En la lección de hoy trataremos sobre la variedad de tipos humanos que pueden necesitarse según la situación planteada en cada dibujo. En la ilustración aparecen los de características más acentuadas. Por ejemplo, el hombre brutal, fijaos bien en lo saliente de la barbilla inferior, lo reducido del cráneo y las cejas pobladas; contrariamente, en el joven tímido la barbilla es huidiza y el labio superior sobresale, lo que le da ese aspecto medroso.
La característica principal del avaro es su nariz ganchuda. En el sabio tenemos las inseparables gafas, cráneo desarrollado y abundancia de pelo. Los rasgos para el tonto han de ser ligeros, y el individuo algo obeso, a la inversa que en el listo en el que toda la gracia está en la mirada penetrante. Los ojos resaltan mucho cuando están rodeados por un circulito y da la sensación de que están desmesuradamente abiertos.
El gruñón también resulta mejor en el tipo obeso, recargando las cejas y el bigote, lo que le da una expresión de mal humor y, por último, el infeliz, que sin ser tonto llega el último a todas partes, encaja bien en una cabeza completamente redonda, para que caso desaparezca la parte inferior del rostro y queda mejor representándolo como un individuo de corta talla.
Practicad en vuestros monigotes aplicando estas características y veréis que resultados más sorprendentes obtenéis.
(Pulgarcito nº 1117, 3/10/1952, Carlos Conti)
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