lunes, 16 de marzo de 2020
Envejecer en cómics: 'Rusty Brown' y 'Toda una vida'
Los cómics de superhéroes de Marvel y de DC son un caso de serial de ficción bastante particular porque sus historias se ambientan en la actualidad de manera ininterrumpida desde hace más de 50 años. Es decir, se mueven en la contradicción de que un personaje como Iron Man tenga 30 años eternamente y que a esa edad haya vivido al mismo tiempo la guerra de Vietnam y el ataque a las Torres Gemelas.
La premisa de Toda una vida (2019) es muy atractiva porque pretende aprovecharse de esa incongruencia temporal y corregirla para plantear un nuevo tipo de cómic de superhéroes: ¿Y si Spiderman hubiese envejecido en tiempo real desde los años 60? La idea me recuerda a películas como Boyhood (2014) o El curioso caso de Benjamin Button (2008) porque parece que quiere hablarnos de cómo cambiamos nosotros al mismo tiempo que evoluciona nuestro contexto y cómo se relacionan estas dos evoluciones paralelas.
Me habría gustado haber leído un cómic así y no una propuesta tan desangelada como la del guionista Chip Zdarsky, que se ha limitado a escribir seis «What if...?» ambientados cada uno en una década de los cómics de Spiderman. No se puede negar que funcionan como historias imaginarias basadas en la saga del clon, la última cacería de Kraven o Civil War y demás, pero no le encuentro otras aspiraciones más allá de esto. El objetivo de Toda una vida es ser un regalo al fan de Spiderman, al lector que va a ser capaz de reconocer todos los guiños y referencias a 60 años de historia.
En realidad, más que hablar de lo que hay, dan ganas de hablar de todo lo que se echa en falta. Por ejemplo, no tengo la sensación de que se aproveche la posibilidad de ver a Spiderman viviendo en tiempo real la segunda mitad del siglo XX. No vemos la evolución de la tecnología, la cultura o sucesos históricos relevantes y cómo todo esto afectó al personaje. Por poner un ejemplo, Spiderman cambia de traje en cada número y no da la sensación de que cada uno sea un reflejo de la moda o la tecnología de cada década.
Tampoco llega a ser interesante la edad del personaje. A pesar de toda la experiencia acumulada, Spiderman mantiene las inseguridades adolescentes a los 60 años. Peter Parker es un estudiante de instituto creíble, pero no encaja ni como padre ni como esposo. Si no se analiza con un mínimo de cuidado la evolución de su personalidad a medida que envejece, es comprensible que el guionista tome atajos también cuando trata el apartado profesional de Peter Parker. Nos tenemos que creer que un huérfano con dificultades económicas y al que le cuesta conciliar su vida personal con sus aventuras superheroicas sería capaz de fundar una importante empresa tecnológica. Nos lo tenemos que creer, digo, porque no se explica cómo un milagro como este ha sido posible.
Por supuesto, parte de la responsabilidad de que un cómic así no desarrolle todo su potencial es del dibujante, un Mark Bagley muy desubicado en un cómic que pedía mucho trabajo de documentación histórica. Incluso podría haber sido interesante que cada número se hubiese dibujado con el estilo más representativo de su década, o que un dibujante diferente se hubiese encargado de cada número. Incluso dejando a un lado todo eso, lo mínimo era ver cómo los rasgos del protagonista envejecen de manera verosímil número a número.
Me siento decepcionado especialmente porque cuando me puse con Toda una vida acababa de leer el último cómic de Chris Ware, Rusty Brown (2019). El tono de estos dos cómics es opuesto, es verdad, y puede ser injusto compararlos. El cómic de Spiderman es un pasatiempo distraído, mientras que Chris Ware suele hablar de una manera más existencial. Voy a ignorar la mayoría de los capítulos y me voy a quedar con el de Jordan Lint, un cómic de unas 80 páginas que muestra «en tiempo real» los aproximadamente 80 años de vida del protagonista, al ritmo de un año por página.
Dejemos a un lado que Ware narra las primerísimas páginas de Jordan Lint desde el punto de vista de un niño, es decir, con un lenguaje visual y textual simple que se vuelve complejo poco a poco. Dejemos a un lado las decisiones que toma Ware para resumir todo un año en cada página. Dejemos a un lado esos dos aspectos para comparar lo que tiene en común con Toda una vida. En este capítulo de la primera entrega de Rusty Brown (ya veremos cuánto publican el segundo tomo), como poco vemos un envejecimiento verosímil a varios niveles. Le vemos cambiar físicamente de forma gradual, vemos cómo cambia su forma de relacionarse con los demás y su forma de ver el mundo, cómo cambia la tecnología...
Si le doy otra vuelta, incluso podría decir que un tema común de los cómics de Chris Ware sería el efecto del paso del tiempo en las personas. Otro de los capítulos que más me han gustado del tomo habla de William Brown, el padre de Rusty, que escribió un inquietante relato de ciencia ficción en su juventud. Unas pocas páginas después descubrimos que ese relato es un reflejo lejano de la experiencia y las inseguridades del propio William, del mismo modo que todas las ficciones en realidad son la expresión de detalles autobiográficos de sus autores. Los años pasan, pero William no olvida el motivo por el que escribió aquel relato en su juventud.
No dejo de pensar en las posibilidades que había en Toda una vida, en cómo una idea tan inteligente podría haberse convertido en uno de los mejores cómics de superhéroes de los últimos años. Podría haber sido un cómic apto para cualquier lector que no conozca la biografía del personaje, que hubiese contrastado con la atemporalidad del resto de cómics de superhéroes. Podría, al menos, haber mostrado el envejecimiento de una manera más verosímil, como en Rusty Brown. Podría haber sido mucho más que un cómic entretenido que van a disfrutar, más que nadie, los fans de Spiderman.
lunes, 17 de febrero de 2020
Juegos y pistas en los cómics de Zipi y Zape y Drácula
Hace una semanas colaboré en otro programa de Campamento Krypton, esta vez sobre un tema amplio y con cierta dificultad. Lo que hace interesante al cómic como medio es que en un mismo espacio se colocan una al lado de la otra las imágenes que forman parte de un relato. En este caso, el programa se centró en aquellos cómics en los que la distribución de las imágenes es más imaginativa, en los que se prueban experimentos más alocados. Un poco al hilo de esto se comentaron también cómics en los que hay un componente de juego interactivo, en forma de juego de rol o de «elige tu propia aventura».
Es ahora cuando me acuerdo de dos casos más que no llevaba preparados el día de la grabación. Son dos casos diferentes, en los que el juego con el lector consiste en pedirle que encuentre errores o pistas dentro de la historia. Uno de ellos es la historieta principal del Zipi y Zape especial n.º 161 (1986), dedicado a los pasatiempos. En la primera viñeta Josep Escobar propone a sus lectores encontrar los errores de texto y dibujo que ha incluido en una historieta en la que la familia Zapatilla intenta escapar de sus vecinos, los Plómez.
Al pensar en estas cuatro páginas me vino a la cabeza uno de los mejores números de Tomb of Dracula. En el n.º 25 de esta colección los autores presentaron a un detective privado, Hannibal King, que se revelaba como vampiro en página final. Sin embargo, a lo largo del número incluyeron once pistas (con relativa sutileza) que anticipaban ese final. Por ejemplo, en la penúltima viñeta de esta página, King no se refleja en el espejo:
En esta otra el detective recorre una larga distancia en solo 3 minutos. También en la última viñeta se puede intuir que ha entrado en el edificio por la ventana porque la única escalera a la vista conduce hacia arriba, no hacia abajo.
lunes, 10 de febrero de 2020
'Loquilandia' en los tebeos de Bruguera
Quien haya visto Loquilandia (Hellzapoppin', 1941) una vez en su vida, ya no la puede olvidar. Es una película que sigue sorprendiendo incluso hoy día. El arranque explica la intención de sus creadores: "Cualquier parecido entre Loquilandia y una película es pura coincidencia". En su guion no hay lugar para la lógica narrativa, todo es un caos enfocado a la sorpresa y el humor: surrealismo, trucos de cámara y efectos especiales, gags que no buscan la risa sino la perplejidad... Ahora que tanto se habla de posthumor o de lo sorprendente que es Deadpool (2016) por su forma de romper la cuarta pared es posible que esta película merezca ser más recordada.
Cuando la vi por primera vez hace unos años recuerdo que una escena me sorprendió especialmente. Los protagonistas, Ole y Chic, consiguen que un mago les haga desaparecer, pero por error sólo funciona con la mitad del cuerpo:
En ese momento Pepi, un príncipe ruso venido a menos, entra en el cuarto en busca de pelea. Para disimular, Ole y Chic se colocan uno delate del otro para que parezca que son una única persona. Al principio funciona, pero pronto se descoordinan.
El efecto le debió de hacer gracia a Josep Escobar, porque lo incluyó en una de sus historietas de Zipi y Zape de los años 50:
El último plano de la película es otra genialidad. El director está tan frustrado por el guion de la película que saca un revolver y dispara al guionista. Él le quita importancia: "Siempre llevo un chaleco antibalas en el estudio". Aún así, cuando bebe un vaso de agua...
En este caso me imagino que el gag se habría utilizado en dibujos animados antes y que también se habrá repetido muchas veces en cómics y dibujos animados. Sin embargo, cuando lo vi me acordé de un gag de En Alemania (1982):
Cuando la vi por primera vez hace unos años recuerdo que una escena me sorprendió especialmente. Los protagonistas, Ole y Chic, consiguen que un mago les haga desaparecer, pero por error sólo funciona con la mitad del cuerpo:
En ese momento Pepi, un príncipe ruso venido a menos, entra en el cuarto en busca de pelea. Para disimular, Ole y Chic se colocan uno delate del otro para que parezca que son una única persona. Al principio funciona, pero pronto se descoordinan.
El efecto le debió de hacer gracia a Josep Escobar, porque lo incluyó en una de sus historietas de Zipi y Zape de los años 50:
El último plano de la película es otra genialidad. El director está tan frustrado por el guion de la película que saca un revolver y dispara al guionista. Él le quita importancia: "Siempre llevo un chaleco antibalas en el estudio". Aún así, cuando bebe un vaso de agua...
En este caso me imagino que el gag se habría utilizado en dibujos animados antes y que también se habrá repetido muchas veces en cómics y dibujos animados. Sin embargo, cuando lo vi me acordé de un gag de En Alemania (1982):
lunes, 30 de diciembre de 2019
Mi 2019 en Twitter
Un par de curiosidades que he ido escribiendo en Twitter este año:
El historietista Pablo Vicente ha inventado el 'Pasapalabra' de los cómics
En enero empecé un hilo con recomendaciones que se basaban únicamente en la primera letra del título. Me pareció una forma muy honesta de recomendar lecturas. Fuera todos los sesgos (fechas, países, autores, estilos...), lo único que importaba era elegir el mejor título posible para cada letra.
Las viñetas de 'Frida y Lolo' que supuestamente plagian las publicaciones de famosos tuiteros como Gerardo Tecé o Moe de Triana
Fue algo casual. Una persona escribió en Twitter que el autor de esta viñeta le había plagiado una frase. Otro respondió que a él también. Fui a la web del periódico La región y empecé a mirar si había más casos. No me esperaba en absoluto que fuesen plagios de ese estilo, tan descarados y tan poco trabajados (repetía las mismas imágenes cambiando solo el texto). Xoan Baltar continúa publicando viñetas en La región, pero parece que tiene más plantillas y ya no copia frases de Twitter de manera literal.
Despacito, con calma y sin prisas, 50 adaptaciones de cómics españoles
Salieron bastantes más que "50" adaptaciones. Tenía apuntadas muchas rarezas que seguro que no conocía mucha gente, pero gracias a las respuestas fui completando huecos con películas y series de los que no había oído hablar. Ahí queda la lista, algún día tendré que escribir un artículo sobre este tema.
¿Sabíais que la Marvel de Stan Lee plagió a Casper durante años? La cosa tiene más chicha y voy a intentar explicarlo en un... #hilo
Era una idea que tenía guardada desde hace mucho tiempo, pero no me apetecía convertir esto en un artículo porque tendría que haberlo documentado mejor. En toda esta lista de imitaciones lo de menos eran las fechas y los autores, sino ver claramente que Marvel (Timely en esos años) era la editorial de las imitaciones baratas del resto de editoriales. Y parte de la responsabilidad, tal y como yo lo veo, era del Stan Lee editor. Cuando Marvel empieza a despegar en el género de superhéroes hubo algo que cambió, y no fue la actitud de Stan Lee, sino la llegada de Jack Kirby, que impuso en Marvel su forma de entender los cómics y la acción. Tanto Stan Lee como el resto de dibujantes tuvieron que seguir su ritmo.
Empiezo un hilo con portadas de Pilote en las que aparece Astérix
Creo que en este caso hice una lista de cosas que me interesan sólo a mí. Me llama mucho la atención las ilustraciones "inéditas" de Uderzo. Lo pongo entre comillas porque se han incluido de alguna manera en los álbumes Lo nunca visto y El libro de oro, pero me parece que son ilustraciones que se merecerían aparecer a gran tamaño y respetando el diseño original.
El historietista Pablo Vicente ha inventado el 'Pasapalabra' de los cómics
En enero empecé un hilo con recomendaciones que se basaban únicamente en la primera letra del título. Me pareció una forma muy honesta de recomendar lecturas. Fuera todos los sesgos (fechas, países, autores, estilos...), lo único que importaba era elegir el mejor título posible para cada letra.
Las viñetas de 'Frida y Lolo' que supuestamente plagian las publicaciones de famosos tuiteros como Gerardo Tecé o Moe de Triana
Fue algo casual. Una persona escribió en Twitter que el autor de esta viñeta le había plagiado una frase. Otro respondió que a él también. Fui a la web del periódico La región y empecé a mirar si había más casos. No me esperaba en absoluto que fuesen plagios de ese estilo, tan descarados y tan poco trabajados (repetía las mismas imágenes cambiando solo el texto). Xoan Baltar continúa publicando viñetas en La región, pero parece que tiene más plantillas y ya no copia frases de Twitter de manera literal.
Despacito, con calma y sin prisas, 50 adaptaciones de cómics españoles
Salieron bastantes más que "50" adaptaciones. Tenía apuntadas muchas rarezas que seguro que no conocía mucha gente, pero gracias a las respuestas fui completando huecos con películas y series de los que no había oído hablar. Ahí queda la lista, algún día tendré que escribir un artículo sobre este tema.
¿Sabíais que la Marvel de Stan Lee plagió a Casper durante años? La cosa tiene más chicha y voy a intentar explicarlo en un... #hilo
Era una idea que tenía guardada desde hace mucho tiempo, pero no me apetecía convertir esto en un artículo porque tendría que haberlo documentado mejor. En toda esta lista de imitaciones lo de menos eran las fechas y los autores, sino ver claramente que Marvel (Timely en esos años) era la editorial de las imitaciones baratas del resto de editoriales. Y parte de la responsabilidad, tal y como yo lo veo, era del Stan Lee editor. Cuando Marvel empieza a despegar en el género de superhéroes hubo algo que cambió, y no fue la actitud de Stan Lee, sino la llegada de Jack Kirby, que impuso en Marvel su forma de entender los cómics y la acción. Tanto Stan Lee como el resto de dibujantes tuvieron que seguir su ritmo.
Empiezo un hilo con portadas de Pilote en las que aparece Astérix
Creo que en este caso hice una lista de cosas que me interesan sólo a mí. Me llama mucho la atención las ilustraciones "inéditas" de Uderzo. Lo pongo entre comillas porque se han incluido de alguna manera en los álbumes Lo nunca visto y El libro de oro, pero me parece que son ilustraciones que se merecerían aparecer a gran tamaño y respetando el diseño original.
domingo, 29 de diciembre de 2019
Mi 2019 en Canino
Los artículos que he escrito para Canino este año:
Más que tinta negra y gomas de borrar: en defensa de los entintadores
Quedó un texto con un tono bastante agresivo, pero creo que argumentado. Ahora ha perdido su valor porque el entintador (Juan Manuel Muñoz) sí aparece acreditado en los nuevos álbumes.
[Entrevista] Pedro F. Medina, editor de Fandogamia: “El futuro del cómic español pasa por generar universos.”
Fandogamia está en un punto intermedio que es inevitable: tienen mucha fuerza, pero llevan poco tiempo en activo. Creo que esta entrevista ayudó a explicar su línea editorial.
Ramis, Cera y Peregrina: los hijos de Bruguera
Me da mucha envidia cuando leo en revistas americanas transcripciones de charlas y mesas redondas sobre cómic. Ahora mismo es posible leer las opiniones de Jack Kirby o de Alan Moore cuando hablaban delante de un público. Como iba a moderar esta mesa de todas maneras, pensé que merecía la pena transcribirla.
80 años de Jan, el auténtico Superlópez
Estoy tremendamente agradecido a todos los que colaboraron en este homenaje a Jan y muy decepcionado conmigo por no haber sido capaz de hacer más. A pesar de esa limitación (insisto, es culpa mía) creo que esta felicitación especial era un gesto necesario.
‘Watchmen’ – La gran equivocación de Rorschach
Todo viene de una idea fundamental: si Rorschach es el personaje más ridiculizado en este cómic, y al mismo tiempo es el que defiende que el universo es caótico y no existe ningún plan superior... entonces el mensaje de este cómic es que ese plan superior existe. Con ese punto de partida, todo en este cómic encaja y tiene mucho más significado. ¿Por qué tanto experimento formal, por qué tanta simetría, conexiones, reflejos...? Porque la forma y el mensaje en este caso son la misma cosa. No solo eso, conecta mejor con el resto de cómics escritos por Alan Moore.
Mi sensación aquí es que no estoy hablando de qué significa Watchmen para mí, que es una forma bastante habitual a la hora de ficciones y sus significados. Creo que Rafael Marín citaba a Carlos Pacheco diciendo algo parecido a "Hay tantos Watchmen como lectores". No me parecen mal estas interpretaciones personales, pero en este caso no me interesaba hablar de mi Watchmen, sino intentar sacar a la luz qué es lo que realmente Alan Moore quería explicar.
El Capitán Trueno, el terror de los caudillos
Lynnot me había prevenido de que algún día quería grabar un podcast sobre el Capitán Trueno, para preguntarme si quería colaborar. Con esa llamada de atención empecé a repasar tranquilamente los cómics que ya había leído (y disfrutado) de crío. En esencia, lo que hice fue aprovechar la documentación que me había preparado para el programa como esquemita para este artículo.
El Capitán Trueno sería como Popeye o Tarzán para los americanos. Se conoce al personaje, se le podría identificar por su aspecto y su nombre, pero no hay prácticamente nadie que se lo haya leído. Lo peculiar en nuestro caso es que un personaje como este, creado por un autor con unas ideas políticas muy de izquierdas, haya sido asimilado por gente con ideas políticas opuestas.
Siggi y Babarras: así se apropió la ultraderecha alemana de Astérix y Obélix
El origen también fue un programa de Campamento Krypton. Mientras me preparaba algunos datos curiosos para el programa me encontré con esta traducción alemana que es absolutamente delirante. Quise saber todo lo posible, nunca había leído sobre este tema. De hecho, mi artículo es la primera referencia en Español a este asunto.
Me obligué a mí mismo a no decir nada durante la grabación porque tenía miedo de que si lo decía en el programa alguien podría robarme el tema y escribir el artículo antes. Sin embargo, lo dije y lo expliqué (aunque por error los llamé "Siggi y Barrabás"). Nadie más ha escrito sobre esto de momento, ni antes ni después que mi artículo.
Más que tinta negra y gomas de borrar: en defensa de los entintadores
Quedó un texto con un tono bastante agresivo, pero creo que argumentado. Ahora ha perdido su valor porque el entintador (Juan Manuel Muñoz) sí aparece acreditado en los nuevos álbumes.
[Entrevista] Pedro F. Medina, editor de Fandogamia: “El futuro del cómic español pasa por generar universos.”
Fandogamia está en un punto intermedio que es inevitable: tienen mucha fuerza, pero llevan poco tiempo en activo. Creo que esta entrevista ayudó a explicar su línea editorial.
Ramis, Cera y Peregrina: los hijos de Bruguera
Me da mucha envidia cuando leo en revistas americanas transcripciones de charlas y mesas redondas sobre cómic. Ahora mismo es posible leer las opiniones de Jack Kirby o de Alan Moore cuando hablaban delante de un público. Como iba a moderar esta mesa de todas maneras, pensé que merecía la pena transcribirla.
80 años de Jan, el auténtico Superlópez
Estoy tremendamente agradecido a todos los que colaboraron en este homenaje a Jan y muy decepcionado conmigo por no haber sido capaz de hacer más. A pesar de esa limitación (insisto, es culpa mía) creo que esta felicitación especial era un gesto necesario.
‘Watchmen’ – La gran equivocación de Rorschach
Todo viene de una idea fundamental: si Rorschach es el personaje más ridiculizado en este cómic, y al mismo tiempo es el que defiende que el universo es caótico y no existe ningún plan superior... entonces el mensaje de este cómic es que ese plan superior existe. Con ese punto de partida, todo en este cómic encaja y tiene mucho más significado. ¿Por qué tanto experimento formal, por qué tanta simetría, conexiones, reflejos...? Porque la forma y el mensaje en este caso son la misma cosa. No solo eso, conecta mejor con el resto de cómics escritos por Alan Moore.
Mi sensación aquí es que no estoy hablando de qué significa Watchmen para mí, que es una forma bastante habitual a la hora de ficciones y sus significados. Creo que Rafael Marín citaba a Carlos Pacheco diciendo algo parecido a "Hay tantos Watchmen como lectores". No me parecen mal estas interpretaciones personales, pero en este caso no me interesaba hablar de mi Watchmen, sino intentar sacar a la luz qué es lo que realmente Alan Moore quería explicar.
El Capitán Trueno, el terror de los caudillos
Lynnot me había prevenido de que algún día quería grabar un podcast sobre el Capitán Trueno, para preguntarme si quería colaborar. Con esa llamada de atención empecé a repasar tranquilamente los cómics que ya había leído (y disfrutado) de crío. En esencia, lo que hice fue aprovechar la documentación que me había preparado para el programa como esquemita para este artículo.
El Capitán Trueno sería como Popeye o Tarzán para los americanos. Se conoce al personaje, se le podría identificar por su aspecto y su nombre, pero no hay prácticamente nadie que se lo haya leído. Lo peculiar en nuestro caso es que un personaje como este, creado por un autor con unas ideas políticas muy de izquierdas, haya sido asimilado por gente con ideas políticas opuestas.
Siggi y Babarras: así se apropió la ultraderecha alemana de Astérix y Obélix
El origen también fue un programa de Campamento Krypton. Mientras me preparaba algunos datos curiosos para el programa me encontré con esta traducción alemana que es absolutamente delirante. Quise saber todo lo posible, nunca había leído sobre este tema. De hecho, mi artículo es la primera referencia en Español a este asunto.
Me obligué a mí mismo a no decir nada durante la grabación porque tenía miedo de que si lo decía en el programa alguien podría robarme el tema y escribir el artículo antes. Sin embargo, lo dije y lo expliqué (aunque por error los llamé "Siggi y Barrabás"). Nadie más ha escrito sobre esto de momento, ni antes ni después que mi artículo.
lunes, 9 de diciembre de 2019
En Canino: Siggi y Babarras
La semana pasada publiqué el siguiente artículo en Canino sobre la primera traducción alemana de Astérix. El editor se tomó muchas libertades en ella, especialmente por las lecturas políticas.
Siggi y Babarras: así se apropió la ultraderecha alemana de Astérix y Obélix
«La Guerra Fría llegó incluso a los cómics de Astérix. Un antiguo oficial del Tercer Reich utilizó a los héroes galos para adoctrinar a los niños alemanes con ideas antidemocráticas, antisemitas y anticomunistas. El resultado de una traducción tan libre como aquella fue un panfleto poco conocido fuera de sus fronteras.»
Siggi y Babarras: así se apropió la ultraderecha alemana de Astérix y Obélix
«La Guerra Fría llegó incluso a los cómics de Astérix. Un antiguo oficial del Tercer Reich utilizó a los héroes galos para adoctrinar a los niños alemanes con ideas antidemocráticas, antisemitas y anticomunistas. El resultado de una traducción tan libre como aquella fue un panfleto poco conocido fuera de sus fronteras.»
lunes, 2 de diciembre de 2019
Dean Martin y Jerry Lewis, autores de cómic: 'Cómicos en París' (1955)
En este año se han publicado en España dos libros sobre un mismo tema: la persecución moral y legal contra los cómics. De primeras yo recomiendo mucho La plaga de los cómics (Es Pop, 2019), pero tengo la sensación de que El pueblo contra los cómics (ACT, 2019) va a ser una joyita. Mientras espero para comprármelo, me he topado con una película ambientada en aquellos mediados de los 50 en los que el cómic fue el enemigo número uno en Estados Unidos. Se trata de una comedia musical, la penúltima de la pareja formada por Dean Martin y Jerry Lewis, en la que el cómic tiene una presencia importante.
En Cómicos en París (1955) la traducción del título no tiene ningún sentido: ni los personajes son cómicos ni la acción se ambienta en París. Rick (Dean Martin) y Eugene (Jerry Lewis) son una pareja de artistas con problemas económicos que comparten piso en Nueva York. El primero quiere vivir de sus cuadros y el segundo, de sus cuentos infantiles. Su vida da un vuelco cuando descubren que en la planta de arriba vive Abigail (Dorothy Malone), la autora de The Bat Lady, el cómic de superhéroes que tiene obsesionado a Eugene.
El argumento es tan enrevesado como el de un culebrón. Abigail renuncia a dibujar más a Bat Lady cuando su editor le pide que incluya crímenes y sangre. A partir de ese momento empieza a dibujar cuentos infantiles con ayuda de Eugene, el cual está enamorado de Bessie (Shirley MacLaine), la modelo que posaba como Bat Lady. Mientras tanto, Rick crea un nuevo cómic violento, Vincent the Vulture, a espaldas tanto de Abigail (de la que está enamorado) como de su amigo Eugene. Sin embargo, los guiones en realidad los está escribiendo este último sin darse cuenta, porque Rick sólo transcribe las pesadillas nocturnas de su compañero de habitación.
Si hasta ahora no lo he dejado claro, la película es una tontería especialmente por su tramo final. En los sueños de Eugene aparece de manera inexplicable la fórmula secreta que el gobierno de EEUU está desarrollando para viajar al espacio. Cuando el cómic de Rick llega a los kioskos, tanto el gobierno americano como el soviético persiguen a la pareja protagonista justo en mitad de un espectáculo teatral (¿?) en el que actúan junto con Abigail y Bessie.
La película es un pasatiempo que sólo tiene la intención de distraer. Aún así, es interesante por el contexto en el que se hizo. Mientras que las normas de autocensura del Comics Code Authority llevaban en activo un año, en la película vemos a un editor que quiere publicar violencia para poder competir con la televisión, en la que ha visto «13 asesinatos, 4 apuñalamientos, 9 estrangulamientos y 6 envenenamientos en dos canales en una hora», y todo gratis. En la televisión, dice, se puede ver sangre chorreando a borbotones a todo color, apoyada por anunciantes de aspecto amistoso. Cuando Vicent, the Vulture, se convierte en un éxito, la editorial fabrica merchandising en forma de puños americanos o una pistola de juguete que dispara de verdad.
Por culpa de este editor Abigail renunció a esta industria para convertirse en una activista anti cómics junto a Eugene (los cómics le enseñaron a «hacer fuego chocando dos latas de gasolina»). Aún así, no parece que la película le eche toda la culpa del comportamiento de los niños a las historietas, sino también a la despreocupación de los padres. Por ejemplo, una activista visita la editorial para quejarse de la mala influencia que ejercen los cómics en «mentes sin desarrollar», y para demostrarlo decide dejar allí a su hijo mientras se va de compras. «Pero señora, ¿como madre no le preocupa un poco dejar aquí a una mente sin desarrollar?», le dice el editor.
La película curiosamente fue dirigida por Frank Tashlin, que aunque había destacado en el mundo de la animación también escribió cuentos ilustrados y cómics, que firmó como Tish Tash:
En Cómicos en París (1955) la traducción del título no tiene ningún sentido: ni los personajes son cómicos ni la acción se ambienta en París. Rick (Dean Martin) y Eugene (Jerry Lewis) son una pareja de artistas con problemas económicos que comparten piso en Nueva York. El primero quiere vivir de sus cuadros y el segundo, de sus cuentos infantiles. Su vida da un vuelco cuando descubren que en la planta de arriba vive Abigail (Dorothy Malone), la autora de The Bat Lady, el cómic de superhéroes que tiene obsesionado a Eugene.
Eugene lee cómics de Bat Lady en sus horas de trabajo...
... y antes de irde a dormir.
El argumento es tan enrevesado como el de un culebrón. Abigail renuncia a dibujar más a Bat Lady cuando su editor le pide que incluya crímenes y sangre. A partir de ese momento empieza a dibujar cuentos infantiles con ayuda de Eugene, el cual está enamorado de Bessie (Shirley MacLaine), la modelo que posaba como Bat Lady. Mientras tanto, Rick crea un nuevo cómic violento, Vincent the Vulture, a espaldas tanto de Abigail (de la que está enamorado) como de su amigo Eugene. Sin embargo, los guiones en realidad los está escribiendo este último sin darse cuenta, porque Rick sólo transcribe las pesadillas nocturnas de su compañero de habitación.
Bessie posa como Bat Lady para Abigail.
Eugene se asusta al ver a Bat Lady en carne y hueso.
Bessie y Abigail toman el sol mientras leen cómics.
Rick mira un estante en el que sólo venden cómics de Bat Lady.
Eugene posa como Freddie, el ratón de campo, el personaje de sus cuentos infantiles.
Si hasta ahora no lo he dejado claro, la película es una tontería especialmente por su tramo final. En los sueños de Eugene aparece de manera inexplicable la fórmula secreta que el gobierno de EEUU está desarrollando para viajar al espacio. Cuando el cómic de Rick llega a los kioskos, tanto el gobierno americano como el soviético persiguen a la pareja protagonista justo en mitad de un espectáculo teatral (¿?) en el que actúan junto con Abigail y Bessie.
Vincent, the Vulture se vuelve un gran éxito entre los niños.
Hasta los bebés lo leen.
E incluso los militares encargados de misiones secretas.
La espía comunista Sonia (Zsa Zsa Gabor) también se viste de Bat Lady para acercarse a Eugene.
La película es un pasatiempo que sólo tiene la intención de distraer. Aún así, es interesante por el contexto en el que se hizo. Mientras que las normas de autocensura del Comics Code Authority llevaban en activo un año, en la película vemos a un editor que quiere publicar violencia para poder competir con la televisión, en la que ha visto «13 asesinatos, 4 apuñalamientos, 9 estrangulamientos y 6 envenenamientos en dos canales en una hora», y todo gratis. En la televisión, dice, se puede ver sangre chorreando a borbotones a todo color, apoyada por anunciantes de aspecto amistoso. Cuando Vicent, the Vulture, se convierte en un éxito, la editorial fabrica merchandising en forma de puños americanos o una pistola de juguete que dispara de verdad.
El Sr. Murdock (Eddie Mayehoff) le enseña el peligroso merchandising a Rick.
Por culpa de este editor Abigail renunció a esta industria para convertirse en una activista anti cómics junto a Eugene (los cómics le enseñaron a «hacer fuego chocando dos latas de gasolina»). Aún así, no parece que la película le eche toda la culpa del comportamiento de los niños a las historietas, sino también a la despreocupación de los padres. Por ejemplo, una activista visita la editorial para quejarse de la mala influencia que ejercen los cómics en «mentes sin desarrollar», y para demostrarlo decide dejar allí a su hijo mientras se va de compras. «Pero señora, ¿como madre no le preocupa un poco dejar aquí a una mente sin desarrollar?», le dice el editor.
La película curiosamente fue dirigida por Frank Tashlin, que aunque había destacado en el mundo de la animación también escribió cuentos ilustrados y cómics, que firmó como Tish Tash:
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