Pumby apareció por primera vez en el número 260 de la revista Jaimito. Dos años después, en 1955 su nombre encabezaría su propia revista, considerada por algunos expertos como una de las mejores revistas humorísticas para niños de nuestra historia y que alcanzaría los 1000 números. En 1959 apareció en los quioscos Super Pumby, una colección mensual de 134 números en la que este gato conseguía superpoderes al beber zumo de naranja, en lo que vendría a ser una parodia del género de superhéroes. Con el cierre de la Editorial Valenciana en 1984 se acabaron las aventuras de este popular personaje, que fue continuado por Sanchís en las aventuras de sus hijos, Miss i Fus, en 1991 en la revista Camacuc.
A finales de los 90 comenzó la producción de una película basada en este gatito, estrenada en octubre de 1999, dirigida por Fernando Carrión y de unos 75 minutos de duración. Estaba planeada como el episodio piloto de una serie de animación de 26 capítulos de 25 minutos cada uno que nunca llegaría a producirse. Esta película adaptaba tres aventuras de los tebeos, “El espejo mágico” (Pumby 66), “El doctor Mekano” (Pumby 168) y “El país de los trajes animados” (Pumby 457-460). Se encargaba la productora Cartoon, que ya había trabajado en la (recomendable) serie animada de Cuttlas.
En ese mismo año y debido a la película, Sanchís ejerció, con la ayuda de la letrada María Baylos, dos recursos contra Jorge García Moratalla y la empresa Researching and Artistic Creation que había registrado por su cuenta el nombre y dibujo de Pumby, y contra los herederos de Juan Bautista Puerto Belda (antiguo dueño de la Editorial Valenciana) por haber registrado en 1953 la marca “Pumby” sin el permiso del autor.
La empresa Researching and Artistic Creation, que recibió la marca industrial de Pumby de la Editorial Valenciana, negó la autoría de Sanchis, por lo que veinte teóricos y artistas tuvieron que declarar a favor del dibujante. El 14 de abril de 1999 la magistrada María de los Hoyos Flórez sentenció que “el señor Sanchis, en tanto autor, ostenta el derecho moral, irrenunciable e inalienable sobre su creación”. El 31 de julio, el magistrado Francisco de Asís Silla suscribía la misma sentencia contra la Editorial Valenciana. Las dos sentencias fueron confirmadas por la magistrada Ana Pérez Tórtola el 5 de noviembre de 2001 contra el recurso de apelación los demandados presentada ante la Audiencia Provincial de Valencia, que volvió a dar la razón a Sanchís e insistió en “la mala fe demostrada al registrar las marcas relacionadas con Pumby”.
Después de muchos recursos, el 19 de abril de 2007 el Tribunal Supremo reconoció finalmente que los derechos sobre el dibujo y el personaje de Pumby pertenecían a su autor, José Sanchis Grau. Según la sentencia, Jorge Moratalla había registrado esas marcas “violando los derechos de propiedad intelectual de José Sanchis autor de la obra de dibujo consistente en un gato denominado Pumby y que como autor, ostenta el derecho moral irrenunciable e inalienable sobre su creación”. Además de una indemnización conjunta de 60.000 euros (“en concepto de daño moral ocasionado a consecuencia de la apropiación ilícita de su obra por un tercero para destinarla a fines no consentidos”), el Tribunal condenó a los acusados “a cesar, de forma inmediata, en cualquier clase de utilización que pudieran efectuar de las marcas consistentes en la obra de Pumby, absteniéndose de utilizar tanto el nombre como el dibujo en que consiste”, y “a retirar del mercado los productos, embalajes, envoltorios, material publicitario, etiquetas y cualquier otra documentación en la que se reproduzca la obra Pumby”.
Se desestimaron todos los recursos.
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