Quedamos en que Jim Steranko dejó la colección de Nick Furia por culpa de las interferencias editoriales, pero se comprometió a continuar con las portadas durante un tiempo. Nada más entregar sus últimas páginas, Sol Brodsky, jefe de producción de Marvel, le pidió un par de números para la colección con las peores ventas de la editorial, The X-Men (1).
Sólo se puede defender la primera etapa de The X-Men (la Patrulla-X en España) desde la nostalgia. De un total de 66 números que duró la serie hasta su cancelación (2), sólo son defendibles los primeros 17 de Jack Kirby y los 9 últimos de Neal Adams. Todos los números intermedios son, exagerando un poco, de una narración sosísima, de unos personajes planos hasta el ridículo, de unos villanos flojos, de unos poderes irrelevantes…
Alucinante. El logo, el color, etc.
Estas son más o menos las razones por las que la serie se encontraba desde hacía meses al borde de la cancelación. Stan Lee y Roy Thomas idearon los recursos más lamentables para atrasar lo inevitable: sustituir el uniforme de grupo por horrorosos trajes individuales, disminuir el título “X-men” y potenciar el del resto de personajes (Xavier, Magneto, Cíclope, etc.), matar al Profesor Xavier y separar a los protagonistas, o realizar un cross-over con la colección de mejores ventas (los Vengadores), por ejemplo.
Las otras dos portadas de Steranko para los X-men.
No preguntéis quién es el tío de la barba.
Jim Steranko no se encontraba muy interesado por los personajes, por lo que simplemente realizó un trabajo correcto con un par de breves chispas de ingenio. Primero se encargó de una magnífica portada (como es habitual en él) para el The X-men #49, para después ocuparse del dibujo y portadas de los dos siguientes números, con guión del habitual Arnold Drake y las tintas de John Tartaglione.
Estos dos números no tienen apenas parecido con su trabajo en Nick Furia. Aunque en algunos momentos le vemos brillar como dibujante (las splash-pages iniciales con los títulos que forman parte del decorado, las maravillosas portadas, la composición de algunas viñetas o el espectacular diseño de Polaris y Erik el Rojo), Steranko es simplemente un mercenario que dispara donde su guionista le ordena. El dibujante se sentiría tan poco orgulloso de su trabajo que preferiría no firmarlo, aunque Marvel acabaría poniendo su nombre en los créditos (3).
Las splash-pages iniciales, puro Steranko.
Las tramas de sus dos números son bastante simples: Bobby Drake, el Hombre de Hielo, conoce a (y se enamora de) una mutante potencial llamada Lorna Dane que es secuestrada por el villano Mesmero, que argumenta que ella era la hija de Magneto. Mesmero utiliza unos aparatos para despertar sus poderes latentes, después de lo cuál el propio Magneto (que fue dado por muerto en números anteriores) hace su aparición. La consiguiente pelea entre mutantes buenos y malos acaba en tablas, tras la cuál Bobby Drake deja la Patrulla-X y un nuevo villano hace su aparición, el misterioso Erik el Rojo.
Composiciones de grupo: en espiral (como el cartel de Fringe), en triángulo...
La resolución de todas las tramas argumentales se resolverían desde mi punto de vista en el patético número siguiente firmado por Arnold Drake como guionista y Werner Roth como ilustrador. Pocos comentarios más se merece ese número (4).
De la etapa de Steranko quedarían por comentar tres detalles. El primero: Claremont y Cockrum tuvieron el bueno ojo de reciclar un diseño tan excelente como el de Erik el Rojo para su Eric (con “c”) el Rojo en el The X-Men #97.
Los nuevos personajes entran por la puerta grande.
En segundo lugar, Steranko aprovechó el número 50 de la colección para diseñar un rótulo mucho más moderno que el que tenía hasta entonces. El nuevo título, con 3 puntos fuga, se ha convertido claramente en uno de los más icónicos del mundo del cómic. Sin embargo, parece ser que Marvel nunca le pagó a Steranko el trabajo ni tampoco royalties por su uso en los años posteriores.
Por último, creo que es interesante comentar otra relación entre Jim Steranko y los X-Men. Por aquel entonces Neal Adams trabajaba en DC con el personaje Deadman (resumiendo, un espíritu que puede habitar temporalmente el cuerpo de otras personas). Adams, interesado también en la experimentación pop y lisérgica, en una ocasión dibujó una viñeta con un mensaje oculto imitando el tipo de efectos visuales que Steranko incluía en Nick Furia: “Hey! A Jim Steranko Effect!” (“¡Hey! ¡Un efecto a lo Jim Seranko!”). Cuando Jim leyó el cómic se puso en contacto con Neal Adams y juntos comentaron las diferencias que había entre trabajar para una editorial u otra.
Esta mítica viñeta de Deadman ha sido homenajeada en
Adams se sintió intrigado por el método Marvel que fue a hablar con Stan Lee, el cuál le ofreció dibujar cualquier serie que quisiese. La respuesta que obtuvo fue la misma que Steranko le daría unos años antes: “La que peor ventas tenga”. Es decir, X-men. Gracias a Steranko, indirectamente, otra colección más de Marvel Comics con bajas ventas viviría una breve etapa de gran calidad que sería reeditada varias veces desde aquella época.
Pero dejemos a los X-men y volvamos a Steranko. Dos meses después de terminar con los mutantes se publicaría su siguiente trabajo, uno en el que pondría toda su ilusión. Lo protagonizaba su personaje favorito: el Capitán América.
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Notas:
(1) Diez años después Chris Claremont convertiría la colección en un éxito para la crítica y el público, pero en esta época los que no podían leer el futuro todavía no lo sabían.
(2) Realmente no fue cancelada. Dejaron de publicarse nuevos números, pero mensualmente se reeditaban entregas antiguas con nuevas portadas de Gil Kane desde el #67 hasta el #93 de la colección.
(3) De todos modos las portadas estaban firmadas por Steranko, no iba a servir de nada ocultar lo evidente.
(4) He dicho que no hay más comentarios al respecto, pero explicaré aquí el argumento de ese número para los curiosos (¡spoilers!): Polaris no es la hija de Magneto, Erik el Rojo no es un villano sino Cíclope disfrazado y el Hombre de Hielo regresa a los X-men.
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