560 páginas, 24 €
“¡No entiendo a la gente que lee cómics! Yo no los leería si tuviera tiempo y no estuviera metido en el negocio." (Stan Lee)
Lo primero que me llama la atención de este libro es que no tiene ninguna imagen. El motivo será el que sea, pero a mí la sensación que me transmite es que el autor y la editorial confían en el contenido de este libro, no quieren hacerlo más comercial añadiendo ilustraciones que podrían llamar la atención en un vistazo rápido en la tienda. Es tan bueno que no se necesitan trucos comerciales. De entrada esto me anima mucho.
Marvel es, según este libro, la mayor editorial de cómics del mundo. No sé si es un hecho o una opinión. Como poco, es una de las editoriales más relevantes de la historia, ha acogido a algunos de los mejores guionistas y dibujantes del medio y éstos a su vez han creado y desarrollado personajes apasionantes que sin duda merece la pena disfrutar. Sean Howe describe el pasado de la editorial hasta los últimos años recorriendo cuatro temas: la creación de personajes y su desarrollo (especialmente los novedosos, trasgresores o polémicos), las luchas de poder dentro de la editorial, Marvel como empresa de entretenimiento en el mundo de los negocios (empresas que se compran y venden, bancarrotas, fusiones…), y los derechos creativos dentro de la editorial.
Si intento hacer un resúmen del libro entonces Marvel empieza como una editorial con personajes atrevidos y tramas novedosas comparados con los de otras editoriales, que poco a poco va creciendo. Los años iniciales de Stan Lee, Kirby, Ditko y Thomas terminan en los 70 con una invasión hippie en las oficinas que llena las viñetas de psicodelia y trasgresión política, con la viñeta de Nixon como supervillano del Capitán América como máximo exponente. Bajo los 80 el editor Jim Shooter pone en firmes a los autores. Es el final de los retrasos en las entregas y de pasar cualquier cómic como aceptable, aunque desgraciadamente Shooter acabó llegando a un extremo de megalomanía que desembocaría en su despido. Los 90 están marcados por la llegada de dibujantes superventas (McFarlane, Liefeld, Jim Lee…) que conocían perfectamente el trato desigual que habían recibido históricamente gente como Kirby o Ditko, y que por tanto no tardaron en buscar la salida. Después de que la burbuja especulativa del cómic estallase y provocase un descenso dramático de ventas llegó la época de Bill Jemas como presidente de Marvel, que con su visión arriesgada y polémica convirtió a Marvel en lo que es en la actualidad: tomos recopilatorios, guionistas que estaban alejados del mundo del cómic, ruptura de tradiciones…
Para mí el autor que consigue reivindicarse en este libro es Roy Thomas. Le veía como un guionista un poco extraño, demasiado literario y especialmente poco creativo. ¿Cuántos personajes ha ideado? Ninguno, todo son recreaciones, versiones de algo anterior: la Visión, el nuevo Capitán Marvel, grupos de personajes que ya existían… Con este libro ahora veo que esa falta de creatividad era una decisión que había tomado después de ver el trato que daba DC a Siegel y Shuster, los creadores de Superman. Roy Thomas era un fanboy ascendido a guionista, pero un fanboy que conocía las reglas del negocio mucho mejor que gente como Kirby o Ditko: sabía que si él creaba un personaje que funcionaba económicamente nunca le pertenecería.
En este desglose de la lucha de los autores para conseguir un trato de igual a igual con la editorial destaca gente como Kirby, Neal Adams, Steve Gerber… Las reivindicaciones empiezan desde los primeros años pero es a partir de las primeras adaptaciones al cine con éxito cuando ganan relevancia. Hasta el propio Stan Lee admite que se trata de un ambiente injusto: "El mercado del cómic es el peor mercado que existe sobre la faz de la tierra para el talento creativo, y las razones son innumerables y abundantes. Muchas personas con talento me han preguntado cómo pueden entrar en el negocio del cómic. Si tienen el talento suficiente, lo primero que les digo es: “¿por qué ibas a querer entrar en el negocio del cómic?” Porque, aunque tengas éxito, aunque llegues a lo que podría considerarse el pináculo del éxito en el cómic, tendrás menos éxito, menos seguridad y serás menos efectivo que si fueras sólo un profesional medio de la televisión, la radio, el cine o cualquier otra cosa. (…) Al dibujante que tenga una idea, le diría que se lo piense dos veces antes de dársela a un editor."
Sin embargo, Avi Arad se muestra más pragmático: “Si un autor quiere crear un cómic, y autopublicarlo, y convertirlo en un gran éxito, que es lo que hizo McFarlane, ésa es su prerrogativa. Si quieren trabajar para una editorial y tener garantizadas tantas páginas al mes y así, eso es otro tema”.
A medida que pasan los años Marvel entra a formar parte de empresas mayores. El mismo Arad dice claramente, sin verle ningún problema, que lo que empezó como una editorial se ha convertido en una empresa de merchandising. Por eso me parece algo reseñable que Sean Howe deje aparcados en la recta final del libro los comentarios sobre cómo evolucionaban las colecciones y cómo se creaban nuevos personajes. No se trata sólo de que Marvel ahora se dedique al cine y el merchandising, también es que los pocos argumentos que menciona a partir de los 90 en adelante se quedan en anécdotas comparados con la trasgresión, la experimentación artística o las declaraciones políticas de los guionistas y dibujantes de los 70 y 80.
Lo curioso es que tampoco se puede criticar a Marvel por aparcar los cómics a un puesto secundario porque precisamente es lo que profetizaban los autores en los 70: "Sólo éramos un puñado de mocosos trabajando en la parte de atrás de Magazine Management. Nadie compraba cómics. Era una industria moribunda y lo sabíamos. A nadie le importaba. Sólo estábamos en esto para divertirnos. Pensábamos que para 1980 estaríamos todos buscando un trabajo de verdad" (Chris Claremont). "Confidencialmente, todo el mundo que está en la industria está buscando una salida, así que te sugiero que... te dediques a otra cosa. Dentro de 5 años no existirán los cómics" (Marv Wolfman).
Unas cincuenta páginas finales completan el libro con la historia de las ediciones nacionales de Marvel, lleno de curiosidades y datos. Por ser algo tan local pensaba que desentonaría con el tono del libro pero lo cierto es que es un complemento muy interesante. Personalmente destacaría el repaso histórico de la reedición de los primeros años de Marvel en España, el prueba y error hasta la exitosa ocurrencia de la Biblioteca Marvel.
Marvel Comics: La Historia Jamás Contada es directamente el mejor libro se podrá escribir sobre la historia de esta editorial. Será difícil que se publique otro estudio sobre el mismo tema que pueda hacer sombra a éste.
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