miércoles, 28 de noviembre de 2018

¡Atrévete a dibujar! El estilo y errores habituales

En esta lección de hoy, hablaremos de una cosa muy delicada para los dibujantes principiantes: el estilo propio. Lograr un estilo es difícil y requiere años de práctica. Hay tantos y tan buenos dibujantes, que es casi imposible no caer en la escuela de alguno, bien por ser el que más gusta o porque sus creaciones se adaptan más a vuestras posibilidades.


Es bueno copiar porque al principio facilita mucho la labor del futuro dibujante, pero sólo hasta cierto punto. Si estáis demasiado influenciados por determinado dibujante, nunca dejaréis de ser un imitador de él. El mejor sistema es escoger siete u ocho dibujantes que os gusten y copiar los detalles mejores a vuestro juicio de cada uno, lo que unido al fruto de vuestra personalidad, puede dar con el tiempo un estilo propio sin parecidos ni influencias perniciosas.

Tened bien presente que los principales defectos del que intenta convertirse en dibujante humorista son:

  1. Al intentar que los muñecos tengan excesiva gracia, quedan exagerados y confusos.
  2. Recargar las figuras con detalles superfluos.
  3. Movimientos mal calculados, con lo que los monigotes quedan como "pegados" en el papel.
  4. Dibujar los objetos del fondo, de manera que sus líneas liguen con las de los personajes, quedando el dibujo sin relieve.
  5. Estar influenciado por algún dibujante conocido, imitándole en todo.
  6. Llenar con cosas todos los claros del dibujo, sin pensar que el blanco también "juega" su papel, dando sensación de espacio y amplitud.

A partir de la próxima semana, el formidable dibujante Peñarroya dará comienzo a una serie de lecciones sobre la manera de confeccionar historietas largas que serán interesantísimas. Seguidlas con mucha atención.

(Pulgarcito nº 1119, 17/10/1952, Carlos Conti)

martes, 27 de noviembre de 2018

El gran libro de Superlópez


Un comentario muy, muy breve sobre este libro. Lo primero, creo que hay que tener en cuenta que es un tipo de producto que una editorial necesita. Aprovechando las navidades y el estreno de la película de Superlópez, Bruguera tenía que tener, sí o sí, un libro ameno, cómodo, con muchas imágenes... sobre el personaje de Jan. Lo digo porque hay casos en los que este tipo de libros parecen un trámite o un sacacuartos, pero mi impresión es que aquí no estamos ni en un caso ni en el otro.

Antoni Guiral tiene varios libros sobre cómic a sus espaldas, así que sabe cómo desenvolverse. Ha dividido el libro en capítulos que hablan del origen del personaje, de sus cómics más representativos (con ejemplos de todas las épocas del personaje), de los personajes secundarios y villanos, el merchandising y el resto de cómics de Jan. Para mi gusto, son muy interesantes tanto las imágenes menos conocidas (cromos, marcapáginas, dedicatorias...) como los comentarios que Jan ha ido haciéndole a Guiral sobre su propio trabajo. Yo tengo por ahí mi otro blog, Lectura cronológica de Superlópez (quiero continuarlo, pero la vida no me da para más), y aún así hay cosillas en este libro que me han sorprendido o que no había visto de la misma manera.

Con este libro os hago una recomendación sincera. Podría ser, como digo, sólo un producto editorial, pero Guiral le ha dado un plus de calidad que va a dejar satisfechos al lector casual y al que conozca más al personaje.

lunes, 26 de noviembre de 2018

Aparte de la Gorda de las Galaxias: los libros de Nicolás


La figura de Nicolás se reivindicó hace unos pocos años con entrevistas y varios proyectos. El que más recuerdo ahora es el del año pasado, sus ilustraciones para La casa de Bernarda Alba zombi. Antes de aquel redescubrimiento el gran público no sabía nada sobre la situación actual de Nicolás, ni cómo se encontraba ni qué hacía. Si no me equivoco, fue gracias a Gerardo Vilches y a Mireia Pérez que se volvió a hablar de él y se le volvió a publicar.

Matraca Ediciones ha empezado a recuperar este año, entre otras cosas, el trabajo literario de Nicolás en bolsilibros. Es un formato pequeño, cabe en una mano, de unas 150 páginas en blanco y negro. Bruguera por ejemplo lo usaba para sus novelitas de Corín TelladoMarcial Lafuente Estefanía, pero aquí Matraca lo ha reinventado un poco. Además del libro en sí mismo se incluyen un prólogo y una extensa conversación al final entre el editor y el autor.

De momento le han publicado tres libros a Nicolás. El primero es una novela, El fantasma José Enrique, escrita en 1981 como homenaje a Álvaro de Laiglesia y al humor de La codorniz. Está protagonizado por un fantasma bajito que debe pasar varias pruebas para demostrar su amor por otra fantasma, Carmenchu: salvarle la vida en un accidente de coche, soportar la contaminación de la ciudad, trabajar en el mundo del cine o rodar un anuncio de televisión. El humor se basa en las situaciones alocadas por las que pasa el personaje, pero sobre todo en el manejo de la palabra.

El siguiente, Sabor a serie negra y otros sabores, es una antología de unos 50 cuentos entre los que destacan los de género negro. O más bien, son los más rápidos de clasificar, porque en realidad el libro es una macedonia de personajes, géneros y temas en la que también sobresalen los animales. El personaje que más se repite en estos cuentos es el detective Sawa, un investigador privado duro y seductor con el que Nicolás hace burla y homenaje de este tipo de historias.


Mi favorito de los que se han publicado hasta ahora (y por lo que me contó Nicolás, también es el de muchos lectores) es Una tontería para cada día. Recopila 365 frases agrupadas por meses, algunas ya publicadas en revistas y otras no. Todas tienen una misma estructura de dos líneas, como de pregunta y respuesta, planteamiento y desenlace... Es decir, la estructura de un chiste: premisa y remate. Eso es básicamente lo que son, ocurrencias ingeniosas, juegos de palabras, metáforas poéticas... que buscan la sonrisa del lector.

Quiero subrayar lo que también destaca el editor Pepe Cueto: la variedad de tipos de frases. Ojeándolo me dio la impresión de que este libro podría funcionar mejor en pequeñas dosis, leyendo una al día como recomienda el título. Después de terminarlo, creo que se puede disfrutar también si se lee del tirón. La variedad de estilos y de formas le da una vidilla muy interesante. Cada frase anima a leer la siguiente y la siguiente, excepto aquellas en las que, cada una por un motivo, te piden un momento extra de atención.

Nicolás se nos había quedado olvidado, pero gracias a mucha gente se le está recuperando en proyectos muy variados. Nos faltaban estos textos de Nicolás, y esperemos que sigan publicándose.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

¡Atrévete a dibujar! Dibujo con tinta

Muchas veces os pasará que al terminar un dibujo a lápiz queráis orgullosos de él y decidís pasarlo a tinta pero... entonces sobreviene la catástrofe; el dibujo pasado a tinta se transforma en una birria, no queda más remedio que tirarlo a la papelera y volver a empezar. ¡Lástima de dibujo! ¿Verdad?


Y es que el trazo a tinta no debéis mirarlo como un sistema para que el dibujo quede negro e indeleble. La plumilla ha de tener alma, o sea, que con ella sobre el dibujo se han de corregir incluso las imperfecciones del lápiz, añadir detalles, en una palabra, dibujar también con la plumilla.

La ilustración da idea de estas advertencias: las figuras a lápiz eran exactamente iguales. En la número 1, se han repasado las líneas descuidadamente, sin dibujarse de nuevo y prescindiendo de añadir detalles; no se ha puesto afán de perfeccionar el dibujo con el trazo de la pluma.

En la figura 2 se ha cuidado el repaso con tinta convenientemente, han aparecido sombras muy ligeras bajo la corbata, bajo la oreja y, para conseguir un efecto completo, sobre la pared se ha proyectado parte de la sombra del muñeco entero, también se ha dado vida a los ojos por medio de un circulito, se han añadido los cabellos, el dibujo ha sido completado en lo posible y, como podéis apreciar, la diferencia entre uno y otro es muy grande.

En resumen, hay que dibujar los muñecos a lápiz, pero también hay que aprender a perfeccionarlos con la tinta china. Un buen sistema para perderle miedo a la plumilla es dibujar directamente muñecos con ella. Aunque en principio os queden mucho peor que con el lápiz, no importa.

(Pulgarcito nº 1118, 10/10/1952)

lunes, 19 de noviembre de 2018

No hay Daredevil sin Miller


En su tercer año, la serie de Daredevil producida por Netflix sigue atada a la versión del personaje a la que dio forma Frank Miller a principios de los 80. Esta insistencia en tomarle como referente ya me llega a molestar. Por supuesto que Miller fue clave para que el personaje haya conseguido la relevancia que tiene todavía, pero me parece ridículo reducirlo de esta manera. ¿Qué opinión parece que se está dando sobre el resto de autores e historias que hubo antes y después? ¿Va a ser verdad que Marvel tendría que haber cancelado la colección después de publicar Born again?

Esta insistencia en los elementos más característicos de aquellos cómics junto con otros elementos que vuelven de anteriores temporadas (de nuevo el traje negro, de nuevo Wilson Fisk, de nuevo... otras cosas que son destripes...) los veo como una consecuencia del cambio de showrunners en cada temporada. Sin un autor estable que marque una dirección general en este proyecto, la serie salta a cada temporada de una dirección a otra, sin un objetivo a largo plazo al que llegar (como en una colección de cómics, también es cierto). Ni siquiera el creador de la serie, Steven S. Knight, aguantó más de dos capítulos. Esto obliga de alguna manera a estos showrunner a encontrar esos recursos que dan continuidad a la serie, y de todos ellos el que ha ganado relevancia es el plano secuencia de 10 minutos de cada temporada. Esta "marca de la casa" es, para una serie económica como esta, un riesgo técnico que habría que felicitar.

Lo que para mí diferencia esta temporada de las anteriores es que los personajes han ganado significado como símbolos. Frente a un villano que representa la corrupción y el abuso de poder, tenemos tres personajes protagonistas que se identifican con las tres maneras de combatirlo: el Estado (el abogado idealista Foggy Nelson), la prensa libre (la periodista Karen Page) y la cooperación y el trabajo en equipo (Matt Murdock). El propio Wilson Fisk (ahora ya sí, Kingpin) me parece mucho más creíble. Es un villano como los del mundo real, personajes que buscan lo mejor para ellos sin importar el daño que pueda significar para otros. Fisk precisamente es el protagonista de la trama romántica de esta temporada, su historia de amor es la causa de tanto miedo y muertes.

Poindexter (Bullseye, para los que vamos prevenidos de los cómics) por un lado cumple el papel del reverso oscuro de Matt Murdock. Los dos han pasado por experiencias traumáticas en su infancia, y estas les han llevado a entrenar sus habilidades hasta límites sobre humanos. Lo que les diferencia, parece decir la serie, es que Poindexter no sabe controlar sus miedos, y Daredevil sí. No me termina de funcionar, porque aquí Bullseye es, simplemente, un enfermo. Por otro lado, Bullseye representa los excesos de Kingpin, y por tanto es clave más por lo que significa para Fisk que para Murdock.

Estas novedades se suman a lo que ya funcionaba de serie. Daredevil es, más que un superhéroe, un justiciero callejero que investiga casos de corrupción; un personaje de género negro antes que de género fantástico. Las peleas son otro de los atractivos. Por un lado, las coreografías son espectaculares gracias a que los personajes utilizan máscaras que dan libertad a los especialistas de escenas de acción. Por otro, el equipo de maquillaje puede sacar heridas y moratones tremendos sin mucho gasto económico.

Hay otros aciertos, claro, en los que la responsabilidad viene de Netflix, que con la información de la actividad de visionado de los subscriptores puede darle al espectador exactamente la serie que quiere ver. De ahí vienen también sus debilidades. Es una serie de fácil consumo que no le exige nada al espectador ni tampoco le pretende incomodar en ningún aspecto. Al público se le da algo cómodo, una historia que ya ha visto muchas veces: la épica del hombre que se salta las normas para hacer lo que considera correcto, incluso si eso significa aplicar la violencia. Y sobre todo, es una serie barata, en la línea de Netflix, y por eso dividida en capítulos alargados y llena de diálogos en los que el número de personajes que aparecen en escena suele ser el mínimo.

Con sus tales y cuáles, aún así creo que estaremos de acuerdo en que Daredevil es la mejor serie del universo de los Defensores, y que esta tercera temporada puede ser la mejor de las que se han visto hasta ahora. Sin embargo, me temo que como producto va a ser altamente adictivo y potente sólo para esta generación de espectadores. Creo que la falta de riesgo y la repetición van a hacer que estas historias caigan en el olvido en cuanto pasen unos años después de su cancelación. De los cómics de Daredevil de Miller, por su parte, se seguirá hablando.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

¡Atrévete a dibujar! Tipos de caras

En la lección de hoy trataremos sobre la variedad de tipos humanos que pueden necesitarse según la situación planteada en cada dibujo. En la ilustración aparecen los de características más acentuadas. Por ejemplo, el hombre brutal, fijaos bien en lo saliente de la barbilla inferior, lo reducido del cráneo y las cejas pobladas; contrariamente, en el joven tímido la barbilla es huidiza y el labio superior sobresale, lo que le da ese aspecto medroso.


La característica principal del avaro es su nariz ganchuda. En el sabio tenemos las inseparables gafas, cráneo desarrollado y abundancia de pelo. Los rasgos para el tonto han de ser ligeros, y el individuo algo obeso, a la inversa que en el listo en el que toda la gracia está en la mirada penetrante. Los ojos resaltan mucho cuando están rodeados por un circulito y da la sensación de que están desmesuradamente abiertos.

El gruñón también resulta mejor en el tipo obeso, recargando las cejas y el bigote, lo que le da una expresión de mal humor y, por último, el infeliz, que sin ser tonto llega el último a todas partes, encaja bien en una cabeza completamente redonda, para que caso desaparezca la parte inferior del rostro y queda mejor representándolo como un individuo de corta talla.

Practicad en vuestros monigotes aplicando estas características y veréis que resultados más sorprendentes obtenéis.

(Pulgarcito nº 1117, 3/10/1952, Carlos Conti)

miércoles, 7 de noviembre de 2018

¡Atrévete a dibujar! Tipos de personajes

Continuando nuestras interesantes lecciones, hoy vamos a hablar de los tipos humanos que aparecen en la ilustración. Fijaos bien que son el hombre delgado, el hombre grueso y el niño, luego la mujer delgada (dibujar mujeres bonitas es difícil, porque no se puede caricaturizar; más adelante ya trataremos de ello), la mujer gorda y la niña.


Sabiendo dibujar todos estos tipos en diferentes posiciones se obtiene la base para ser un dibujante humorístico completo. Y observad también que el estudio de tipos lo podéis resumir a sólo tres figuras, pues los hombres y las mujeres están conseguidos de la misma estructura de líneas; por ejemplo, el hombre delgado y la mujer delgada son iguales, aparte de los detalles como el vestido, el peinado, el busto, etc. Y lo mismo ocurre con el hombre y la mujer gruesos, el niño y la niña.

Observad los tipos de Pulgarcito y podréis copiar de ellos muchas posiciones para vuestros muñecos. El prototipo de hombre gordo es Gordito Relleno de Peñarroya; alto y delgado, Carioco; bajito y también delgado, el repórter Tribulete de Cifré, y modelos de mujer gruesa y delgada los tenéis en las hermanas Gilda de Vázquez.

Y nada más por hoy.

(Pulgarcito nº 1116, 26/09/1952, Carlos Conti)

lunes, 5 de noviembre de 2018

'Indeh', un western con guión de Ethan Hawke


El cine western popularizó la imagen del nativo americano como una bestia a la que el hombre blanco tenía que dominar para hacer habitable los Estados Unidos. Eran la barbarie enfrentada al progreso. En realidad las primeras películas de cine mudo habían mostrado una imagen compleja y con más matices de los indios, pero con el tiempo en los despachos de Hollywood se dieron cuenta de que se vendían más entradas de las películas en las que los indios salían como enemigos. La diligencia (1939) de John Ford fue una de aquellas primeras películas que marcaron ese rumbo.

Esto no quiere decir que no se estrenasen películas con otros puntos de vista, pero no fue hasta la llegada de los movimientos de derechos civiles de los 60 cuando en el cine comercial se empezó a generalizar un tratamiento más complejo e inteligente de los indios. Aunque fue muy posterior, uno de los mayores exponentes de este cambio de mentalidad fue Bailando con lobos (1990), en la que, de todos modos, el protagonista seguía siendo un hombre blanco. Ahora el western está muerto como género comercial, y tal vez uno de los motivos haya sido este, el haber dejado atrás los estereotipos sobre los pueblos indios.

Todo esto es un ejemplo de cómo los sistemas de valores cambian a medida que las sociedades evolucionan. Lo que en una época está normalizado, en otra posterior produce rechazo. Como comenta él mismo en el epílogo, esto es lo que empujó al actor Ethan Hawke a investigar la historia de los pueblos de nativos americanos para intentar sacar adelante una película que les hiciese justicia. Sin embargo, ningún estudio ha confiado hasta ahora en este proyecto, por lo que en cierto momento decidió darle forma de cómic con la ayuda del dibujante Greg Ruth. Personalmente, imagino que también lo ha hecho como otra forma de vender a las productoras esta película, igual que Aronofsky hizo con Noé (2014)

Indeh, por tanto, no es del todo una excepción dentro del género western. Con este cómic Ethan Hawke quiere profundizar en las características de la cultura apache, pero lo hace con una punto de partida complicado: la justificación de las crueles matanzas de Gerónimo como una reacción al exterminio y el odio que sufría su pueblo. El guión y las ilustraciones se regodean en la violencia y la crueldad de los dos bandos para comprometer al lector, para impedirle posicionarse. Unos y otros se diferencian sólo en un detalle: los blancos empezaron. Los hombres de Gerónimo simplemente se estaban defendiendo (brutalmente) de un invasor innoble, racista y despiadado.

Con estos aspectos interesantes, ¿por qué este cómic no ha llegado a llamar la atención entre los lectores españoles? Lo digo porque, por ejemplo, a mí me ha costado encontrarlo en las librerías. La explicación que le doy está relacionada con que no sé cómo se ha trabajado en este cómic. ¿Ethan Hawke y Greg Ruth han colaborado para trasladar el relato original a este medio? ¿O, como me temo, Greg Ruth ha adaptado un guión cinematográfico? Eso podría explicar algunos de los errores de este cómic. La falta de un contexto y desarrollo de los personajes crea en el lector la sensación de estar perdido casi todo el tiempo, a lo cual se unen unos diálogos tan inconexos que he llegado a pensar que la culpa era de la traducción. Es difícil seguir las conversaciones también porque las caras de los personajes apenas se distinguen, o peor aún, porque hay casos de conversaciones en las que algunas viñetas no nos muestran a los personajes. En el cine y la televisión no es necesario enfocar continuamente a los personajes cuando hablan porque distinguimos el timbre de sus voces, pero en el cómic necesitamos más información.

No puedo decir que este «bestseller» (eso dice la portada) sea al menos un producto interesante entre los trabajos de Ethan Hawke. Tanto dentro del género del western como en su carrera profesional hay obras mucho más recomendables.