EDT, tomo cartoné 264 págs.
Blanco y negro, 15 €
Me llama la atención que Carrillo recuerde estas historietas como un tebeo ligero de aventuras. En realidad estoy de acuerdo en que en el fondo lo es, pero hay algo más que podría darle una lectura más compleja. La acción transcurre en Batavia, Indonesia, antes de la Segunda Guerra Mundial. La empresa mercante Ruysdaal, de origen holandés, recibe tantos ataques piratas que la hija de su presidente, Guillermina Van Deer, toma la decisión de contratar mercenarios para que les protejan. De este modo, un ejército a sueldo de hongkoneses liderados por el americano Tom Rowe y el espía japonés Tuang-Fu deben involucrarse en diferentes misiones y aventuras que van poniéndoles a prueba.
Digo que le veo el intento de dar una lectura más compleja porque los protagonistas de este cómic son lo que dice el mismo título: mercenarios. Pistoleros a sueldo a las órdenes de intereses privados. Al propio Tom Rowe sólo le interesa el dinero, y ni él ni sus hombres tienen problemas morales a la hora de matar o dejar morir a quienes se les enfrenten. O al menos, así es al principio de la colección. Con el paso de los capítulos, los personajes se suavizan (¿o se matizan?), y poco a poco se ven más las costuras de aventurilla pulp, con planes demasiado elaborados para matar al héroe y réplicas ingeniosas siempre a punto.
El paso del tiempo ha perjudicado a estos guiones, tanto en lo social (aunque ayuda que no quede claro si el racismo y machismo son un reflejo de la época en la que se ambientan o de cuando fueron producidas) como en los peligros y las propias aventuras, pero no en un dibujo que sigue siendo espectacular, y cuya mayor virtud creo que es la creación de ambientes. Mi debilidad particular, el capítulo que veo más redondo, es el que juega con "hacer fintas", fingir debilidad para poder dar un ataque definitivo al contrario. Primero Tuang-Fu explica el truco jugando al ajedrez. A continuación, como una coincidencia, la estrategia es repetida por el barón Alí-Far primero y Tom Rowe a continuación en un par de batallas navales. Ese capítulo me parece prácticamente perfecto.
¿Y no ves un tono anticolonial? Al menos, realista postcolonial: se dice en alguna ocasión que está pronto el día en que esa colonia sea independente.
ResponderEliminarNo me acuerdo ahora mismo... Sí se me quedó una viñeta con bastante retranca, pero no algo más evidente.
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