Lisa Simpson: ¡Esto es obra de Nosferatu, das Vampire! … Un vampiro.
En los años 70 se veía cercano el fin de los superhéroes (no sería la primera vez, como todo el mundo sabía). Esto unido a la flexibilización del código de autocensura de los cómics motivaría a Marvel a diversificar sus productos bajo la inteligente guía de Roy Thomas. Para empezar, adquirieron la licencia de Conan el Cinmerio y Kull el Conquistador, dos personajes literarios creados por Robert E. Howard en los años 30, a los que poco después les seguiría la creación de comic-books y magazines de personajes de terror como Drácula, el monstruo de Frankenstein y el Hombre Lobo. Unos años después llegarían los tebeos de artes marciales, las adaptaciones de populares películas como Star Wars, Battletar Galactica o Star Trek, y la aparición de series también alejadas de las mallas y las máscaras como Howard el Pato.
Muchas de estas colecciones, especialmente las que no he mencionado, aguantaron mientras duró su moda particular (terror, artes marciales…). Sólo unas pocas elegidas sobrevivieron a los caprichos temporales de los lectores, entre ellas la Tumba de Drácula que Panini edita ahora en económicos tomos recopilatorios.
Tres autores, setenta números, siete años
Gene Colan, conocido hasta ese momento por sus etapas en personajes como Iron Man, Capitán América, Doctor Extraño y, especialmente, Daredevil, no fue la primera opción del editor, Stan Lee, a la hora de elegir dibujante. A pesar de esto, Colan deseaba encargarse esta colección con todas sus fuerzas (en aquel momento estaba harto de los superhéroes) por lo que, siguiendo el consejo de su esposa, le entregó unos bocetos y diseños del personaje a editor para hacerle cambiar de opinión. Tuvo suerte, ya que cuando Stan vio sus dibujos le dio el trabajo sin dudar un segundo. Es fácil comprobar que Gene Colan estaba entusiasmado con este nuevo trabajo, ya que incluso entintaría su primer número en la colección. Será precisamente en Tomb of Dracula (TOD) donde Colan haría su mejor trabajo: terror, suspense, elegancia, luces y sombras…
El siguiente autor fijo de la colección sería el entintador Tom Palmer, ocupando el puesto en el que había estado hasta entonces Vince Colleta (famoso por su frase “¿Lo quieres rápido o lo quieres bien hecho?”). Aunque como dibujante era limitado, era la persona más indicada para definir los lápices de Colan, como se habría visto anteriormente en Doctor Extraño. Durante estos años fue cuando ambos, dibujante y entintador, se hicieron inseparables.
Marv Wolfman, el clásico corrector que asciende a editor y de ahí a guionista, sería el último en unirse al equipo en el TOD #7. Wolfman fue el sustituto elegido para Gerry Conway y Gardner F. Fox, guionistas competentes que sólo realizaron unos números correctos. El nuevo escritor le daría un nuevo punto de vista a la colección: si hasta entonces el cómic de terror se entendía como historias cortas con finales sorprendentes, TOD sería una serie regular donde un grupo de héroes perseguiría al Príncipe de las sombras. El Vampiro daría título a la colección, pero Drake, Rachel y compañía tendrían la misma importancia a la hora de ser desarrollados. Con él, el equipo de la colección se mantendría hasta el final de ésta en el número 70, siendo uno de los más creativos y longevos de Marvel.
Como se ha dicho arriba, TOD fue de las pocas series que sobrevivieron a la moda del terror, siendo de hecho una de las más populares de Marvel, comparada incluso con los comic-book de superhéroes. Lamentablemente, Colan acabó cansándose de la colección, lo que llevó a Wolfman y a Palmer a ponerse de acuerdo para terminar la serie: si no estaba Colan con ellos, no tenía sentido continuar. El guionista preparó un final a la altura que cerraría la colección de manera espectacular, una conclusión perfecta para una colección insuperable.
Es interesante añadir que un par de meses después de cancelarse la colección a Colan volvería a picarle el gusanillo de dibujar de nuevo a su Drácula. Un dibujante inquieto.
Sangre, cuchillos de madera y sectas satánicas
Los cimientos en los que TOD se apoya son los personajes. Carismáticos, bien desarrollados, con momentos de gloria para todos. En el trío principal tenemos a los descendientes de los protagonistas del libro de Stoker: el acobardado Drake, descendiente de Vlad Tepes (Drácula antes de ser vampiro); Rachel Van Helsing, una atractiva mujer malhumorada con una cicatriz en la cara; y Quincy Harker, el líder del grupo atrapado en una silla de ruedas. Junto a ellos se encuentran Taj, un hindú mudo, Harold H. Harold, un cómico escritor de novelas sobre vampirismo, y Hannibal King, un detective privado vampiro que intenta llevar una vida normal. Evidentemente, de entre todos ellos destaca el cinematográfico Blade, un afroamericano que divide sus noches entre tocar la trompeta en un club de jazz y cazar vampiros usando cuchillos de madera.
Sin embargo, Drácula será el personaje que acapare la atención de los lectores. Poderoso y patético, salvaje y elegante, una fuerza de la naturaleza que tan pronto busca la supervivencia como la dominación de la humanidad. Posiblemente su mejor momento llega cuando busca la estabilidad del matrimonio: se unirá a un culto satánico haciéndose pasar por el mismo Demonio, se casará bajo el rito satánico y llegará a tener un hijo. Unas historias que respetan la mitología de los chupasangres pero se atreve a innovar.
Y a pesar de que en un primer momento pareciese no adecuado para el tono de la serie, Wolfman se atrevió a confrontar a nuestro Príncipe de las Tinieblas con otros personajes de Marvel como Spiderman, el Doctor Extraño y Estela Plateada. Unos encuentros inolvidables que además de sorprendentes resultaban bien desarrollados y coherentes con el estilo tenebroso utilizado.
¿Un experimento arriesgado?
Panini publicará esta colección en 3 ¿ó 4? tomos, de los cuáles uno ya está en las tiendas desde hace tiempo y el segundo llegará el mes que viene. La edición es económica (20 euros por 600 páginas en blanco y negro) y muy adecuada para el tipo de historias que contiene. Panini utiliza los mejores cómics del género de vampiros para atraer al público que se ha interesado por las recientes historias de vampiros del cine (Crepúsculo, Déjame entrar), la televisión (True Blood) o la literatura (las novelas de Ann Rice).
Definitivamente imprescindible.
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