lunes, 2 de mayo de 2011

La mitología en La caja de Pandora (8)

Shiva
Dios de la destrucción, señor de los demonios, trasgos y otros espíritus malignos. Frecuenta los cementerios y crematorios. Viste harapos, una corona de serpientes, un collar de cráneos humanos y una capa de piel de tigre. Se le tiene tanto miedo como respeto, porque la muerte es sólo una etapa más del ciclo de la creación. Por eso se le llamaba tanto Destructor como Restaurador. También se le conoce como Señor de las Serpientes, y por ello lleva una al cuello como si fuese una bufanda.


De piel clara y un tercer ojo destructor en la frente, lleva una luna en cuarto creciente en el pelo y el cuello de color azul debido a que retuvo en su garganta un potente veneno para proteger a la humanidad. Se le representa generalmente realizando su danza cósmica que simboliza sus cinco funciones: creación, conservación, destrucción, encarnación y liberación. El Ganges fluye a partir de sus cabellos y su montura es el toro blanco Nandin.

Es estéril, pero se le adora como símbolo de la fertilidad. Preside los juegos sexuales y la procreación. Se le representa mediante los “lingam”, símbolos fálicos que representan la energía masculina (junto al “ioni”, representación de la vulva y la energía femenina).


Daksha, el padre de Sati (la esposa de Shiva), celebró un gran sacrificio al que no invitó a Shiva porque le despreciaba. Sati sí asistió, y tuvo que soportar allí un discurso en el que Daksha humillaba públicamente a su esposo. Avergonzada, anunció que no se reencarnaría hasta encontrar un padre al que pudiese respetar, tras lo cual se arrojó al fuego del sacrificio (éste es el origen de la tradición del satí). En cuanto Shiva se enteró de la muerte de su esposa, se dirigió al lugar junto al demonio Virabhadra y un ejército de demonios y semidioses con los cuáles se dedicó a matar, sacar ojos y cortar narices de todos los presentes. El propio Daksha no pudo escapar de su ira, y fue decapitado de un brutal espadazo. Después de ser tranquilizado por Visnú y Brahma, Shiva decidió resucitar y sanar a los que habían dañado con la excepción de Daksha, al que, como símbolo de estupidez, colocó una cabeza de cabra en el lugar de la original. Profundamente deprimido, Shiva decidió soportar con meditación y ascetismo el dolor por la muerte de su esposa Sati... que sin embargo acabaría reencarnandose en poco tiempo en Parvati.

Shirley MacLaine interpretó a Aouda en La vuelta al mundo en 80 días.
Debido al satí, iba a ser incinerada junto al cadáver de su marido,
pero Fogg y Picaporte consiguen rescatarla.

Tintín se enfrenta al poder de Shiva en "Los cigarros de faraón"


Karttikeya
Dios de la guerra, monta armado con flechas en un pavo real y en su bandera aparece un gallo. Tiene seis cabezas y seis pares de brazos. Nunca estuvo interesado en ninguna mujer, por lo que se le considera misógino. Su extraño nacimiento fue del modo siguiente: El demonio Taraka asolaba la Tierra por culpa del don que Brahma accedió a concederle: ser inmortal ante todos sus enemigos, excepto ante un hijo de Shiva. Éste acababa de perder a su autoinmolada esposa Sati y se dedicaba al ascetismo, por lo que Taraka creía que nadie podría arrebatarle su poder. Por eso todos los dioses tuvieron que hacer lo imposible para que Shiva se diese cuenta de que que Parvati era la reencarnación de Sati. Fue Kama, el dios del amor, el que despertó la pasión de Shiva disparándole una flecha con una flor de amor en la punta mediante un arco formado por una caña de azúcar y una hilera de abejas como cuerda (desgraciadamente, enfurecido por ser interrumpido de su meditación Shiva lo destruiría inmediatamente con su tercer ojo). La consecuencia directa de su matrimonio sería el nacimiento de Karttikeya... que sin embargo no fue hijo de Parvati.


La semilla derramada de Shiva cayó sobre el fuego, de modo que sólo Agni (dios del fuego) pudo sacarla de allí y dejarla, siguiendo las órdenes de Shiva, en el Ganges (la diosa Ganga) donde se nutrió hasta tomar la forma de un bebé. Por eso se le conoce como el hijo del fuego y el agua. Allí fue encontrado por las seis Kríttika (o Pléyades), hijas de poderosos reyes hindúes. Las princesas le ofrecieron su pecho para amamantarle, por lo que él formó 6 cabezas para poder alimentarse de ellas al mismo tiempo. Cuando Karttikeya creció derrotó a Taraka y liberó a los dioses de su tiranía.


Ganesa
Hijo de Shiva y Parvati, como su nombre indica, es el jefe de los “gana”, o tropas al servicio de Shiva. Se le representa con cabeza de elefante, un único colmillo, un abdomen prominente y montado a lomos de un ratón. El color de su piel es a veces rojo o rosa, o también amarillo brillante. Es el dios que pone y quita obstáculos. Se le relaciona con la escritura, las ceremonias religiosas, la ciencia y la sabiduría. Le gusta mucho el coco y las modakas (bolitas de azúcar, leche, uvas pasas y manteca).


Una vez que Parvati, su madre, iba a bañarse, mandó a Ganesa que no dejase entrar a nadie a mirarla. Éste obedeció firmemente la orden, ya que no dejó entrar ni siquiera a su propio padre, Shiva, que con rabia le cortó la cabeza de un espadazo. Parvati enfureció y lloró, por lo que Shiva prometió que le daría la cabeza de la primera criatura que encontrase que no durmiese en los brazos de su madre. Y ésta fue una cría de elefante.


Cuando la sexta encarnación de Visnú, Parasu-Rama, quiso visitar a Shiva, Ganesa le pidió que aguardara pues su padre estada durmiendo. El violento Parasu-Rama lo interpretó como un insulto y empezó una pelea contra él. Arrojó un hacha hacia Ganesa, pero cuando éste advirtió que el hacha había sido bendecida por su padre decidió no interferir, con lo que ésta le arrancó uno de sus colmillos. Este pedazo de marfil se convirtió en una rata, que Ganesa tomó como montura.

Homer Simpson disfrazado de Ganesha

Indra
Durante una época en la que Vritra, la serpiente-dragón de la sequía, se hizo con el control del cielo, los humanos pidieron a los dioses algún salvador capaz de derrotarle. El Cielo y la Tierra tuvieron dos hijos gemelos como respuesta: Indra (dios de la lluvia y el rocío) y Agni (dios del fuego). Indra, recién nacido, se levantó para combatir a Vritra, dejando a Agni durmiendo (él no podía ayudarle en su lucha contra la sequía). Armado con el arco iris y con el rayo como flecha, con una espada y con su facultad de tomar cualquier forma, voló cielo arriba en busca de Vritra. Se lo encontró en una torre de nubes, desde donde después de una larga lucha cayó y desapareció entre las nubes sin ser destruido. Permanece todavía en la atmósfera, donde puede revivir si se da la ocasión.


Su esposa es Indrani, habita en el monte Merú del Himalaya y su montura es el elefante Aivarata.


"La red de Indra" es un libro de ciencia ficción español que toma
el título de un concepto hindú sobre la forma del universo: imagina
una telaraña multidimensional con gotas de rocío. En cada gota se refleja
el resto de gotas, y en cada gota reflejada se reflejan los reflejos
de otras gotas... Así hasta el infinito, como un fractal.

Nagina
Los Nagás son semidioses subterráneos con forma de serpiente, mientras que las Naguinís son las semidiosas serpiente. Toman forma de humano y luego serpiente, o una combinación de las dos. Uno de los Nagás más importantes es Vasuki, sobre el que duerme Visnú y que ayudó a batir el Océano de Leche.



La serpiente de Voldemort en las novelas de Harry Potter toma
su nombre (Nagini) en referencia a estos dioses hindúes.

2 comentarios:

Chánatos Enterprises dijo...

;) Un artículo bastante interesante, Pablo. Lo he compartido en Facebook y en twitter

Peúbe dijo...

¡Gracias! :)