viernes, 16 de octubre de 2015
La saga de los Bojeffries (Alan Moore, Steve Parkhouse)
Después de tres o cuatro tiras y cómics cortos en diferentes revistas más o menos populares, Moore se ganó a los lectores con sus dos primeros proyectos ambiciosos en la revista Warrior, es decir, V de Vendetta y Marvelman. Cronológicamente, su siguiente cómic es precisamente éste, una rareza que no tuvo continuidad en aquella revista y que se tuvo que ir distribuyendo con capítulos dispersos en diferentes publicaciones entre 1983 y 1991, más la última historia de 24 páginas creada para cerrar este recopilatorio. Esto explica la falta de continuidad entre estas historias, que es algo bastante extraño dentro de la obra de Alan Moore, y que al mismo tiempo es la explicación de una de sus virtudes. Cada relato corto es un experimento, centrado en un personaje concreto en cada ocasión o narrado y dibujado de una forma diferente.
Se podría decir que en esencia los Bojeffries son el equivalente británico y proletario de La familia Addams. Otro punto interesante es que, si por lo general la ficción cuenta historias de fantasía a partir de entornos costumbristas reconocibles, el acierto de Moore y Parkhouse es saber encontrar lo más rutinario y mundano que surge de un ambiente fantástico, una táctica con la que empezaría también La Balada de Halo Jones del mismo Alan Moore. A partir de este tono cotidiano se desarrolla un humor que parte de la propia personalidad de esta familia y la ridiculización de la sociedad thatcheriana más humilde de la época. Los miembros del clan son un padre e hijo idénticos sin oficio ni beneficio, una hija descomunal con un exceso de confianza inexplicable, un primo hombre lobo que con un trabajo alienante en una fábrica, el bebé radioactivo encerrado en el sótano y el abuelo primigenio que está en su última fase de materia orgánica. Tal vez lo más interesante es que no puedo entender cómo un grupo tan aislado de la sociedad ha conseguido convivir con ella durante todo un siglo, y cómo, a pesar de sus deseos de integrarse, todavía tienen dificultades para entender las costumbres de los demás.
Dentro de la obra de Alan Moore puede ser un trabajo menor, pero es interesante tanto porque se aleja mucho de su tono habitual como por ser uno de sus primeros cómics.
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