viernes, 26 de diciembre de 2014

La violencia en la comedia, según Robert McKee

«La comedia también contiene miríadas de subgéneros, cada uno de ellos con sus propias convenciones, pero con una convención general y común a todos que los encuadra dentro de este medio y los diferencia del drama: nadie sale herido. En la comedia, el público debe llegar a sentir que, independientemente de las veces que los personajes choquen contra los muros, de cuánto griten y se revuelvan bajo el látigo de la vida, realmente nada les hace daño. Se pueden caer edificios sobre Laurel y Hardy pero se levantarán entre los cascotes, se quitarán el polvo del traje y murmurarán: "Vaya, menudo desorden..." antes de seguir adelante.

En Un pez llamado Wanda, Ken (Michael Palin) es un personaje que siente un amor obsesivo por los animales, intenta asesinar a una anciana pero accidentalmente mata a sus perritos en su lugar. El último perro muere bajo un enorme bloque de hormigón y una pequeña patita asoma por debajo. Charles Crichton, el director, rodó dos escenas para ese momento: una en la que sólo se mostraba la pata y la segunda en la que envió a alguien a una carnicería a comprar una bolsa de entrañas y añadió un reguero de sangre y vísceras que surgían del terrier aplastado. Cuando esa imagen tan desagradable fue mostrada al público del preestreno, la sala enmudeció. La sangre y las vísceras decían: "Ha dolido". Para el estreno general, Crichton cambió la toma y consiguió la carcajada que buscaba. En cumplimento de las convenciones del género, el guionista de comedia debe lograr que el personaje pase por los tormentos del infierno y ser capaz de garantizar al público que sus llamas en realidad no queman.

Al otro lado está el subgénero llamado comedia negra. En él el guionista flexibiliza las convenciones cómicas y permite a su público sentir un dolor agudo pero no insoportable.»

"El Guión (Story)", Robert McKee



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