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miércoles, 15 de noviembre de 2017

100 años de TBO (Antoni Guiral, Lluís Giralt)


Hay un detalle que me llama la atención de TBO: mientras que Bruguera era un gigante editorial que inundaba los kioskos con revistas muy diferentes, TBO era la única revista de una empresa familiar de la competencia. A pesar de ese contraste, esta revista tenía un impacto popular similar. Caló en la sociedad hasta el punto de que se aceptó "tebeo" como nombre para las revistas de historietas. Todo eso a pesar de (¿o gracias a?) un humor más blanco y para todos los públicos, con un enfoque más conservador, con golpes y caídas menos duras, con sorpresas finales no tan frustrantes. Las historietas de Benejam y Coll, por decir dos autores, no eran tan cáusticas como un Mortadelo o un Anacleto, pero siguen manteniendo el interés todavía hoy.

Este ensayo de Antoni Guiral y Lluís Giralt es un repaso a la trayectoria de esta revista, desde su creación en 1917 hasta la actualidad. Con la ayuda del segundo, Guiral expone las etapas por las que pasó la revista, sus autores, los personajes y las secciones fijas. Entre bastantes curiosidades y datos poco conocidos (como que Ramón y Cajal era fan de TBO o que la revista bautizó a los Pitufos como "Tebeítos"), el libro desarrolla los años anteriores y posteriores a la Guerra Civil, la modernización en los 70 con el nuevo y más surrealista TBO 2000, y la versión de Ediciones B de esta cabecera. También, puesto a desmontar mitos, demuestra que hubo más personajes regulares que los que se recuerdan (más allá de la familia Ulises, los Inventos del TBO, Josechu el vasco, Altamiro de la Cueva...) y que no siempre fue una revista de humor tan blanco como se piensa ahora.

En un libro de historia como este existe el riesgo de  elevar el tono y de dirigirse sólo al entendido en la materia. Por eso me parece digno de destacar que una de las virtudes de Guiral, no sólo aquí sino en general, es que habla al lector "de tú", buscando la complicidad del gran público. Tal vez porque creo que la pasión de Guiral es la divulgación: no basta con listar datos sobre estos tebeos, sino que se le nota que se esfuerza en que el lector sienta interés por ellos, en que quiera leerlos.

100 años de TBO se tiene que colocar al lado de Cuando los comics se llamaban tebeos y Los tebeos de nuestra infancia, que son los equivalentes a este libro pero con la Editorial Bruguera. Igual que hizo Guiral con aquellos dos, Giralt y él aquí no sólo dan a conocer la importancia de esta cabecera sino que han logrado la mejor recopilación de historietas del TBO que se ha hecho en mucho tiempo.

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