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lunes, 27 de julio de 2015

Ibáñez y plagios, su opinión

VICENTE PALOMARES: El plagio qué es, ¿un homenaje al genio o una pobreza de recursos?

VÁQUEZ: Yo creo que el plagio es eso que se echa al alioli.
ESCOBAR: En principio, para mí, el plagio es algo denigrante.
VÁZQUEZ: si si, pero luego te acostumbras y...
SANCHIS: Nada... todos hemos plagiado, tanto en el guión como en la parte gráfica, aunque después hemos transformado algo los ingredientes...
PEÑARROYA: No, no no...
ESCOBAR: Claro que sí. Y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
IBÁÑEZ: Hombre, si el plagio es un homenaje, yo soy un homenajero. Lo que pasa es que existen muchos tipos de plagio: desde la copia descarada hasta la inspiración lejana. 
VÁZQUEZ: Ahora bien, eso de plagiar incluso la firma ya es algo que joroba.
SANCHIS: Cuando yo empecé profesionalmente la primera orden que recibí del jefe fue la de imitar a Peñarroya.
VÁZQUEZ: Se trataba de plagio autorizado, pero en el fondo un copiazo de miedo. Y si no que venga Dios y lo vea. Un plagio de una especie de Frankenstein formado por pedacitos procedentes de diversos sitios. Luego el engendro va tomando una vida tremenda.
SANCHIS: No obstante, los que plagian de verdad son los dibujantes de aventuras.
VÁZQUEZ: Y los de género humorístico también ¡Que corchos! Yo plagio. Y lo digo bien alto para que se entere todo el mundo. ¡plagio, plagio plagio! ¿quiere alguien un certificado de esta afirmación? Vamos, ¿Cómo lo tengo que decir? ¡Yo plagio!
IBÁÑEZ: Y si el dibujante dijera "yo plagio" cada vez que lo hace, parecería que hiciera gárgaras: “yo plagio, yo plagio, yo...”. 

Fuente: "Magos del Humor", entrevista conducida por Vicente Palomares en 1972, recopilada en 13 Rúe de Bruguera.


viernes, 17 de julio de 2015

Cinismo Ilustrado (Eduardo Salles)


Nunca me hubiese imaginado tener este pequeño tomo entre mis manos. Me lo tengo que tomar como una monetización de la web original, o como un merecido homenaje a esa persona que desde un blog ha ido creando docenas de imágenes virales que han dado la vuelta al mundo. Cinismo Ilustrado en origen era una sucesión de imágenes que se burlaban con inteligencia y pocas palabras de nuestra sociedad más actual, de nuestra dependencia a las nuevas tecnologías y el uso que le damos, del capitalismo y sus paradojas, de la hipocresía, el sexismo, la xenofobia, la religión... No me imaginaba este tomo en papel, decía, porque el contenido es puramente digital, reflexiona mucho sobre esta era de móviles y ordenadores en los que los libros se han quedado "demodé". Por eso creo que Eduardo Salles ha sabido darle la vuelta al concepto y construir a partir de sus mejores imágenes un libro-objeto, que no sólo se lee sino que aprovecha su fisicidad. Todavía más, incluye los comentarios realmente peculiares que Salles iba recibiendo por internet en respuesta a sus imágenes. En cinco años esos comentarios rocambolescos habrían sido completamente olvidados. Ahora también pertenecen a la historia.

jueves, 16 de julio de 2015

El Multiverso 4 (de 9): Pax Americana (Grant Morrison, Frank Quitely)


El número que más prometía de esta colección es, lógicamente, el que más me decepciona. La premisa inicial consiste en ver cómo podría haber sido Watchmen contado con los personajes que en un primer momento iban a protagonizar el cómic de Alan Moore. Por desgracia, para Morrison eso significa enfrentarse a Moore (ridiculizando la estructura precisa de aquel cómic), y, de manera inevitable, no quedar a la altura. Morrison mimetiza la estructura de Watchmen e introduce varios guiños al respecto, pero si en aquel cómic la narración con repeticiones y paralelismos era un vehículo para estimular la reflexión de los lectores en temas políticos, filosóficos, sobre el propio genero de superhéroes y sobre las posibilidades narrativas del medio, Morrison aquí se limita a este último aspecto. Ojo, porque es innegable que guionista y dibujante han tallado un relato complejo y fascinante, con diseños de página innovadores y simbolismos para distraer a los que les gusta desencriptar cómics, pero sustituir un smiley con sangre por un ocho es quedarse sólo en la superficie de lo que significó aquella obra maestra de los 80.

Aún más, excepto por una única página, no veo la relación de este número con el Multiverso. Me parece que se podría leer de manera independiente sin ningún problema.

miércoles, 15 de julio de 2015

Silvio José, Rescatado (Paco Alcázar)


Esta última entrega es una colección de descartes de los anteriores cuatro tomos. Por eso es razonable el miedo a que este monstruo de Frankenstein esté lleno de saltos temporales que vuelva incomprensibles estas historias o que, ejem, las páginas sean de verdad tan malas como para haberlas rechazado. No hay motivo para estas dudas. Excepto en algún caso puntual, es difícil saber a qué tomo anterior correspondería cada página, y yo diría que aquí hay de hecho algunos de los mejores chistes de la colección. Por ejemplo, esa página muda con arco iris en el cielo. El tomo no es el final de Silvio José, pero sí el final de una forma de ver al personaje.

martes, 14 de julio de 2015

El loro de Frida Kahlo (Jason)


Me gusta mucho Jason, pero hago una distinción muy clara entre sus historias largas y las cortas. Lo que echo en falta en sus recopilatorios de cómics cortos (y éste lo es) es el sentimentalismo que me atrapa en sus historias largas, una humanidad que parece surgir con naturalidad de unas caras de animales con una expresión fija, a medio camino entre la impavidez y la sorpresa. Sin este poso emotivo los cómics cortos de Jason suelen quedarse en el experimento o el chistecillo, que a mí personalmente no me dice mucho más. Sin embargo, la historia que cierra el tomo es una maravilla, una metáfora muy elegante e ingenioso del Alzheimer que merece la pena leer.

lunes, 13 de julio de 2015

El Multiverso 3 (de 9): Los Justos (Grant Morrison, Ben Oliver)


Cuando leí que uno de los números de El Multiverso iba a estar basado en el DC de los 90 no me esperaba nada así. Esta entrega tiene como objetivo describir la utopía que tiene lugar después del Kingdom Come de Mark Waid y Alex Ross, una Tierra en la que unos los desocupados hijos de superhéroes que ya han muerto viven entre el hedonismo y la nostalgia, sustituidos por los eficientes robots que Superman construyó en vida. No hay un trama en sí, sólo un vistazo a este mundo mientras seguimos descubriendo las malignas influencias del misterioso Ultra Comics. Distrae pero no llena.