El pasado sábado el guionista David Muñoz (al que recomiendo seguir) daba explicaciones en un hilo de Twitter sobre la situación del cómic español en la actualidad. A partir de un dato anecdótico ("las razones por la que es tan difícil encontrar dibujantes para proyectos de cómic editados en España") unió varias realidades económicas que explicaban la "industria", por llamarlo de alguna manera, del cómic español.
Lo que me preocupa es que pueda haber gente a la que estas explicaciones le hayan sorprendido.
Creo que es necesario insistir en ello: tal como está el mercado del cómic español, la mayoría de los que escriben y dibujan cómics están regalando su trabajo. Hacer cómics en España está más cerca de ser un hobby que de una forma de ganarse la vida.
Los únicos países en los que el cómic puede considerarse un trabajo, en los que hay una verdadera industria, son Francia y Estados Unidos (bajo unas condiciones laborales concretas, de acuerdo, mucho trabajo de encargo con marcas comerciales para grandes empresas). Por eso tantos autores trabajar allí. Carlos Pacheco, Marcos Martín, David Aja, Natacha Bustos, Juanjo Guarnido, Juan Díaz Canales, Rubén Pellejero, Antonio Altarriba, Keko, Jaime Martín, el Studio Kôsen... La lista es larguísima. Son autores que han tenido que emigrar a otros países en busca de trabajo.
En otros ámbitos, nos lamentamos de este éxodo. Nos preocupa que se vayan de España científicos, ingenieros, lo que sea, pero cuando se trata de autores de cómic buscamos una justificación, una disculpa. No me parece justo. Tan preocupante debería ser un hecho como el otro, y las mismas disculpas valen para una cosa como para la otra.
Es posible que muchos lectores no conozcan esta realidad económica, esta realidad material, en la que se mueve el cómic en España. Llevo mucho tiempo pensando que es algo que debería estar más en boca de nosotros. Nos felicitamos por el reconocimiento institucional, por la mayor presencia en las noticias y en las grandes superficies, pero esa satisfacción es la del que se pone del parte del lector. Habría que ponerse también de parte del autor, que es el que lo sostiene todo, el que arriesga más su tiempo y dinero. Es el eslabón más débil en esta cadena de producción.
Habría que hablar del dinero que mueve el cómic entendido como un trabajo. Leyendo a algunos lectores, parece que no son capaces de asociar que el dinero determina el tiempo que un dibujante le puede dedicar a un cómic. Que parece que no ven que hay decisiones estéticas que tienen un origen económico, no artístico. Cuando alguien destaca el grado de detalle de dibujantes como Winsor McCay o Harold Foster debería saber que con sus páginas ganaba un dinero por el que le era rentable dedicarle mucho tiempo al dibujo. Es el mismo motivo por el que el cómic alternativo muchas veces tiene un dibujo más sencillo o se publica en blanco y negro: no es porque sus autores no sepan dibujar ni porque hayan decidido experimentar con la síntesis, es porque no pueden dedicarle más tiempo material.
¿Cómo se podría hacer para que los autores de cómic españoles pudiesen ganar un dinero justo por su trabajo? No tengo las soluciones ni me voy a atrever a lanzar ideas. De hecho, hay quien considera que la situación está bien tal y como está, y no me suena haber leído a nadie quejándose.
Si estoy escribiendo todo esto es para responder a un triunfalismo que llevo mucho tiempo sin compartir. Tal vez sean los mejores años del cómic español para los lectores y algunos autores de cómic, pero me parece que no lo son para los autores que querrían dedicarse en exclusiva al cómic como trabajo.
Quizás Sergio Bleda haya escrito sobre esto. Apunta también Brasil como uno de esos países que conservan todavía una industria, por lo menos una parte: su sector infantil (Maurício de Sousa; pero no sólo, hay 'imitadores' todavía con cierto éxito (Turma do Xaxado). A la que hasta hace dos días se podría haber sumado el sector de las tiras de prensa, pachuchito y en proceso de ser desmatelado.
ResponderEliminarPues sí, ya veo que aparece Bleda en los comentario de Buittrer. No veo insultos, ¡qué timo de hilo!
Ismamelón Sobrino
¿No consideras a Japón o Italia lugares donde es factible ganarse la vida siendo dibujantes de tebeos?
ResponderEliminarEn los primeros años del siglo XX, en Estados Unidos, los dibujantes eran estrellas del rock o futbolistas: cobraban muchísimo, aunque no tuvieran royalites o derechos de autor (lo de los syndicates: tú ya lo sabes, es para algún despistado). Pero, para mí que eso fue algo excepcional.
Suelo usar el comic para pensar en Economía, y el comic comenzó a expulsar-hacer emigrar a sus trabajadores hace décadas. No emigraban para encontrar un trabajo (para trabajar en la Citroen en Francia o recogiendo fresas) sino que exportaban/emigraban laboralmente para seguir con su específico trabajo, en algo que luego a otros grupos profesionales especializados y con formación reglada: ha llegado a enfermeros, sector sanitario (años 199-2000), a los ingenieros y similares (años 2010, con campañas de cámaras de comercio alemanas en España). Simplemente, el comic ya había iniciado ese camino pero nadie se había tomado la molestia de estudiarlo (que lo haga yo, que no lo cobro, no vale, claro).
>>¿No consideras a Japón o Italia lugares donde es factible ganarse la vida siendo dibujantes de tebeos?>>
ResponderEliminarSí, también.