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domingo, 7 de septiembre de 2014

Cosmicómic (Amedeo Balbi, Rossano Piccioni)

Rústica con solapas, 152 páginas, color, 22 €

No sé si hubiese quedado más comercial, pero se podría haber vendido este cómic como "la vez que Einstein se equivocó". Einstein, al igual que muchos otros científicos de su época, se oponía con toda su fuerza a incluir la idea de génesis dentro del vocabulario científico. Hay que entender su postura: en el transcurso de unos 50 años no sólo se había pasado de considerar el universo tan grande como nuestro Sistema Solar a describirlo como infinito, sino que también había pasado de ser un universo eterno e inmutable a otro con origen. Era un choque ideológico muy difícil de asumir. La ciencia objetiva trataba de buscar las respuestas mientras que la filosofía, el subjetivismo, ponía piedras en el camino.

Monty Python supo explicar al gran público lo que los
descubrimientos de gente como Hubble y Friedmann significaban.

La física siempre se ha dividido en dos vertientes. Por un lado el empirismo, la experimentación, la toma de medidas. Por el otro, el racionalismo, las deducciones, la interpretación de los datos experimentales para elaborar leyes científicas. Aún más, la elaboración de teorías científicas que deben ser comprobadas después experimentalmente. Ahí es donde el error de Einstein es tan importante para el relato. Después del éxito con la teoría de la relatividad y el Nobel por el efecto fotoeléctrico, el físico alemán se creía intocable, capaz de llegar por sí mismo a nuevas ideas ingeniosas, a elaborar una teoría cosmológica, a meter todo un universo en su cabeza.

Frente a estas exageradas pretensiones, el guionista Balbi coloca a dos pequeños astrónomos con muchas menos ínfulas. Dos pequeños físicos experimentales que sólo quieren tomar datos con una antena que creen que está rota. Si Einstein da conferencias y entrevistas para periódicos, Arno Penzias y Robert Wilson tienen que limpiar basura de palomas y construir una antena tornillo a tornillo. Moralmente, la victoria en este cómic (y en la vida real) es suya. Dos desconocidos sin demasiado talento teórico son los que consiguen dar la puntilla a una investigación de décadas que no parecía encontrar una base empírica en la que apoyarse.


En cierto modo, es una historia que ya hemos leído mil veces: el escudero que se convierte en el mejor caballero de la Edad Media, el joven estudiante que se convierte en Spiderman... Reivindicar unos orígenes humildes como punto de partida del éxito es un lugar común que funciona muy bien en la ficción. Voy a utilizar una palabra horrible: es "inspirador". Sin embargo, le quita aquí, creo, importancia a otros científicos, a otra forma de investigar. No se puede negar que Penzias y Wilson no desperdiciaron el tiempo trabajando con su antena, pero también es verdad que sus investigaciones no valieron nada hasta que científicos teóricos brillantes supieron lo que significaban todos aquellos números.

Quiero destacar el papel de Henrietta Leavitt en este cómic. Si el guionista hubiese querido, podría haberse omitido tranquilamente, pero la presencia de al menos una científica dentro de este cómic era necesaria. No es una cualquiera: el tamaño del universo, su expansión y su origen nunca habrían sido temas de estudio sin sus conclusiones sobre las cefeidas.


Aunque el corazón de este cómic sean en gran parte Eisntein, Penzias y Wilson, el guión cubre un gran espectro de épocas, lugares e investigadores. La investigación científica, como el puente de mando de la Enterprise, los X-Men y la isla de Perdidos, es multicultural. La diferencia con el resto de ficciones es que en la ciencia los personajes rara vez se interrelacionen, y más raro aún es que coincidan en persona. La ciencia se parece en realidad a la película Einstein and Eddington (protagonizada por Andy Serkis y David Tennant y bastante recomendable), con dos científicos protagonistas que nunca llegan a verse en persona. En ese sentido hay que felicitar a Balbi por superar estas dificultades y construir un relato interesante, que progresa con varios giros narrativos y al mismo tiempo es didáctico y fiel a los hechos históricos.

En el medio del cómic difícilmente vamos a encontrarnos obras científicas que aspiren a algo más complicado que la divulgación. Cosmicómic es un cómic realmente sencillo de leer, que sabe mantener la atención del lector y con el que éste se llevará un par de lecciones aprendidas a casa. Con el éxito de The Big Bang Theory y los últimos premios Nobel sobre la expansión del universo quiero creer que este tomo encontrará el público amplio que merece.

sábado, 5 de octubre de 2013

¡No pasarán!, de Vittorio Giardino

Cartoné. 240 págs. a color, 25 €

Lo que yo sé de psicología y nada es lo mismo, pero tengo la sensación de que para entender quiénes somos necesitamos saber qué opinión tienen los demás de nosotros. Si yo me dedico a mí mismo unos elogios que nadie más ve, seguramente tengo una visión equivocada de mí mismo. A nivel de países pienso que ocurre lo mismo y me sirve el Pyongyang de Guy Delisle como ejemplo. Los súbditos de la dictadura de Kim Jong-il creen que viven en el mejor de los mundos posibles, pero seguramente cambiarían de opinión si pudiesen leer periódicos internacionales.

En nuestro país la Guerra Civil ha sido el suceso más polarizador de nuestra reciente historia, ha dividido el país en dos bandos. Unos justifican la sublevación militar de 1936 como necesaria y otros la describen como antidemocrática y fascista. Yo me pregunto: ¿qué se opina de esta guerra a nivel internacional? Hasta ahora en el cine y la literatura muchos autores ya habían dado su opinión, favorable a la república, y ahora con este cómic tenemos otra interpretación dentro de otro medio.

¡No pasarán! (2000-2008) es la tercera aventura del espía retirado judío-francés Max Fridman, después de que hayan pasado 15 años desde la publicación de Rapsodia Húngara (1982) y La Puerta de Oriente (1985). En este cómic concreto, formado por tres álbumes, se narra el regreso de Fridman a la Guerra Civil española en sus últimos meses para buscar a su antiguo amigo Guido Treves, de las Brigadas Internacionales, que se encuentra desaparecido en medio de una intriga política que implica a los comisarios del partido comunista.

Un punto llamativo de este cómic es que consigue mantener el interés en una trama de secretos y persecuciones en la que no hay ni bruscos giros argumentales ni grandes revelaciones. La investigación avanza lentamente, con un paréntesis en la segunda parte en la que el protagonista decide dirigirse al frente en el Ebro sin conseguir descubrir mucho en realidad. Si Giardino consigue hacer tan atractiva esta historia es por sus personajes (aunque no sean especialmente llamativos) y por la descripción que hace de la guerra española. Los diferentes bandos que participan en ella y sus opiniones, cómo se desarrolla la guerra en la vanguardia y en la retaguardia, la ambientación histórica y el retrato de la ciudad de Barcelona. Todo ello está desarrollado con un dibujo de línea fina de muchísimo talento que huye de la ostentación, donde el diseño de página se coloca en segundo plano para no despistar al lector con distracciones formales.

Al final del tomo se incluyen 50 páginas de material extra más o menos interesante. Bocetos de personajes, ilustraciones que quieren parecer fotos de la época, otras ilustraciones que parecen portadas y páginas promocionales (y seguramente lo sean), bocetos de páginas y partes del guión que acabaron siendo desechados, fotografías y carteles utilizados como documentación, bibliografía...

Vittorio Giardino no llega al nivel de la excelencia en este cómic y creo que tampoco era su intención. Se conforma con poder rendir un homenaje a la primera guerra antifascista en Europa, a la trágica derrota en una lucha por la libertad con la que cualquier lector puede sentirse identificado. Para mí, poder ver la historia de nuestro país desde otro punto de vista, uno tan idealista como crítico, es el mayor aliciente de este relato.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Turismo del cómic en Bruselas

El cómic en Bélgica (y después en Francia) ha conseguido a lo largo de la historia alcanzar una mezcla perfecta entre el producto popular y el intelectual. Sus autores se esmeraron en crear y desarrollar personajes que no sólo resultasen interesantes para los lectores de todas las edades sino que también sirviesen como objeto de estudio de teóricos y críticos. El cómic en Bélgica está posiblemente más vivo que en ninguna parte.

No sólo el cómic belga es interesante para los habitantes de este país sino que este medio ha dado a luz iconos que son conocidos internacionalmente. No hay nadie que no haya oído hablar de personajes como Tintín (Hergé), Lucky Luke (Morris) o los Pitufos (Peyo), y sin profundizar demasiado es fácil conocer también a otros como Spirou (Rob-Vel), Tomás el Gafe (Franquin), etc. Imagino que por esta tremenda difusión es por la que actualmente Bruselas es la ciudad más relacionada con las historietas, donde los turistas pueden ir allí a hacer un "turismo de tebeos".


Murales
Una primera ruta turística podría consistir en visitar los más de 50 murales protagonizados por personajes de la BD francobelga que decoran la ciudad. El cómic no está encerrado en conferencias, vitrinas ni en pequeños locales sino en el día a día de la calle. Aquí hay un plano para localizarlos todos y aquí una lista que parece bastante completa. En este otro enlace hay más fotos con comentarios y explicaciones en español. A continuación una pequeña muestra: Tintín, Lucky Luke, Blake y Mortimer, Tomás el Gafe, Bill y Bolita, Astérix, Corto Maltés, el Señor Jean y Titeuf.











Tintín
El segundo paseo por la ciudad podría girar alrededor de Tintín. Por ejemplo, una propuesta sería viajar por los (pocos) lugares que este personaje visitó a lo largo de sus álbumes. Uno puede empezar por la rue Terre-Neuve, la calle en la que vivía Tintín antes de mudarse a Moulinsart (se ve en El cetro de Ottokar, El cangrejo de las pinzas de oro, La estrella misteriosa y Las 7 bolas de cristal) para después acercarse a la place du Jeu de Balle, donde se instala el que se conoce como "mercado de las pulgas" que aparece al comienzo de El secreto del unicornio (de hecho es por el nombre por lo que Milú no deja de rascarse). Para disfrutar de El centro de Ottokar en directo uno puede visitar primero el Parque de Bruselas por el que pasean Tintín y Milú en la primera página y después dirigirse al Palacio Real en el que Hergé se basó para diseñar el del rey de Syldavia. Dos localizaciones de los cómics más serían el observatorio de Uccle (que sirvió de inspiración para el que aparece en La estrella misteriosa) y el hotel Métropole (visto de fondo en la página 20 de Las 7 bolas de cristal).

El mercado de las pulgas (fuente)

Cuatro lugares que también hay que mencionar:
  • Rue du Lombard, 55, la sede de Editions du Lombard desde donde se editó el semanario Tintin entre 1946 a 1958.
  • La Boutique Tintin, regentada por la hija de Tchang Tchong-Jen, el amigo de Hergé que apareció versionado en los cómics como Tchang.
  • El Museo Hergé, abierto en 2009. (En su inauguración Moulinsart ya tuvo un encontronazo con los periodistas por limitar las fotos que se podían tomar y las que no).
  • Una idea original consiste en visitar el Museo del Cincuentenario donde Hergé se pasaba con frecuencia para buscar inspiración y documentarse.

Museo Hergé

El fetiche chimú en el que se basó Hergé para La oreja rota
está expuesto en el Museo del Cincuentenario


Museos del cómic
Por último y tal vez más importante quedarían por mencionar dos museos sobre el cómic. El primero es el Centre Belge de la Bande Dessinée (CBBD), o Centro Belga del Cómic. Fue inaugurado en 1989 y desde entonces se ha convertido en una de las atracciones turísticas más importantes de la ciudad. Además de promover el cómic este lugar es un centro de documentación donde también se realizan exposiciones (permanentes y temporales), conferencias, talleres…


El segundo sería La Maison de la Bande Dessinée, inaugurado en 2004 como Musée Jijé (dedicado a Jijé, un autor al que se compara en importancia con Hergé) y reabierto en 2006 con su nombre actual. Se centra principalmente en contar la historia del tebeo belga a través de Le Journal de Spirou.

lunes, 28 de febrero de 2011

Cuatro de Jason


¿Por qué haces esto?
Un mes después, Alex todavía está deprimido porque su novia le ha dejado. Ella decía que se aburría con él, por lo que empezará a preguntarse cuántas anécdotas interesantes o emocionantes podría contar en una velada, ya que ellas determinan lo interesante que ha sido tu vida. Como si lo hubiese pedido, pronto se verá envuelto por accidente en una compleja trama criminal, como si fuese Cary Grant en Con la muerte en los talones. Perseguido por asesinos a sueldo y por la policía, Alex intentará resolver el crimen por el que se le busca cueste lo que cueste.


No me dejes nunca
Imaginemos que Ernest Hemingway, Ezra Pound, Scott Fitzgerald y James Joyce no hubiesen sido nunca escritores, sino dibujantes de tebeos que convivieron durante los años 20 en el barrio latino de París. Juntos intentan superar sus problemas económicos, artísticos y sexuales... hasta que Hemingway sugiere que la única forma de conseguir el dinero que necesitan es robar un banco. Ahí empieza una trama trepidante que recoge sus influencias de Atraco Perfecto (Kubrick) y posiblemente también del cine de Tarantino.


Yo maté a Adolf Hitler
¿Cómo sería el mundo si la profesión de asesino a sueldo estuviese igual de reconocida que la de detective privado? El protagonista, uno de estos asesinos a sueldo, recibe el trabajo que necesita justo cuando las dudas morales le reconcomen, un encargo con el que es imposible dudar sobre lo correcto de su profesión: un científico con una máquina del tiempo le contrata para que mate al mismísimo Adolf Hitler. Lo que no espera es que la relación con su novia se hará más difícil todavía por culpa de esta última misión.


El último mosquetero
Athos, uno de los cuatro mosqueteros de la novela de Alejandro Dumas, continúa viviendo inmortal en el París actual. Despreciado, olvidado, sin amigos, pasa sus días borracho en cualquier banco de la calle. Sin embargo, será él precisamente quien consiga repeler la invasión marciana de unos extaterrestres que parecen salidos de las tiras de Flash Gordon. En Marte, Athos conocerá a la hija rebelde del emperador, a los indígenas de la Luna, y se reencontrará con un viejo enemigo...

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Lupo Alberto de Silver, serie mítica.

Lupo Alberto apareció por primera vez en 1973 en Undercomics, un magazine que no paso del número cero. Al año siguiente la serie tuvo una destacada reaparición en Il Corriere dei ragazzi y después, en Eureka y en muchos periódicos.En España es conocido en mayor parte gracias a la publicación dominical del diario El Pais titulada "Mi pequeño país". Dicho suplemento se suprimió hace un par de años quedando huerfanos de él los niños que leíamos esa sección y sin nuestra ración semanal de Kid Paddle, Garfield, Natalia o Lupo Alberto (según les daba publicaban uno o otro) y Calvin y Hobbes entre otros.Lupo Alberto es un lobo que vive en los alrededores de una granja y que mantiene una relación con la gallina Marta (la absurdez estaba a la orden del día en este cómic) En general todos los personajes eran ariscos y gruñones, Moisés, el perro era el sheriff de la granja y siempre vapuleaba al pobre Lupo si le pillaba dentro de la granja; una pareja de animales que recuerdo con gran cariño son los topos, Enrique y Cesira, siempre discutiendo a raíz de que el marido traía cosas inútiles a casa que no servían para nada y llenaban el poco sitio que tenían en la madriguera.
Lupo Alberto disfrazado para evitar a Moisés.

Otros personajes a destacar son Alcide, el cerdo, el más limpio y culto de la granja; José, el pato, suele ser timado por el Sr.Topo y El cruzado enmascarado, el zorro, el superhéroe de la granja por decirlo de algín modo.
Sólo con el ejemplo del cerdo, se nota que en las historietas existe una sutil sátira política que yo por supuesto no llegue a percibir en su momento.
Las publicaciones de Lupo Alberto fueron editadas en tomo por Norma Editorial pero estas ediciones están descatalogadas y son muy difíciles de encontrar.

¿Y vosotros, os acordabáis de este cómic?