Gene Colan se encargaría de todas las portadas en adelante,
excepto de esta maravilla de Bernie Wrightson
A nivel argumental el cambio más destacado fue el traslado del Señor de los Vampiros desde Europa a los Estados Unidos: de Londres (Inglaterra), a Boston (Nueva Inglaterra). Para ambientar correctamente las historias Gene Colan decidiría hacer una visita con su mujer a la ciudad para hacer fotos de las casas y los cementerios.
Con esta mudanza se presentaron nuevos secundarios, Harold H. Harold y Aurora Rabinowitz, dos escritores de novelas de terror creados como alivio cómico para aligerar la oscuridad de estos cómics. Algunos lectores les cogieron cariño mientras que otros opinaban que su presencia marcó el inicio de la decadencia de la colección. De hecho, incluso el propio Gene Colan no se encontraba a gusto con el exagerado protagonismo que llegaban a acumular.
La preciosa Aurora
Y el tontaina de Harold
Sin embargo, si en algo destaca para mí el TOD#36 es por definir las motivaciones de Drácula en esta colección. En una reunión a puerta cerrada entre los cazavampiros y el inspector Chelm (una suerte de personaje semi-regular con su propio desarrollo a lo largo de los números) se llega a descubrir que el motivo por el que el señor de los vampiros viaja a los EEUU es porque allí se encuentra el origen de la pérdida progresiva de sus poderes. Este ser luchará por recuperarlos porque aunque haya regresado tantas veces del otro lado de la tumba lo cierto es que tiene miedo... a morir de manera definitiva. Con esta ironía Wolfman consigue explicar la personalidad de Drácula desde sus primeros números en la colección hasta los que todavía estaban por llegar.
La razón de esta disminución de los poderes de Drácula es nuevamente el Doctor Sol, que se convierte en el centro de una trama bastante alargada en la que se desarrolla una batalla campal entre los cazavampiros y unos militares hipnotizados. El tono de la colección se vuelve más superheróico para intentar esquivar una bajada de ventas que afecta a todas las colecciones de terror del mercado. Tan mal está la situación que en el TOD#38 (octubre 1975) Marv Wolfman llega a pedir explícitamente en la página del correo en una nota recuadrada que los lectores continúen comprando estos cómics y que los recomienden entre otras personas.
En ese mismo año Marvel ya había cancelado otras muchas colecciones, tanto comic-books como magazines, de esta temática, como Dracula Lives!, Vampire Tales, Monsters Unleashed! (otros cómics de Frankenstein), Tales of the Zombie, The Haunt of Horror, Masters of Terror (reediciones), Monsters on the Prowl (reediciones de los cómics de monstros de Atlas), Man-Thing, Creatures on the Loose (protagonizada por el hijo de J. Jonah Jameson, el Hombre Lobo), Supernatural Thrillers (protagonizada por la Momia) y Giant-Size Dracula. Las únicas supervivientes fueron la que nos ocupa en estos momentos junto a Werewolf by Night (que se alargaría hasta 1977) y la serie del Motorista Fantasma, que aguantó en pie hasta 1983. La situación es similar en otras editoriales, e incluso DC llega a cancelar series tan relevantes como La Cosa del Pantano (convertido en un extraño Hulk por Gerry Conway en sus últimos números) o el escalofriante serial del Espectro en Adventure Comics, de Michael Fleisher y Jim Aparo.
Blade protagoniza el Marvel Preview #3
La mala situación del género de terror perjudicó especialmente a Blade, que en esa época estaba protagonizando sus propias historias en los Vampire Tales #8-9. En el Tomb of Dracula #34 se hace referencia a que la policía le estaba persiguiendo por haber asesinado a alguien, un suceso que en ese momento permanecía inédito debido a las cancelaciones de revistas. Medio año después concluiría esta historia en el Marvel Preview #3, en el que se veía que Blade huía de la justicia porque se creía que el vampiro al que había matado era realmente un humano.
Como digo, Tomb of Dracula también flojeaba a nivel comercial por culpa del fin de esta moda. Sin embargo, a pesar de que las ventas bajaban los editores decidieron mantenerla porque tenía un núcleo de seguidores fieles, unas ventas muy estables y por ser una de las colecciones más respetadas a nivel crítico.
Uno de los momentos que demuestra por qué esta colección recibe tan buenas críticas tiene lugar en el TOD#44, en un cruce con la colección del Doctor Extraño. Por un lado, en aquel año Colan era el dibujante de las dos colecciones, algo que favoreció mucho al crosover, y por otro Wolfman resolvió el conflicto sin quitarle poder o inteligencia a ninguno de los dos personajes, sin acudir a lugares comunes o soluciones previsibles. No se trata de la clásica pelea en la que Spiderman y el Hombre de Hielo se dan de tortas por una confusión, esto es una lucha a muerte entre el bien y el mal que debe resolverse de manera satisfactoria y lógica.
Además, en la última página de ese mismo número llegó otro encuentro que los lectores llevaban esperando desde hacía meses: Blade contra Hannibal King.
El primer encuentro
Continúa en: El hijo de Drácula es un superhéroe
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