Mostrando entradas con la etiqueta Andrews McMeel. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Andrews McMeel. Mostrar todas las entradas
lunes, 8 de mayo de 2017
Big mushy happy lump (Sarah Andersen)
Llevo un tiempo pensando que el meme de internet es la evolución del cómic y del humor gráfico. Frente al cómic como obra de un autor (un "autor-marca"), el meme por lo general es la obra de autores anónimos. Estos autores, que crean dentro de comunidades on-line, han ido influyéndose entre ellos, proponiéndose iconos y frases que han sido olvidados o han permanecido según el caso. De este modo los memes en general han acabado enfocándose hacia un tipo de cómic con una expresividad exagerada, que busca lo icónico, que usa pocas o incluso ninguna palabra y suelen tratar temas cotidianos con los que se puede identificar todo tipo de lector.
Los memes han influido al cine (Kung Fury) y a la animación (Hora de aventuras). También noto esta influencia en los cómics de Sarah Andersen, no sólo en los remates sino en la estructura de cada página. En cada una de ellas, la joven autora explica una situación, una anécdota, un estado de ánimo, etcétera, con los que se muestra tal y como se ve a sí misma: neurótica, inquieta, frágil, insegura... Posiblemente los cómics de Sarah Andersen se utilicen en el futuro para explicar qué era la generación millennial.
viernes, 11 de marzo de 2016
Adulthood is a myth (Sarah Andersen)
La autora de este webcómic (que acaba de dar su salto al papel con este tomito) es Sarah Andersen, una joven de 24 años que hace poco terminó sus estudios de bellas artes. En el personaje de estas páginas, Sarah, su alter ego, vierte todas sus inseguridades y obsesiones, y es ahí donde surge la ironía de este cómic: una persona que se define a sí misma como profundamente introvertida decide exhibirse con todos sus defectos (pereza, reacciones exageradas, gula...) al mundo. Se podría entender si fuese un exibicionismo amable, pero es lo contrario. Está lleno de una autocrítica ácida con la que, en realidad, un lector tan introvertido y ratón de biblioteca como la propia autora se identifica sin problemas. La entendemos, la justificamos, sentimos complicidad con Sarah porque crea un entorno íntimo utilizando un dibujo simpático y muy sencillo, monigotes, porque quiere hacernos sentir cómodos, que la veamos no como una autora sino como una amiga. Una amiga que también nos hace pequeñas confesiones y comparte sus reflexiones sobre las redes sociales, el amor o la vida en pareja.
Entre la autocrítica y las reflexiones, tal vez para mí lo más interesante es ver cómo Sarah siente que defrauda las expectativas que la sociedad tiene con ella, como persona (responsabilidad, sensatez...) y también como mujer (belleza, instinto maternal...). De ahí el chiste al que hace referencia el título: ¿cuándo llegará ese momento de la vida en el que se convertirá en la persona adulta que se espera de ella?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)