lunes, 1 de octubre de 2018

'Tomorrow stories', chistes de ayer


En los cómics de Alan Moore siempre ha habido humor de un modo u otro. En casos como D.R. y Quinch, sus historias cortas en las revistas inglesas o en la saga de los Bojefries se trata de algo evidente, pero no es difícil ver la sorna británica en el resto de su trabajo. Incluso un cómic como Watchmen, por ejemplo, no se puede entender del todo si no se ve que Rorschach es una caricatura gruesa de un superhéroe de extrema derecha.

Creo que después del éxito de sus cómics más serios, Moore quiso compensar dándole más importancia a esta vena cómica en su universo ABC, con mayor o menor intensidad según la colección. De las cinco, la que más buscaba la sonrisa era Tomorrow stories. Ojo al título: ¿"Historias del mañana"? En realidad se trataba de homenajes a las revistas americanas más antiguas de cómic. La estructura antológica conectaba con la de aquellas primeras publicaciones, pero el contenido apuntaba especialmente a la revista Mad y al Spirit de Will Eisner.

Tengo la sensación de que había más implicación en los personajes First American y Splash Brannigan, porque son los que seguían la línea creada por autores como Harvey Kurtzman, Will Elder y Wally Wood. El primero era una versión del Superduperman (Mad #4, 1953) de Kurtzman y Wood, y que Alan Moore había señalado como una de sus inspiraciones para Watchmen. De nuevo, el nombre lo es todo, un juego de palabras con el lema «America First» que la derecha americana (especialmente el Ku Kux Klan) sigue utilizando. Con este superhéroe genuinamente americano este guionista y el dibujante Jim Baikie ridiculizaban la cultura, historia y tradiciones americanas sin mostrar ningún respeto por nadie. Uno de sus mejores cómics es precisamente el devastador análisis a la política exterior de George W. Bush, en el que sustituyen el petróleo de Irak por bizcochos. Otro de los mejores momentos es el capítulo dibujado por Sergio Aragonés. Contar con la colaboración de uno de los mejores dibujantes de Mad convierte en perfecto el homenaje a esta revista.

El tono y el estilo de los cómics de Splash Brannigan recuerdan mucho a los de First American. En los dos casos, son superhéroes con verborrea que se mueven en historias caóticas en las que sólo es posible todo lo que ayude a crear gags. Sin embargo, el primero ridiculizaba a los Estados Unidos como país, mientras que Splash se enfoca más en la ficción, el arte y su creación. Su origen como superhéroe formado por tinta líquida dentro de una editorial de cómics decadente da mucho juego a la hora de hablar de la propia industria del cómic y los superhéroes.

Una de mis debilidades con esta colección ha sido John B. Quick, en parte por mi formación. El guionista cogió la idea del típico niño inventor, pero lo llevó al extremo aplicando únicamente conceptos científicos de este siglo. Por eso me sorprende la repercusión que consiguen películas como Interstellar (2014). En comparación con cómics como este, se me quedan muy cortas en lo que significa experimentar con las posibilidades científicas de la ciencia ficción. En estas historias cortas que no llegan ni a las 10 páginas, Moore demostraba que entendía correctamente varios conceptos avanzados, hasta el punto de poder hacer chistes con ellos.

De los cinco personajes que aparecen en esta colección, dos están menos dirigidos al humor. El primero es Cobweb, la única superheroína protagonista de la colección, con un tono lúbrico y sensual que le dio pie a Moore para los dobles sentidos sexuales, pero también para las referencias a diferentes cómics: para niñas (la pequeña Lulú), eróticos (Barbarella), de la revista Playboy (Little Fanny Annie), etcétera.

Me ha funcionado mucho mejor dentro de esta colección el personaje de Greyshirt (o Camisa Gris), que sigue la estela de Will Eisner, y no sólo por el género de héroes callejeros de traje y corbata. Con estas historias Moore y Rick Veitch investigaron diferentes formas de contar historias, experimentando con el diseño de las páginas y la forma de las viñetas como se hacía en The Spirit. El cierre de esta colección, en el Tomorrow Stories Special #1, está entre los mejores números de este personaje. Moore ya había hecho grandísimos homenajes a Jack Kirby, Gil Kane y al Superman pre Crisis. A todos ellos se une un conmovedor homenaje a Will Eisner con motivo de su muerte.

Estos cómics dejan satisfecho, pero es cierto que no están entre lo más destacado de la carrera de Alan Moore. Tampoco el resto de implicados estaba intentando reinventar la rueda. Casi tengo la sensación de que esta colección es el trabajo de un fan que sólo quiere imitar a sus ídolos, utilizar sus mismos recursos e intentar repetir sus aciertos, sin otra intención que pasárselo bien. De ahí el cómic de Splash Brannigan dibujado por Kyle Baker. ¿Estos cómics están copiando ideas, chistes y recursos de aquellas primeras historietas norteanericanas? No lo llame plagio, llámelo homenaje. Un grandísimo homenaje.

(Han pasado siete meses desde que ECC publicó este tomo con los números #1-12 de la colección. ¿Hay planes para publicar los 3 números que faltan en algún tomo aparte?)

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