sino que llegó a protagonizar historias cortas en el magazine Dracula Lives! y cinco números extra, los Giant-Size Dracula. Sin embargo, de esta última sólo el primero de ellos tuvo relación con la trama de la colección principal y estuvo realizado por Wolfman y Colan, los otros son bastante prescindibles a pesar de estar escritos por Chris Claremont. En ese número se presentó a Lilith, una hija que Drácula tuvo en un matrimonio anterior a su transformación en vampiro y que fue convertida en una chupadora de sangre mediante el hechizo de una gitana. Lilith es condenada a tener un alma inmortal que no descanse hasta que Drácula muera también, aunque no siente la necesidad de sangre ni le afecta la luz o los símbolos sagrados. En caso de haber muerto, su espíritu renace en cualquier mujer que odie a su propio padre tanto como Lilith odia al suyo.

Respecto a Dracula Lives!, la colección estuvo compuesta por 13 números y un annual formado por reediciones. Estas historias cortas estaban escritas y dibujadas por una gran variedad de autores y se ambientaban en diferentes épocas y lugares (hay incluso historias de vampiros en el far west, contra nazis en la 2ªGM, un encuentro con el Solomon Kane de Robert E. Howard, etc.). Destacan dos historias sobre el resto. La primera, ambientada en el presente, involucra al monje Montesi del Vaticano, que leyendo el Darkhold (el grimorio de instrucciones mágicas del universo Marvel) descubrió un encantamiento en un lenguaje desconocido con el que se podía destruir a un vampiro. El enciclopedista Roger Stern no olvidaría este pequeño relato del Dracula Lives! #6 y lo recuperaría unos años después. La otra historia es una adaptación del libro escrito por Bram Stoker, realizada por Roy Thomas y Dick Giordano, que quedaría inconclusa debido a la cancelación de este tipo de revistas.

La primera apacición de Lilith

¿Cómo consigue Tomb of Dracula destacar entre sus compañeras? La explicación que dan algunos es la falta de supervisión editorial. Debido a que Roy Thomas se encontraba demasiado ocupado como para controlar la calidad de todos los cómics de la editorial, muchos guionistas se convirtieron en editores de-facto de sus propias series. Esto perjudicó a bastantes colecciones que podrían haber mejorado con los consejos de un editor, pero ése no era afortunadamente el caso de la Tumba de Drácula.

Una pequeña curiosidad para terminar: las primeras once páginas del número #24 fueron robadas de las oficinas de Marvel. Por suerte, las páginas a lápiz dibujadas por Colan habían sido fotocopiadas y Palmer pudo trabajar a partir de ellas. Una de éstas acabó apareciendo en el mercado de originales pero todavía no se sabe quién tiene el resto.

Continúa en: Dos escritores de novelas de vampiros le salvan la vida a Drácula