martes, 26 de marzo de 2013

Cómics de humor breve

El humor es un género muy complicado de producir, y dentro de esta categoría el subgénero más difícil debe de ser el del humor breve. La prioridad en este formato es el gag, que tiene que ser original, inesperado e inteligente. En este tipo de historias el dibujo no debe distraer, la claridad está por encima de cualquier floritura técnica.

Me parece que debe de ser muy complicado el subgénero porque yo me canso de leer siempre el mismo esquema. En dos o tres viñetas se prepara al lector para que espere una conclusión y en la última se produce otra diferente. Otro clásico: en la viñeta final un personaje se frustra porque esperaba otro remate. Si el chiste es de una única viñeta se suele producir un simple contraste entre el texto y la imagen. Las fórmulas se repiten una y otra vez, especialmente entre los principiantes y los aficionados, lo publiquen o lo cuelguen en internet. Cuesta encontrarse con gente creativa como Fontdevila, Montt, Liniers, etc.

Conozco muy pocas excepciones de humoristas originales en este estilo breve y directo. Ésta es una lista de mis recomendaciones personales:

Ni puta gracia
(64 páginas y 11€ en Planeta, 64 páginas y 9€ en ECC)
La traducción del título alemán original (Nichtlustig, “sin gracia”) es un ejemplo de cómo en España parece que necesitamos las palabrotas para reforzar el humor… Realmente los gags tienen un estilo bobo, muy ingenuo. En un pequeño recuadro Joscha Sauer realiza una o varias conexiones inesperadas utilizando arquetipos y escenarios muy reconocibles (animales, profesiones…) Las va subiendo a internet, pero para los que no entendemos el alemán afortunadamente nos quedan los tomos de Planeta y el que va a publicar ECC en abril. Espero que ECC no cometa el mismo error que Planeta con el tercer tomo y utilicen el tipo de letra que Sauer, que recuerdo que se podía descargar de su página web.


Johnny Ryan para niños
(104 páginas, 13€)
Aunque este dibujante es mucho más conocido por un humor más irreverente y provocador (Juventud Cabreada) o por cómics de violencia exagerada (Pudridero) a mí lo que más me ha gustado es este librito. Ryan juega con un absurdo naíf y juegos de palabras tontos. En estos chistecitos desarrolla un universo de personajes sonrientes con una facilidad tremenda para la tontería.


El libro de los conejitos suicidas
(96 páginas y 10€ los dos primeros, 160 y 13€ el tercero)
El humor inglés siempre juega con el contraste. En este caso tenemos pequeños y adorables conejitos blancos que buscan las formas más retorcidas y originales de morir. A lo largo de tres recopilatorios Andy Riley se estruja las neuronas para ingeniar mil formas de suicidio, tanto imposibles como posibles, utilizando con mucha frecuencia referentes de la cultura popular (Star Wars, Terminator, Doctor Who…) El humor surge tanto de la sorpresa al ver un plan de suicidio directo, por lo macabro, como de otro más retorcido, por tener que descifrarlo.


La Hermandad de la Biblia Perry
(152 páginas, 20€)
Los registros de Nicholas Gurewitch en este tomo son muy variados. El dibujo abarca desde monigotes blancos a escenas hiperrealistas y detalladas, siempre con una obsesión por la variedad de tipos de letra increíble (la edición de Astiberri para mi gusto no consigue estar a la altura en este detalle). En el humor, aunque tiene chistes ingenuos e inocentes, se centra principalmente en la violencia, el sexo y la muerte. Gurewitch disfruta con el absurdo, las asociaciones de ideas, las metáforas visuales y el contraste entre las imágenes agradables y un significado morboso.


Humor Cristiano
(128 páginas, 18€)
Para los sensibles aviso que Alberto González Vázquez consigue el humor por lo general a partir de la escatología, pero reducir su estilo a eso me parece injusto. El autor antes que nada es ingenioso y preciso, juega con los conceptos y las frases hechas de una manera realmente inteligente. En los chistes de varias páginas lleva las situaciones al absurdo y las mantiene el tiempo necesario hasta finalizarlas con conclusiones inesperadas. En las viñetas sueltas consigue que las relaciones entre las imagen y las frases sean completamente inesperadas.

1 comentario:

Kunzahe dijo...

Siempre que veo algo de Sauer me descojono y pienso que me tengo que hacer con algo suyo. No sé por qué se me olvida a los cinco minutos. Por alguna razón de mierda no soy capaz de olvidarme de la existencia de Lucía Etxebarria.