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martes, 20 de septiembre de 2016
María lloró sobre los pies de Jesús (Chester Brown)
A grandes rasgos, este cómic está formado por una selección de fragmentos de la Biblia adaptados por un autor que se define a sí mismo como cristiano. Los criterios de selección son dos. Por un lado, los fragmentos que hablan de favores sexuales y prostitución. Por otro, los que hablan de la desobediencia a Dios.
Chester Brown defiende una tesis delicada: no sólo la Virgen María fue una prostituta, sino que originalmente el cristianismo y el judaísmo (hasta los tiempos de san Pablo) no rechazaban esta profesión. Lo argumenta en base a estos fragmentos de la Biblia y haciendo comparaciones entre Evangelios, buscando las versiones originales de la Biblia y los Evangelios apócrifos y explicando las investigaciones de estudiosos y traductores. De ahí que una buena parte del tomo esté formado por notas para explicar las fuentes en las que se basa y las decisiones que ha tomado (hay notas a pie de página incluso de las notas a pie de página). Brown no quiere ridiculizar al cristianismo con esta tesis, sino devolver a la prostitución el prestigio perdido.
(De mi propia cosecha voy a añadir que no me parece una interpretación disparatada. El Poema de Gilgamesh empieza con un fragmento que recuerda mucho al Génesis bíblico y está relacionado con los favores sexuales. Mientras que en la Biblia Eva condena al hombre por darle conocimiento –representado por el fruto del árbol de la ciencia–, en el Poema de Gilgamesh el salvaje Enkidu se civiliza gracias a las relaciones sexuales de Shamhat, una prostituta sagrada. Es decir, no solo la mujer cambia de traer castigo a ser una salvadora, sino que la humanización de Enkidu se alcanza a través del sexo con una prostituta).
A medida que Chester Brown fue avanzando en esta investigación llegó a otros fragmentos de la Biblia que encajaban con el segundo mensaje de este cómic: el Dios de los cristianos, el de las parábolas de Jesús, no castiga a los que le desobedecen, sino que les premia. Para Brown, hay una base en la Biblia para defender que el cristianismo no se basa en normas morales, sino en el amor, que Dios prefiere al desobediente que ama al prójimo como sí mismo antes que al que acata sus mandamientos.
La lectura puede hacerse un poco densa (especialmente en cuanto uno se mete en las notas del final), pero Brown hace un grandísimo esfuerzo por ser claro, pedagógico y especialmente respetuoso.
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