lunes, 26 de junio de 2017
Un noruego en el Camino de Santiago (Jason)
Mientras leía este cómic iba recordando cómo fue la vez que yo hice el Camino de Santiago, especialmente los pequeños detalles: los sellos en cada albergue, el sol siempre que daba de espaldas, las literas con pintadas de bolígrafo, la búsqueda de las flechas amarillas, el andar a primera hora de la mañana a oscuras... Todos estos aspectos que han (hemos) vivido los peregrinos me despertaban la nostalgia y me transportaban a las anécdotas que yo viví en cada jornada del Camino. En comparación, las anécdotas o reflexiones que va contando Jason en este tomo no son ni más interesantes ni menos interesantes, sino las mismas que las que otros miles de peregrinos. Las mismas, pero contadas con un sentido del humor especial y con simpáticas referencias cinematográficas dispersas por estas páginas. Supongo que, en ese sentido, el lector que no haya hecho el Camino se sentirá más fascinado por este ambiente, por la rutina que ocupa unas semanas en las que tu principal objetivo es andar.
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