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lunes, 2 de julio de 2018
'Jupiter's legacy' y lo que significa "conservador"
Al hilo de un artículo publicado hace unos días, creo que hay un error en coger algunas de las películas de ciencia ficción con más repercusión de los últimos años y tirarlas a la basura tachándolas de conservadoras o anticientíficas. En primer lugar, porque nunca he entendido ese ánimo destructor, de elegir una parte de la cultura pop y escribir sobre ella sólo para atacarla, centrándose en las sombras y los defectos. Y en segundo lugar, porque habría que concederle a películas como Alien, Terminator, Matrix y demás que, aún teniendo una parte de mensaje conservador, tienen también otra de mensaje progresista, especialmente cuando se las compara con otras películas de su época.
La preocupación sobre si estas películas son o no conservadoras, antiabortistas o individualistas saltó precisamente cuando volvía de la tienda con Jupiter's legacy, tomo dos. Si en el caso de Matrix la interpretación conservadora queda a gusto del espectador, en este nuevo cómic de Mark Millar el mensaje no está maquillado de ninguna manera. Es una reivindicación del cómic de superhéroes clásico, de los buenos viejos tiempos, de las máscaras y los trajes de colores, de las identidades secretas, del idealismo, el sacrificio personal y todo eso. Por mucho que me guste ese enfoque para el cómic de superhéroes, ¿tiene sentido reivindicarlo?
Lo digo porque no entiendo que en pleno 2018, después de diez años de películas Marvel arransando en las taquillas de occidente, exista alguna necesidad de ensalzar este tipo de personaje. Es un modelo que no está en crisis, sigue funcionando y gustando al público mayoritario. Y si vas a la industria del cómic actual, ¿dónde están los superhéroes oscuros, hedonistas, totalitarios, violentos...? ¿Si acaso en productos alternativos?
Tampoco es que esta tesis suponga una ruptura. Es volver otra vez a lo que ya se decía en Kingdom Come, solo que en aquella época ése era un cómic necesario. Frente a una industria que había degenerado hacia lo macarra y lo ultraviolento, Alex Ross y Mark Waid ponían en valor un tipo de personaje inspirador y positivo. Hacía falta un cómic que se saliese de la opinión general, que lanzase un mensaje alternativo. Hoy día, no estamos en la misma situación.
Creo que la idea de Mark Millar me podría funcionar si estuviésemos hablando de un cómic dibujado por otra persona. Si Jupiter's legacy es un cómic altamente recomendable es por el trabajo de Frank Quitely, que es igual de hábil en las escenas de calma como en las de acción... pero especialmente en estas últimas. Mark Millar ha tenido siempre muy buena cabeza para planificar peleas originales que se alejan de los habituales enfrentamientos de puñetazos, pero el talento de Quitely para representar el movimiento y la violencia es diferente, es muy innovador. Pongamos por ejemplo de este tomo las peleas contra Raikou, o entre Walter y Repro, que combinan las peleas físicas con el plano psicológico y las imágenes oníricas. Por eso mismo, ¿cómo casa un dibujo tan revolucionario, tan avanzado a su época, con un guión que reivindica la pureza de los cómics antiguos?
En el último número de esta colección, los personajes vuelven al punto de partida. El tipo de superhéroe modelado por autores como Siegel y Shuster, Stan Lee, Kirby y Ditko vuelve a ser el protagonista de un cómic que parecía que iba a proponer un superhéroe pensado para la mentalidad y los problemas del siglo XXI. Aquí no hay apenas evolución, no hay progreso. Mark Millar tal vez lo considere respetar un legado, pero a mí me parece que le ha quedado un cómic bastante conservador.
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