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lunes, 27 de agosto de 2018

'The Tick', café para muy cafeteros


Hay muchas series de televisión de superhéroes, pero The Tick tiene algo que no verás en ninguna otra: su protagonista tiene un traje que no le deja mover el cuello. Si otras series te ofrecen aventura, drama, efectos especiales y peleas coreografiadas, esta va de otra cosa. Humor autoconsciente, guiños y parodia en un tono muchísimo más familiar que las películas de Deadpool.

Con Tick creo que se ha dado un caso único en el que un personaje de cómic ha sido adaptado como serie tres veces, y las tres el encargado ha sido su creador. Me refiero a Ben Edlund, que llegó al mundo de la televisión aupado por el éxito de los cómics de este superhéroe. Joss Whedon le dio el empujón definitivo cuando le encargó escribir, dirigir y producir capítulos de Firefly y Angel. Unos años después, tras colaborar en otras series de corte fantástico, ha vuelto a la carga en 2016 con una nueva versión de The Tick para Amazon Prime.

He destacado su relación con Joss Whedon, pero no porque haya habido necesariamente una influencia entre ellos, sino porque creo que demuestra su afinidad. En algunos aspectos The Tick me ha recordado a Dr. Horrible's sing-along blog. Veo el mismo naturalismo al mostrar a los superhéroes y los supervillanos, el uso sin complejos de tópicos del género, y especialmente la importancia del humor en los dos casos.

Como ejemplo de estos tópicos, en esta serie Tick es un superhéroe naif e ingenuo, un bonachón, el clásico superhéroe de la vieja escuela. A su lado está el que, en esta versión, se convierte en el verdadero protagonista, Arthur. Aquí veremos cómo su vida ha quedado marcada por un suceso traumático de su infancia, cómo consigue sus superpoderes, y cómo estos le ayudan a sacar lo mejor de sí mismo y superar sus limitaciones. Dos personajes muy diferentes, pero los dos son arquetipos habituales dentro de los cómics de superhéroes. Los guionistas no fingen que quieran inventar la rueda: el propio Tick desde el principio explica que Arthur está atravesando la estructura del viaje del héroe de Joseph Campbell. Es decir, lo mismo que en cualquier película de superhéroes actual, pero admitido sin vergüenza.

Al mismo tiempo que tenemos todo este más de lo mismo, hay mil momentos que sorprenderían en cualquier otra historia de este género. Pienso en el superhéroe que pide un Uber (sinónimo de “super”, por cierto), una villana que comparte su guarida con su ex novio, o una super mascota y un sidekick que compiten por el protagonismo. En otras series no se plantean si un superhéroe necesita un relaciones públicas que gestione su actividad pública, o si un villano tiene aficiones más allá de hacer el mal, como por ejemplo aprender a tocar la batería.

Todas estas continuas ocurrencias se ven ensombrecidas por un presupuesto que se nota escaso y un arranque al que le cuesta enganchar. Sin embargo, como en las historias más locas de este género, todas las pequeñas piezas inconexas que van apareciendo capítulo a capítulo acaban teniendo sentido. Todas acaban formando parte de un plan maligno que, de puro enrevesado, tiene que ser a la fuerza la obra de un genio del crimen.

The Tick tiene sus flaquezas, pero los pequeños detalles son recompensas para el aficionado. Si con los superhéroes de Netflix y CW tienes suficiente, The Tick tal vez no sea para ti. Si buscas algo más potente, échale un ojo.

lunes, 13 de agosto de 2018

Parecidos razonables: Bacterio en Pepsi-man

Pulgarcito nº 1959 (18/11/1968)


Gran Pulgarcito nº 1 (26/1/1969)

lunes, 6 de agosto de 2018

El escote de Hulka: ¿Machismo en los superhéroes?

Para ilustrar la conversación, el programa utilizó
la imagen modificada de una reseña de Hulka

Hace unas semanas se emitió una entrega del programa de Tramas Maestras centrado en las superheroínas, especialmente de cine, y especialmente de Marvel y DC. Era la tercera entrega en emitirse, y parece que también se ha convertido en la última. En él Leticia Dolera, Henar Álvarez y Pilar de Francisco junto a varios invitados utilizaron este tema como un medio para compartir conceptos feministas y chascarrillos. Sin embargo, el programa ha molestado a los aficionados de los cómics de superhéroes por su falta de rigor.

Yo también formo parte del grupo de los decepcionados. Creo que el programa no refleja la situación actual del género de superhéroes, principalmente porque quiere destacar sólo lo negativo, es decir, lo que da pie a los chistes. No se suele tratar con profesionalidad el género de superhéroes en los medios de comunicación, y este programa no fue una excepción. Lo que yo vi fue desinterés, la ausencia de voces autorizadas (o con tiempo para expresarse), que se fomentaron estereotipos y una documentación tan superficial como la de La trampa de la diversidad.

Para empezar, el programa fracasaba desde el principio cuando no se definía lo que es un superheroe o una superheroína, sino que ese aspecto quedaba resuelto con que se trataba de «los personajes de Marvel y DC». Por eso llegamos a un final en el que Henar Álvarez pone como superheroína a Hermione Granger, y Leticia Dolera, a Buffy Cazavampiros. Si se trataba de heroínas de ficción, en general, ¿entonces por qué han hablado de cine de Marvel y DC durante la hora anterior?



Querían hablar de superhéroes, pero es irritante la poca simpatía que parecen sentir por este género. Cuando se menciona que la Avispa comparte protagonismo con Ant-Man en el último estreno de Marvel, cuelan el comentario suspicaz de que podría tratarse de una cuota de marketing. A nadie le ha parecido necesario comprobar cuál es la relación de los dos personajes en los cómics, nadie se ha preocupado en ver que eran co-protagonistas casi desde la creación de Ant-Man. Para empeorarlo, alguien comenta que ella sale en la película sólo porque es «la-novia-de». Para no equivocarse, aquí no hace falta leer ningún cómic: cualquiera de las dos películas te dan la clave de que en realidad en el cine ella es superheroína por ser «la-hija-de», la hija del verdadero Ant-Man.

Tampoco ayuda el análisis superficial del protagonismo de las películas de superhéroes recientes. De Logan (2017) se olvidan de que X-23 es co-protagonista, en Guardianes de la Galaxia Vol. 2 (2017) no tienen en cuenta a Nébula y a Mantis (y llaman «Gomora» a Gamora), en Thor: Ragnarok (2017) no hacen mención al personaje de Valkiria, y de Deadpool 2 (2018) tampoco hablan de Domino. Incluso yendo más allá, tal vez se debería profundizar en más factores que el protagonismo: ¿cómo se puede menospreciar el amplio e importante papel que tienen los personajes femeninos en Black Panther (2018)?

Destacaron también que en las historias de superhéroes los hombres siempre salvan a las mujeres, que las mujeres mueren muchas veces sólo para impulsar cambios en los hombres (un recurso que se ha llamado «mujeres en la nevera»), y que los hombres protagonizan más películas que las mujeres. Todo es cierto, ¿pero por qué no han comparado estos tópicos con otros géneros? ¿De verdad alguien piensa que es tan diferente al tratamiento que se da a hombres y mujeres en el cine de acción que en el cine de superhéroes?

Conociendo a Elisa McCausland, tampoco llevo bien que gran parte de su colaboración se haya quedado fuera, y en su lugar se hayan preferido los recuerdos y comentarios de Manuel Burque. Unos comentarios que seguro que se han hecho con buena intención y cariño, pero en los que falta información. Manuel Burque comenta por ejemplo que en los grupos de superhéroes ellas nunca mandaban, cuando precisamente una de las etapas más conocidas de los Vengadores es cuando la Avispa lideró el grupo durante cinco años sin que ningún otro personaje pusiese pegas.

Lo que más ha dado que hablar en las redes sociales es la torpeza de Burque al hablar de la Hulka de John Byrne, de la que sólo ha comentado su forma imposible de vestir y sus escotes. No digo que esté obligado a recordar que Hulka es la prima de Bruce Banner ni que por supuesto a ningún lector le molestó que creasen el personaje. Lo que es una verdadera lástima es que juzgue el trabajo de un autor exclusivamente de un vistazo, sin haber llegado a leerlo. Por este desinterés se ha dado pie a un comentario injusto contra los lectores de cómics: «¿Entre Hulka y el Playboy, qué me compro?».

Choca especialmente la importancia que le dan todos ellos a la sexualización de las superheroínas cuando precisamente Elisa McCausland le quitó importancia a este detalle durante la presentación de su libro. Es uno de las pistas que me hace sospechar que en realidad su colaboración debió de haber durando mucho más, pero pudo haber sido recortada porque sus ideas no encajaban con las de las presentadoras.

Me refuerza esa sensación la entrevista inicial al director Rodrigo Cortés. No es una entrevista bien hecha. En vez de traer a un invitado para conocerle y darle un espacio para que se pueda expresar, las preguntas están hechas para rebartirle. Las entrevistadoras se pusieron por encima del entrevistado, querían que su visión y su forma de pensar quedase por encima de la de él. Del mismo modo que en la entrevista lo que importa son las presentadoras, me encaja que el trato al resto de invitados fuese similar.

El gran problema de este programa no son sólo todo este conjunto de errores, sino el sesgo equivocado que se ha usado para hablar del tema. Leticia Dolera, Henar Álvarez y Pilar de Francisco sólo han mostrado la cara machista del género de superhéroes. Han dejado hueco para los contraejemplos en forma de brevísimas menciones a la película de Wonder Woman (2017) y a los cómics que recomienda el librero de Comics & Co, pero nada más. Antes de grabar el programa ya estaba decidido que el cómic y el cine de superhéroes son machistas con excepciones sin importancia. Han tirado por lo fácil, por el estereotipo de friki de los superhéroes, por el adolescente que no sabe relacionarse con las chicas, por los personajes de The Big Bang theory. La actitud que han tomado ha sido la del abusón de patio de colegio que da collejas a los empollones.

No entiendo cuál era la intención de este programa. ¿Por qué dieron tanta importancia a la crítica negativa, por qué tan poco al análisis y al contexto? No sé si con este programa pretendían cambiar la industria y animar a los autores a producir un material diferente. Lo que tengo claro es que han espantado a posibles lectoras que podrían haber disfrutado con tantos y tantos cómics que no tienen nada que ver con todos estos estereotipos injustos. ¿Habrá hueco para que algún día hagan otro programa en el que expliquen que también hay cómics de superhéroes feministas?

Mi crítica, en cualquier caso, se refiere exclusivamente a una entrega de este programa. Quiero dejar clara cuál es mi opinión, pero desde el respeto. No creo que los errores de este programa sean extensibles al resto de las carreras de sus responsables.

Me he puesto en contacto con la Cadena SER y con Leticia Dolera para poder conocer su opiniones al respecto, pero no han contestado mis correos.