lunes, 10 de febrero de 2020

'Loquilandia' en los tebeos de Bruguera

Quien haya visto Loquilandia (Hellzapoppin', 1941) una vez en su vida, ya no la puede olvidar. Es una película que sigue sorprendiendo incluso hoy día. El arranque explica la intención de sus creadores: "Cualquier parecido entre Loquilandia y una película es pura coincidencia". En su guion no hay lugar para la lógica narrativa, todo es un caos enfocado a la sorpresa y el humor: surrealismo, trucos de cámara y efectos especiales, gags que no buscan la risa sino la perplejidad... Ahora que tanto se habla de posthumor o de lo sorprendente que es Deadpool (2016) por su forma de romper la cuarta pared es posible que esta película merezca ser más recordada.

Cuando la vi por primera vez hace unos años recuerdo que una escena me sorprendió especialmente. Los protagonistas, Ole y Chic, consiguen que un mago les haga desaparecer, pero por error sólo funciona con la mitad del cuerpo:



En ese momento Pepi, un príncipe ruso venido a menos, entra en el cuarto en busca de pelea. Para disimular, Ole y Chic se colocan uno delate del otro para que parezca que son una única persona. Al principio funciona, pero pronto se descoordinan.


El efecto le debió de hacer gracia a Josep Escobar, porque lo incluyó en una de sus historietas de Zipi y Zape de los años 50:


El último plano de la película es otra genialidad. El director está tan frustrado por el guion de la película que saca un revolver y dispara al guionista. Él le quita importancia: "Siempre llevo un chaleco antibalas en el estudio". Aún así, cuando bebe un vaso de agua...


En este caso me imagino que el gag se habría utilizado en dibujos animados antes y que también se habrá repetido muchas veces en cómics y dibujos animados. Sin embargo, cuando lo vi me acordé de un gag de En Alemania (1982):

1 comentario:

Radar dijo...

Efectivamente, quien ha visto esa película no la olvida. Qué maravillosa programación cinéfila que tenía TVE en los 80 y 90... He de buscar si se puede tener en algún soporte físico, para no perderle de nuevo la pista