miércoles, 6 de mayo de 2015

Los Vengadores 2: La Era de Ultrón



En este blog ya dije que la primera entrega de los Vengadores me encantó. Sin embargo, cuando la volví a ver hace poco, el entusiasmo se apagó. En realidad la película tenía las mismas debilidades que ya había encontrado la primera vez que la vi, pero esta vez no las pude perdonar del mismo modo. No le podía perdonar el uso del cine de fórmula (clímax de batalla final, el punto emocional enfocado en la redención, la experiencia cercana a la muerte del último tercio de casi todas las películas...) o los atajos que tomaba Whedon en su guión por la necesidad de acortar la duración. Donde antes había visto una película que rebosaba de la personalidad de Whedon, me encontraba ahora con una película de estudio en la que el director, con toda su buena intención, hacía lo posible por insertar sus tics y su visión de la vida y el espectáculo. Aún así, con estos defectos, sigo encontrando en esa película un grandísimo esfuerzo de malabarista, de buscar el equilibrio imposible entre tantos protagonistas, el equilibrio entre el cine para el gran público y la adaptación para el fan, el equilibrio entre el tratamiento de personajes y la acción descerebrada. Con todas sus inconsistencias, conveniencias y falta de personalidad en general, no me puedo olvidar todo el talento que es necesario para poder hacer una película en estas condiciones que salga lo mejor posible.

A pesar de todas las pegas, creo que la secuela cumple. Mantiene el mismo tono ligero, la misma fascinación por lo imposible, el mismo humor tontorrón, la aventura, etc. Por desgracia, el gran problema de las secuelas, el "mucho más que la primera entrega", es la que hiere a esta película de muerte. La trama es una sucesión de escena de acción espectacular tras escena de acción espectacular, mientras que el tratamiento de personajes queda relegado a pequeñas frases y pequeños momentos que parecen incrustados dentro del conjunto, que no tienen el mismo impacto. Lo que podrían haber sido temas interesantes (orden y caos, libertad y seguridad, cambio e inmovilismo) se quedan en frases rimbombantes que no pintan demasiado en una ensalada de hostias como esta, aderezada con media docena de cameos para el fan del universo cinematográfico de Marvel. Ya nos impresionaron con la idea de reunir a media docena de personajes antes, y aquí repiten ese mismo concepto sin añadir algo nuevo. Aún así, con todos sus defectos, la he disfrutado mucho más que Iron Man 3, Capitán América 2 y Los Guardianes de la Galaxia. Aquí al menos me he reído hasta la (divertidísima) frase interrumpida del final.

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