Rústica, blanco y negro, 9,95 €
También formato digital, 2,99 €
Me encanta que se publiquen este tipo de tebeos didácticos en un país en el que todo el mundo es entrenador de fútbol y presidente de gobierno (o crítico de cómics por la parte que me toca). Por lo general paseamos por la vida con una divertida soberbia, como si nadie pudiese enseñarnos algo que no sepamos ya, especialmente en temas como los que aborda Europesadilla. Aleix Saló en este cómic no construye su discurso a través de los tópicos de bar que ya conocemos sino mediante un análisis que se apoya en la investigación, los gags y las metáforas gráficas.
El objetivo básico es definir la identidad europea (¿existe esa identidad? ¿en qué se basa?) dentro de un contexto histórico mundial, poniendo la cultura de nuestro continente al lado de la asiática y la africana. A partir de ahí avanza a los tres "choques" recientes que definen la Europa de nuestros años, el 11-S, el movimiento de anti-globalización y la adopción del euro en la Unión Europea. Precisamente la falta de unidad cultural en Europa es lo que ha provocado una gran brecha entre los países del sur y los del norte y lo que explica el origen de los recortes que impone Merkel en España, esos que están acabando con el estado del bienestar y la clase media. ¿Cuál es la moraleja? ¿Hay un final feliz? Démonos con un canto en los dientes por ser capaces de entender un poco mejor toda esta situación.
El primer trabajo de Saló que consiguió cierta relevancia fue Españistán, un cómic ligero y centrado principalmente en el humor. Su protagonista era un cani que luchaba por conseguir trabajo en un mundo de fantasía que parodiaba la economía, política y religión nacionales. Sin embargo, lo que realmente lo hizo conocido no fue esa publicación en sí sino una animación de 10 minutos que realizó como publicidad. En ella utilizó el estilo con el que a partir de entonces insistiría dos veces más (Simiocracia y este cómic), es decir, el análisis crítico, objetivo y ameno de la economía y la política actuales.
Una cosa que me gusta mucho es que en los cómics de Saló veo el esfuerzo por atraer al gran público. Por un lado, el contenido está de actualidad y escapa a las limitadas clasificaciones típicas del cómic, más bien se acerca a las temáticas de otros medios (cine, literatura...) Su forma de expresarse no es superficial ni evocadora, sino concreta y precisa. Por otro lado, en su forma este libro tiene un aspecto de cómic "amable", es decir, no utiliza recursos (o los suaviza) que podrían espantar a un lector con prejuicios contra las historietas, como viñetas, bocadillos, líneas cinéticas, etc. El blanco y negro y la edición rústica consiguen un precio popular a cambio de sacrificar lo que no sea imprescindible porque al contrario que otros cómics lo importante aquí es el contenido, no la edición. En su búsqueda por la popularización de este cómic incluso se ha editado en catalán al mismo precio (Euromalson, Algú s'ha cruspit la classe mitjana), y en formato digital de manera simultánea (¿es la primera vez que se hace esto en este país?).
Le veo a Europesadilla por tanto dos puntos a su favor. El primero, el tema elegido y la forma de tratarlo, y el segundo, una visión del mercado del cómic atrevida y popular. ¿Suena exagerado que diga que Aleix Saló es el Jordi Évole del cómic?
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