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lunes, 26 de noviembre de 2018

Aparte de la Gorda de las Galaxias: los libros de Nicolás


La figura de Nicolás se reivindicó hace unos pocos años con entrevistas y varios proyectos. El que más recuerdo ahora es el del año pasado, sus ilustraciones para La casa de Bernarda Alba zombi. Antes de aquel redescubrimiento el gran público no sabía nada sobre la situación actual de Nicolás, ni cómo se encontraba ni qué hacía. Si no me equivoco, fue gracias a Gerardo Vilches y a Mireia Pérez que se volvió a hablar de él y se le volvió a publicar.

Matraca Ediciones ha empezado a recuperar este año, entre otras cosas, el trabajo literario de Nicolás en bolsilibros. Es un formato pequeño, cabe en una mano, de unas 150 páginas en blanco y negro. Bruguera por ejemplo lo usaba para sus novelitas de Corín TelladoMarcial Lafuente Estefanía, pero aquí Matraca lo ha reinventado un poco. Además del libro en sí mismo se incluyen un prólogo y una extensa conversación al final entre el editor y el autor.

De momento le han publicado tres libros a Nicolás. El primero es una novela, El fantasma José Enrique, escrita en 1981 como homenaje a Álvaro de Laiglesia y al humor de La codorniz. Está protagonizado por un fantasma bajito que debe pasar varias pruebas para demostrar su amor por otra fantasma, Carmenchu: salvarle la vida en un accidente de coche, soportar la contaminación de la ciudad, trabajar en el mundo del cine o rodar un anuncio de televisión. El humor se basa en las situaciones alocadas por las que pasa el personaje, pero sobre todo en el manejo de la palabra.

El siguiente, Sabor a serie negra y otros sabores, es una antología de unos 50 cuentos entre los que destacan los de género negro. O más bien, son los más rápidos de clasificar, porque en realidad el libro es una macedonia de personajes, géneros y temas en la que también sobresalen los animales. El personaje que más se repite en estos cuentos es el detective Sawa, un investigador privado duro y seductor con el que Nicolás hace burla y homenaje de este tipo de historias.


Mi favorito de los que se han publicado hasta ahora (y por lo que me contó Nicolás, también es el de muchos lectores) es Una tontería para cada día. Recopila 365 frases agrupadas por meses, algunas ya publicadas en revistas y otras no. Todas tienen una misma estructura de dos líneas, como de pregunta y respuesta, planteamiento y desenlace... Es decir, la estructura de un chiste: premisa y remate. Eso es básicamente lo que son, ocurrencias ingeniosas, juegos de palabras, metáforas poéticas... que buscan la sonrisa del lector.

Quiero subrayar lo que también destaca el editor Pepe Cueto: la variedad de tipos de frases. Ojeándolo me dio la impresión de que este libro podría funcionar mejor en pequeñas dosis, leyendo una al día como recomienda el título. Después de terminarlo, creo que se puede disfrutar también si se lee del tirón. La variedad de estilos y de formas le da una vidilla muy interesante. Cada frase anima a leer la siguiente y la siguiente, excepto aquellas en las que, cada una por un motivo, te piden un momento extra de atención.

Nicolás se nos había quedado olvidado, pero gracias a mucha gente se le está recuperando en proyectos muy variados. Nos faltaban estos textos de Nicolás, y esperemos que sigan publicándose.

lunes, 9 de mayo de 2016

La gorda de las galaxias (Nicolás)


La Gorda de las Galaxias es un personaje desconcertante. La editorial Bruguera había comenzado a modernizar sus revistas a principios de los 80 con el Superlópez de Jan y el Atasco-Star de Rafael Vaquer y Alfonso López, por decir dos, que parecen tímidos avances cuando los comparas con la obra de Nicolás. Las páginas de este dibujante están completamente fuera del marco en el que se había enclaustrado la editorial durante toda su existencia.

Es paradójico que esta serie fuese tan vanguardista porque Nicolás utilizaba referentes que deberían haber estado asumidos en su momento. El dibujo y el color son deudores de la psicodelia pop de los Beatles y Yellow Submarine (1968), el humor naif recuerda al que perfeccionaron Tono y Mihura en La Codorniz de los años 40, y la premisa de la serie parte de la space opera trasnochada, más del Flash Gordon de Alex Raymond que del Star Wars de George Lucas. Y aún así, leídas hoy, las páginas de Nicolás siguen siendo radicalmente diferentes a todo, profundamente únicas y personales.

Esta recopilación de historias de dos páginas está protagonizada por una maternal Gorda de las Galaxias que se dedica a ayudar a los demás durante sus viajes por el espacio. Sus aventuras nos llegan como alucinaciones de colores entre evasivas y libertarias (tal vez sea lo mismo), pero que antes que nada quieren reivindicar la inocencia de la infancia.