martes, 20 de mayo de 2014

47 Ronin, de Mike Richardson y Stan Sakai

144 páginas, color, rústica, 12.95 €

Las historias de otras culturas, por ejemplo los mangas japoneses, siempre me hacen darme cuenta de la enorme distancia que nos separa. Para poder disfrutar y entrar en esas ficciones necesitamos más explicaciones sobre el contexto histórico y social. Necesitamos que se nos detalle el nuevo sistema de referencia moral para entender cómo de transgresoras o conservadoras son las actitudes de los personajes. Lo interesante es que si el relato es bueno, después de todas estas introducciones la distancia cultural desaparece y nada nos impide odiar al villano, admirar al héroe y sufrir por las víctimas.

La historia de los 47 ronin es una de las más famosas de Japón, pero no la conocía hasta que he llegado a este tomito. Por lo que veo, el año pasado fue adaptado al cine con Keanu Reeves de protagonista y con tantas licencias creativas como las que Frank Miller se tomó para su batalla de las Termópilas. En esencia, se nos narra cómo el samurai Oishi Kuranosuke Yoshio sacrificó su vida y su honor junto con los de otros 46 hombres para llevar a cabo una venganza contra el malvado Kira Kozukenosuke, que ultrajó a su fallecido amo. Una historia de sacrificio, de fidelidad y de justicia.


Por lo poco que sé, este cómic adapta fielmente los hechos históricos, o como poco su versión más conocida. Tal vez ésta sea una de sus debilidades. Mike Richardson, fundador de la editorial Dark Horse, no parece querer alejarse ni una coma de la leyenda. No añade nada de su parte ni tampoco omite ningún dato en un guión que por eso resulta bastante esquemático y lineal. Tampoco juega a su favor la necesidad de recordar al lector continuamente los nombres de los personajes mediante vocativos (un clásico en el cómic americano), ni la obligación de explicar ciertos aspectos culturales de Japón a lo largo de las páginas. Incluso tengo la sensación de que se podría haber alargado muchas más páginas para que la trama respirase mejor.

Dicho así seguro que suena terrible, pero realmente el resultado es bastante correcto. El relato está explicado de una manera sólida y sin incoherencias, y los personajes actúan con relativa naturalidad. El relato no pierde interés en ningún momento, ni tampoco se anda por las ramas.

El dibujo de Sakai seguramente sea el principal atractivo de este cómic. Elegirlo a él me parece una decisión inesperada, y por eso mismo personalmente me gusta. Mientras el guión muestra violencia y a personajes cuya dignidad toca fondo, el estilo de Sakai es más bien luminoso y limpio, apenas hay sangre ni sombras. Tiene un aspecto de cómic de humor para niños, y sin embargo su ambientación está muy cuidada, de una manera muy natural.


Si el relato funciona creo que es por su sentido de la justicia y la responsabilidad. Queremos creer que al final la inocencia del honesto se reivindicará y que el villano será castigado, y eso es lo que se nos da en este cómic. Empatizamos con el sentimiento del honor que lleva a los personajes a asumir sus errores, aunque sea mediante un suicidio que nos parece excesivo. Un gesto tan humilde como el de aceptar un error se vuelve épico cuando conlleva la muerte. Vengar al amo Asano es justo, pero hacerlo aunque eso signifique morir es un idealismo en el que sólo un grupo de héroes puede creer.

Dice la contraportada que "conocer esta historia es conocer Japón", pero tal vez esas expectativas no haya que ponerlas en este cómic en concreto. Me parece razonable que 47 Ronin pueda defraudar, pero dentro de su corrección sin grandes aspiraciones es una lectura interesante con un dibujo muy agradable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha encantado leer tu punto de vista, tu sentido crítico. Muy interesante.