jueves, 14 de diciembre de 2017

Don Talarico. El castillo encantado (Jan)


En los medios es noticia cuando se consigue encontrar una copia con unas nuevas escenas inéditas del Metrópolis de Fritz Lang o cintas de VHS con algunos primerísimos capítulos desaparecidos de Doctor Who. Me ha venido esto a la cabeza mientras leía cómo ha sido posible recuperar este cómic que, aunque fue dibujado en los 70, jamás se llegó a publicar ni parecía que fuese posible hacerlo porque las páginas con los dibujos originales se habían perdido (o robado, según lo interprete cada lector).

La primera página de este cómic está fechada en 1971, la última, en 2017. Han pasado más de 40 años entre ellas para que fuese interesante la idea de restaurar este álbum casi desde la nada, desde fotocopias de las primeras 33 páginas (más incompletas de lo que parece, por lo que se ve en los extras), y algunos bocetos y otras anotaciones para las 10 últimas, con un estilo de dibujo más actual. Este cómic no sólo tiene el interés de que nos permite descubrir, o reencontrar, al Jan de casi 10 años antes de Superlópez. Esta restauración significa además una lucha contra el paso del tiempo y también de algún modo una reivindicación del autor sobre la propiedad intelectual de su trabajo.

Aunque se haya publicado gracias a la buena acogida del anterior álbum, El castillo encantado empieza como si se tratase de un álbum independiente, poco antes de la conquista musulmana en la península ibérica, con una primera viñeta que parodia la leyenda de la cueva de Hércules en Toledo. A partir de ahí Jan va hilando gags, anacronismos, recursos gráficos chocantes, entrañables personajes con debilidades exageradas (pereza, alcoholismo, lujuria apta para todos los públicos...), caídas y golpes, situaciones ridículas que llegan al absurdo... Todo dentro de un ambiente de tontería general en el que nada se llega a tomar en serio. La guerra no es para tanto, y más que personajes parece en este tebeo hay muñecos que juegan entre ellos, como los del recortable que venía de regalo para los 500 primeros compradores.


No me vuelve loco el castellano medieval de los diálogos, y también creo que al álbum le cuesta arrancar en las primeras páginas, en las que se nota que hay mucha documentación histórica detrás. La lectura se vuelve mucho más ágil en cuanto comienza la aventura propiamente dicha, cuando Alfonso I, rey de Asturias, encomienda a don Talarico la reconquista del castillo encantado del título, habitado por monstruos de aspecto animalado. Le acompañan en la aventura el enamoradizo don Mendo (la obra de Muñoz Seca puede ser una influencia en este cómic) y el borrachín mago Melón, aunque los personajes con los que yo me quedo son los que forman el ejército de soldados anónimos. No estamos en un cómic como Pasolargo, que ridiculice las "gloriosas gestas" que a la propaganda del régimen franquista le gustaba exagerar. Sin embargo, las viñetas de multitudes con los comentarios y quejas de los soldados dan pie a ridiculizar el honor y la gloria que se le atribuyen la guerra.

Jan y Jordi Coll deberían estar muy orgullosos. No creo que El castillo encantado se convierta en un super ventas ni que estuviese pensado para serlo, pero a este álbum se le puede definir con una palabra: es un acontecimiento.

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