lunes, 29 de enero de 2018

Los plátanos de Barcelona (Víctor Mora)

Ediciones B. 320 páginas, tomo rústica

En este país necesitamos que se publique una biografía de Víctor Mora. Tenemos en primer lugar a un guionista fundamental en la historia del cómic español, que triunfó en el ámbito más comercial con el Capitán Trueno y sus imitaciones, pero que también experimentó con éxito con otro tipo de cómic menos convencional. Y tenemos, en segundo lugar, a un escritor que se comprometió en la lucha contra el franquismo a pesar de la cárcel y la persecución.

Mientras tanto, podemos intentar acercarnos a la vida de este autor a través de pequeños rodeos. Por ejemplo, con los fragmentos de su diario personal, Diario de a bordo (sin navegar y a punto de naufragar), y con las entregas de su Trilogía de la Posguerra: Los plátanos de Barcelona (1966), El tranvía azul (1985) y París flash-back (1978). En estos tres libros, Víctor Mora presentó una versión novelada de sus experiencias personales modificando datos y nombres propios, empezando por el suyo propio, el protagonista Lluís Martí.

El punto fuerte de Los plátanos de Barcelona me temo que no está en su estructura. A través del libro acompañamos a Lluís Martí, un niño/adolescente con la cabeza llena de tebeos (quiere dibujar cómics y le apasiona Milton Caniff), que recorre Barcelona en busca de alguien que le dé la inalcanzable cantidad de 40 pesetas para saldar una deuda. Con este viaje va visitando a todos sus conocidos, y con cada uno de ellos Martí hace repaso de su vida y de cómo les conoció. La idea de contar el libro así es buena, pero me temo que se acaba haciendo pesado.

Lo que hace que este libro sea tan interesante es que se trata de un testimonio de la España menos conocida, la de la inmediata posguerra. En aquellos primeros años no sólo hubo pobreza, sino también revanchismo y represión a la hora de intentar volver a poner en pie al país. La narración de Víctor Mora contiene una buena cantidad de ejemplos de la propaganda pro régimen y su antisemitismo, del colaboracionismo de la Iglesia, de la persecución contra el idioma catalán, y del contraste entre la prepotencia de los partidarios del bando sublevado y los cuchicheos inseguros de los demócratas. Me quedo especialmente con las anécdotas del niño Lenín, rebautizado a la fuerza por las monjas como Carlos Adolfo (en homenaje a Carlos I y a Adolf Hitler), que cuenta a Lluís y a otros niños sus experiencias en el orfanato de Paracuellos. Viendo las fechas de publicación, es fácil imaginar que Carlos Giménez debió de contarle en persona sus experiencias a Víctor Mora mucho antes de decidirse a adaptarlas al cómic.

jueves, 25 de enero de 2018

Arde Cuba (Agustín Ferrer Casas)


En las navidades de 1958, en mitad de la Revolución Cubana, el actor Errol Flynn viajó a Cuba para hacer una entrevista al comandante Castro. A partir de este suceso y otra documentación, Agustín Ferrer Casas ha desarrollado un cómic de aventuras basado en hechos reales que coloca en el centro de la trama a Frank Spellman, el fotógrafo que acompaña a este famoso actor y al guerrillero Camilo Cienfuegos en este peligroso viaje por la isla. El cómic se divide en tres partes. En la primera, Errol Flynn y Frank Spellman chocan con aquellos que saben en qué consiste su misión secreta, grandes empresarios sin escrúpulos, policías corruptos y el gobierno de EEUU que quieren que Castro se ponga de su parte cuando alcance su previsible victoria. En la segunda, los dos entrevistadores llegan junto a Castro y ven la guerra con sus propios ojos. En la última, aunque la Revolución ha triunfado, Frank y Cienfuegos tienen que huir de una Cuba que celebra el fin de una dictadura.

Aunque sea un cómic principalmente de aventuras, hay que resaltar la documentación histórica con la que se ha trabajado. En este sentido, el texto que cierra el tomo me parece más que necesario. Da más contexto a los hechos que se han explicado en el cómic, explica las libertades creativas que se han tomado en algunos aspectos, y de tapadillo cierra la trama que se había quedado abierta en la última página del cómic.


martes, 23 de enero de 2018

40 años de historia con 'El Jueves' (Jordi Riera Pujal y varios)


Cuarenta años no se cumplen todos los días, y menos una revista de cómics en los tiempos que vivimos. Cuarenta años manteniendo un mismo espíritu (o parecido) semana a semana, renovando su contenido y sus autores siguiendo los gustos de cada época. Este libro es una recopilación amena de las cuarenta series más populares de esta revista, desde Johnny Roqueta a Zombie life, desde Historias de la puta mili y El profesor Cojonciano a Ranciofacts. A cada una de ellas le corresponde un par de entregas de esa serie, caricaturas de los autores y un breve texto de Jordi Riera Pujal que las explica y pone en contexto. Bastantes de ellos nos recuerdan que una parte de los autores de la revista ha tenido que hacer frente a juicios contra la libertad de expresión. En lo negativo, también creo que en algún caso los textos caen en ser demasiado promocionales y entusiastas.

Como en cualquier recopilación, siempre se van a quedar cosas fuera. Hay autores que han preferido no aparecer (se echa de menos a Tato, La parejita y Silvio José, obviamente), y también hay series y autores que, por filias y fobias personales, cada uno preferiría que se hubiesen quitado o incluido. Pero más allá de esto, el tomo es un buen repaso a la historia de la revista, y por tanto un buen testimonio de la personalidad gamberra y social que ha mantenido El Jueves desde su creación.

jueves, 18 de enero de 2018

Alan Moore's Writing for Comics (Alan Moore, Juan José Ryp, Jacen Burrows)


Hablar sobre un ensayo breve como éste es facilísimo porque el propio autor cae en el autoanálisis y la autocrítica continuamente. Tanto el Alan Moore de 1986 (autor de los 4 capítulos rescatados del fanzine Fantasy Advertiser) como el Alan Moore de 2003 (que escribe el epílogo) están preocupados por que sus consejos e indicaciones sean lo más correctos posible y que sean de la máxima utilidad. Así, por ejemplo, Moore recoge las críticas que él mismo recibe por su forma de entender los guiones de cómic y busca la verdad que hay en ellas.

Otro ejemplo de este autoanálisis es el ataque que hace a Cómo dibujar cómics al estilo Marvel en la primera página porque no cree que en un texto de este tipo haya que dar trucos y atajos, sino guías que ayuden al guionista a reflexionar. En este cuadernillo se habla de la estructura sin dar tipos y esquemas recurrentes, de desarrollar personajes y ambientes sin enumerar los más habituales... Por este motivo, cuando Alan Moore entra en aspectos más concretos mete la pata. Uno de los consejos del tipo "Cómo escribir cómics al estilo Alan Moore" explica cómo conectar una escena con la siguiente utilizando textos o motivos visuales (el recurso más habitual de Moore), un fragmento que el mismo autor en el epílogo desaprueba por completo.

En 1986 Alan Moore no estaba considerado el gran guionista que es ahora, pero prácticamente estaba a punto de serlo. Tenía a sus espaldas trabajos como Marvel Man, V de Vendetta, su etapa de La Cosa del Pantano y estaba trabajando con Watchmen en ese momento, pero todavía le quedaba por imaginar From Hell, Lost Girls, su reinvención de Supreme y el universo ABC, especialmente Promethea. Destaco estas dos últimas colecciones porque son las que mejor explican la visión más reciente de Alan Moore sobre la creatividad, una visión que evidentemente marca el enfoque del epílogo. Los cuatro capítulos del ensayo se dirigían a un joven guionista que necesitaba consejos para saber por dónde empezar y a quién imitar, mientras que el epílogo le habla a ese mismo guionista 15 años después. Dominados ya todos los aspectos más técnicos, Moore anima a los autores a que se vuelvan más imprevisibles, más espontáneos, que experimenten y lleven su talento a lugares imprevisibles.

Para un lector menos interesado en escribir ficción, el cuadernillo tiene el interés de las explicaciones y análisis que Moore hace de su propio trabajo para explicar diferentes conceptos. Por ejemplo, para hablar del origen de las ideas y la estructura pone de ejemplos varios números de La Cosa del Pantano, utiliza V de Vendetta y Halo Jones para explicar la creación de mundos de ficción, y explica el desarrollo completo, desde la idea al guión final, con muchas curiosidades entre medias, de Para el hombre que lo tiene todo (Superman Annual #11). Tal vez el detalle más inesperado es cómo Moore desarrolló la nueva personalidad del demonio Etrigan, andando y hablando por su casa tal y como se imaginaba al personaje. Normal que esos días cerrase las cortinas de su casa...

martes, 16 de enero de 2018

El gran libro de los magos (Cristian Timoneda, Sabrina Cámara)


La idea de este libro es una completa tontería que funciona muy bien: un juego de palabras muy tonto por página para bautizar a diferentes magos. Puede parecer una versión de los Toi de Bollycao, pero en bastantes páginas el juego de palabras da un salto mortal inesperado que lleva al límite las posibilidades de este libro. Y si estos chistes gustan, gran parte del mérito viene de unas ilustraciones tremendas, con un estilo cuqui y muy cuidado, que potencian las posibilidades de cada juego de palabras sin caer en la repetición en las poses o los diseños.

Aparte de estas ilustraciones, el tomo incluye un cómic de 8 páginas y 2 breves entrevistas de broma.

martes, 2 de enero de 2018

Martina y marcial, pareja espacial (Miguel Ángel Hernández, Dani García-Nieto, XCAR Malavida)


No es que el cómic para niños haya desaparecido, pero ha quedado un poco oculto en medio de esta época de reivindicación de la historieta como medio adulto. Un ejemplo de que ha quedado en un segundo plano son los padres que visitan las convenciones de cómic y piden algo para sus niños, pero no encuentran nada. El origen de Martina y Marcial fue cubrir ese vacío.


Este cómic es una lectura especialmente recomendable para lectores a partir de 6 años porque sus personajes son también niños... pero niños marcianos. El tomo está formado por historias breves de dos o más páginas en las que los autores han colocado a los protagonistas en situaciones habituales como las que vive cualquier niño de esa edad. Cada una de ellas tiene una lección útil relacionada con la buena alimentación, la generosidad, el bullying... Eso sí, cuando el niño termine de leerlo, sus padres pueden echarle un vistazo porque van a encontrar detalles muy interesantes. Algunos de los diseños de los extraterrestres hacen referencia a películas clásicas de ciencia ficción, pero otros son originales y muy ingeniosos, como el torrente de agua circular que habla con Martina mientras espera a que sus madres salgan de hablar con el tutor.