viernes, 25 de diciembre de 2015

Cinco recomendaciones de 2015

Siempre es muy complicado elegir una selección de mejores cómics del año. Las veces que lo he hecho mi intención ha sido añadir variedad al resto de listas de blogs y webs, en los que siempre aparecen los mismos autores y las mismas obras. Las que pongo a continuación han sido para mí, por un motivo o por otro, cómics y libros de los que estoy seguro que se seguirá hablando durante mucho tiempo.



Popeye de Bobby London

Creo que el icono de Popeye está asociado a lo rancio y lo trasnochado, que parece un producto de marketing vacío. Por eso me sorprendió ver que sus primeros cómics en realidad eran atrevidos, dinámicos, rompedores, algo inesperado. La otra colección de Popeye que Kraken está publicando en España son estos dos tomos de finales de los 80 y principios de los 90. De nuevo, puede parecer que este tipo de personajes, icónicos, con décadas a sus espaldas, se han domesticado, se han vuelto dulces y previsibles para satisfacer a un lector generalista poco exigente. Y de nuevo me llevo una sorpresa. Se trata de una marca registrada de una gran corporación, de acuerdo, pero escrita y dibujada como si fuese un cómic completamente underground. Muy divertido y muy salvaje. Bobby London jugó al límite de la corrección política hasta que finalmente la empresa le despidió y dejó de publicar más tiras de Popeye. Una de las gracias de este tomo es que incluye también todas las tiras que, por este motivo, fueron dibujadas pero no llegaron a aparecer en ningún periódico.



Silvio José: Rescatado

Por el motivo que fuese, Paco Alcázar había ido apartando un conjunto de páginas de los cuatro tomos anteriores de Silvio José que ahora aparecen en este último. La recopilación es un cierre perfecto a una colección para este personaje tan peculiar que el autor ha ido construyendo durante nueve años. Egoísta, prepotente, inseguro, caprichoso, vago... ¿Es Silvio José un desecho social por culpa de la telebasura, la comida basura y los videojuegos y películas de mala calidad? Paco Alcázar apoya su humor en sus característicos textos con los que los personajes abren demasiado su alma y se nos muestran con todas sus bajezas.



Raf: el 'gentleman' de Bruguera

Raf fue de los mejores dibujantes de Bruguera y estuvo entre los mejor valorados. Durante los 70 se hablaba de Ibáñez, Raf y Vázquez, y en los 80, de Ibáñez, Raf y Jan. De estos cuatro autores, tres han recibido la atención del público en forma de libros, reediciones e incluso películas. Es interesante cómo ha podido ser abandonado durante tanto tiempo este otro autor, caracterizado por un dibujo y unos argumentos tan personales, tan alejados de los esquemas de Bruguera o de cualquier tradición del cómic nacional. Jordi Canyissà se ha entregado totalmente en este libro para reivindicar a un autor muy versátil, que nos parece muy español y caricaturesco, pero que también fue muy internacional y de estilo realista. Un autor melancólico, muy pesimista, que sin embargo trabajaba en despertar sonrisas con las páginas de Sir Tim O'Theo o Mirlowe. Para compensar la escasez de reediciones del trabajo de Raf, este libro incluye páginas y más páginas de toda su carrera y sus estilos. Jamás se va a publicar un libro sobre Raf que pueda hacer sombra a este.



Josep Coll: El observador Perplejo

Otro libro necesario este año ha sido este interesante tomo, que en apariencia es una mezcla de análisis teórico y páginas de Coll. En realidad, pesa muchísimo más lo segundo, mientras que los textos son un mínimo necesario acompañamiento para poner en contexto el humor y el dibujo de Coll. Si ya las páginas son magistrales por su humor blanco, la línea estilizada y el movimiento, estas páginas de acompañamiento explican la vida de su autor y reproducen entrevistas en las que expresa su personalidad. Los cómics tienen la curiosidad de ser reproducciones de las páginas originales, con el tamaño original de cada página o tira a su lado, como si fuese el catálogo de una exposición.



Sally Heathcote: Sufragista

Este cómic está en completa actualidad por dos aspectos. Por un lado, posiblemente el feminismo aparece como tema en más conversaciones que hace unos años. Por otro, el argumento trata sobre la resistencia civil contra el poder establecido. Frente a una situación de evidente injusticia, las mujeres de este cómic intentan de todas las maneras reivindicar su derecho al voto, hasta el punto de que se ven obligadas a utilizar la violencia. ¿Cuáles son los límites de la violencia y el caos social, cuándo es justo llegar a ese extremo y cuándo no? ¿Seguro que la violencia sólo es aceptable cuando la ejerce el Estado para proteger el statu quo? Han pasado décadas desde que las sufragistas hicieron sus reivindicaciones, y ahora lo que pedían nos parece obvio. ¿Las conclusiones a las que llegamos leyendo este cómic son aplicables a la sociedad actual?


Y un pequeño extra:


Planetary

No es una novedad de este año, pero con la edición de ECC por fin he podido leer esta colección de principio a fin... varias veces. Me ha parecido increíble lo que Warren Ellis y John Cassaday hicieron en estas páginas, un cómic de superhéroes definitivo. Superaron todas las expectativas que se pueden tener con este género. ¿Quieres misterio y acción? Aquí los tienes elevados a la enésima potencia. ¿Quieres además una segunda lectura, un "algo más" en lo que se apoyen toda esta historia? Lo tienes. Cada comic-book hace referencia a un tipo de historia, imita un libro, o una película o un cómic de los que el género de superhéroes ha recibido su influencia. Planetary es la pura esencia del cómic de superhéroes... y además, empujada un pasito más allá. La forma de contar la historia en imágenes (los planos, la forma de las viñetas, los momentos elegidos...) es sofisticada, aunque no llegue a ser experimental. La moralidad de estos héroes llega a grises mucho más drásticos de los que podría llegar cualquier superhéroe de Marvel o DC. Todo en este cómic pretende llevar a los lectores a lugares que parecerían imposibles en cualquier otra editorial.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Rantifuso 12 ¡10 años ya! ¡No hay Glamour! (Nota de prensa)



Rantifuso 12
88 páginas
Color, encuadernado, cosido y con lomo.
5 euros.

22 historias de: Juan, Martín, Miguel, Samu, David Vargas, Jose Ignacio Molano -MOL-, Elisa G. McCausland, Eduardo Ocaña, LaraleÍsabel, Juan Espadas, Elena Martín, Nacho Fernández, Nahum Rivas, Nera, Hln Chiva, Angelillo, Iván, Hugo, Bruto y Santiago.

Podéis ver una preview de 31 páginas en nuestro ISSUU.

Si deseas hacerte con uno puedes escribirnos a nuestro correo o en nuestra tienda (indica en el cuerpo de mensaje que deseas el nº 12)


Dos años son mucho tiempo, pero también se pasan en un periquete, editar una revista como nosotros hacemos, sin intereses económicos, hace que nos permita realizarla sin imposiciones ni periodicidad, sino cuando nos apetece, para poder dar lo mejor de nosotros y no convertirlo en una inercia. Esta forma de trabajar ha hecho que cada nuevo ejemplar lo afrontemos con muchísimas ganas e ilusión. Entre estos ‘descansos’ obviamente no dejamos de acudir a todos los eventos habidos y por haber para mostrar nuestro trabajo y cada uno de nosotros también se ha mantenido activo con proyectos e iniciativas personales.

Una de ellas ha sido la edición de ‘Solidaridad con Patricia’, un fanzine que denuncia un montaje policial a una compañera acusada en un desahucio de agredir a un policía y a la que le piden tres años de cárcel y 9000 euros de multa. Hemos tratado de apoyar la caja de resistencia con el fanzine y que sumando poco a poco entre todas se pudiese hacer frente a los costes que se le exigen. A día de hoy (diciembre 2015) el caso sigue pendiente de sentencia.

En grupo hemos trabajado también varios talleres de cómic con gente interesada en el mundillo. Nuestra idea es que estos talleres cada vez sean más numerosos y menos espaciados en el tiempo.

Al respecto de nuestra relación con algunos eventos de cómic del Estado español, hemos querido implicarnos de forma constructiva, tratando de mejorar las condiciones de los fanzines y autoediciones, trabajando conjuntamente con muchos de los fanzines con los que compartimos eventos participamos dentro de dos grupos, uno en Madrid y otro en Barcelona, con los que se ha abierto diálogo con las organizaciones para que se atiendan en conjunto las necesidades y mejoras evidentes que la autoedición necesita en encuentros de estas características. En ambos casos, por ahora, las conversaciones han sido satisfactorias y ya se han ido logrando mejoras, como abaratamientos de los stands o mejor posicionamiento, en el caso de Madrid, así como implicarnos dentro del programa del fin de semana con actividades coordinadas por el grupo de fanzines. Con Barcelona aún se sigue trabajando (en 2014 y 2015 no asistimos por no estar de acuerdo con las condiciones). La idea que subyace es dejar todo mucho mejor que como lo hemos podido encontrar nosotros, si alguna vez dejamos de participar en esas ferias y, mientras seguimos asistiendo, disfrutar de una mejor relación con la organización, tratando de ser participes de un evento en el que podamos sumar y dando un valor añadido desde el punto de vista de la autoedición.

Para acabar, queda hablar de este nuevo número 12, con el que cumplimos 10 años realizando la revista y del cual nos sentimos muy orgullosos. El camino ha sido difícil pero el resultado es algo de lo que nos sentimos muy satisfechos. ¡Esperamos que disfrutéis con ella!

Muchas gracias y ¡nos vemos en los eventos!

lunes, 14 de diciembre de 2015

El Multiverso 8 (de 9) - Ultra Comics (Grant Morrison, Dough Mahnke)


"¿No eres demasiado mayor para leer tebeos?" te pregunta el villano de este cómic a ti, lector. El villano es The Gentry (la "gentrificación", el "ennoblecimiento"), que representa esa tendencia al tono elevado e intelectual. Te acusa de ser un lector que sólo busca la evasión, que se refugia en los cómics para no enfrentarse a la realidad.

Lo interesante es que el superhéroe que lucha contra este villano esta vez no es un personaje de tinta. Esta vez el superhéroe son los miles de lectores de este cómic, que transportan sus conciencias ("dan vida") a Ultra Comics, un superhéroe creado en una Tierra sin superhéroes. Es decir, nuestra Tierra. Sus aventuras transcurren en Tierra 33, un mundo paralelo que tiene forma de cuaderno, de pliegos impresos en cuatricromía, grapados y distribuidos en librerías. De este modo, el lector por primera vez está absolutamente implicado en la lectura de un cómic: el lector empuja la historia, ayuda al héroe en su lucha, obedece las órdenes que recibe del villano y, finalmente, es el responsable absoluto del triunfo o la derrota del protagonistas.

Tal vez dentro de la carrera de Grant Morrison toda esta premisa (los cómics como un universo en sí mismo) suena  muy vista. Incluso dentro de las páginas Morrison ironiza al respecto. Tal vez la premisa impide que la trama avance con la fluidez y claridad de otros cómics. De acuerdo, le podemos ver pegas, pero aún así me quedo con el gran experimento que supone este cómic. Morrison ha creado un "metacómic" difícil de superar, un cómic absolutamente consciente de su naturaleza de cómic, que sólo tiene sentido como cómic... y el invento le ha quedado bien.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Jupiter's Legacy (Mark Millar, Frank Quitely)


El gran problema que tengo con Jupiter's legacy es que no entiendo por qué sus autores han hecho este cómic. Por quedarme con Millar, entiendo que Se busca planteaba qué pasaría si los supervillanos dominasen el mundo, y que con Némesis se jugaba con un personaje tan malvado como el Joker pero con la inteligencia y habilidades de Batman. ¿Qué aporta Jupiter's legacy al género de los superhéroes? ¿O al mundo del cómic en general? Me cuesta adivinarlo. Todo lo que hay en este cómic ya lo hemos visto en otros sitios. Familias de superhéroes, superhéroes clásicos idealistas, superhéroes postmodernos decadentes, superhéroes fugitivos que deben ocultar sus poderes, distopías totalitarias... Y una vez más, en la línea del intento de provocación de Millar, tenemos ese choque incongruente de escenas de gore explícito junto a otras con un erotismo censurado.

Me rindo a la evidencia. Jupiter's legacy sólo existe por Quitely y su dibujo. Sólo se justifica por sus diseños de personajes, por su tipo de línea, por sus fondos, por su forma de fragmentar la acción en viñetas, por sus elecciones de planos... Es posible que no vaya a ser su mejor cómic, pero de todos modos me parece un gran trabajo. Es efectivo y potente, y de nuevo deja las florituras y la experimentación a un lado para entregar algo pensado para el gran público.

jueves, 3 de diciembre de 2015

DC Un Millón y All-Star Superman

En DC One Million #1 (1998) el Superman del futuro habla sobre el Escuadrón Superman, formado por los supermanes de varias eras. Su última misión ha sido luchar contra el Cronóvoro.


En All-Star Superman #6 (2007) leemos cómo fue ese enfrentamiento contra el Cronóvoro.



Tanto el evento de 1998 como la miniserie de 2007 fueron escritas por el mismo guionista, Grant Morrison. Me lo habían comentado pero ahora lo compruebo por mí mismo: All-Star Superman es la precuela de DC One Million. No me ha parecido un cómic espectacular, pero ahí queda ese dato ahora que ECC lo acaba de recopilar en el tomo Liga de la Justicia: DC Un Millón.

jueves, 5 de noviembre de 2015

El Papiro del César (Jean-Yves Ferri, Didier Conrad)


¿Qué quiere un lector de Astérix? Creo que es lo importante en un tebeo como éste, una continuación de una serie con más décadas a sus espaldas que muchos superhéroes. Lo que quiere este lector, y no lo veo como un error, es poder reconocer al personaje y pasar un buen rato a pesar de llegar a pensar en algún momento algo parecido a «es imposible mejorar a Goscinny y Uderzo». En ese sentido, el álbum es muy entretenido y disfrutable, lo cual no está enfrentado con afirmar que, por sí mismo, no aporta nada especial a la colección de Astérix ni al medio del cómic en general. Donde tal vez este tebeo funcione mejor sea en las distancias cortas. Los gags, individuales o recurrentes, son efectivos (unos ejemplos: Obélix huyendo de los conflictos o la aldea decidiendo si activa el procedimiento de emergencia), pero por desgracia la trama se diluye cuando los personajes deciden no enfrentarse al César (¿los rebeldes deciden no luchar contra el poder?) sino hacer una copia del papiro robado que narra sus derrotas a manos de los galos. Quiero decir, que al final en este álbum no se trata tanto de intentar vencer al poder establecido (porque el enemigo es opresor, sí, pero un enemigo noble, puaj) sino de rematar un álbum con un tierno homenaje a los creadores del personaje, un detalle muy en la línea de esta moda de la nostalgia en la que vivimos.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

La crítica literaria y los cómics: las editoriales, internet y la ética

Ayer hubo una mesa redonda en la Universidad Autónoma de Madrid titulada La crítica literaria hoy en la que participaron Constantino Bértolo (editor y crítico), Alberto Olmos (escritor y crítico), David Becerra Mayor (crítico), Manuel Guedán (editor y crítico). Asistí a esta charla por simple curiosidad (escribí el lunes precisamente sobre lo mismo) y me quedé muy impresionado. Lo que más me sorprendió fui yo mismo: he escrito en este blog una ristra larguísima de opiniones sobre cómics y sin embargo nunca me he preocupado por saber más sobre lo que significa la crítica literaria. Nunca había llegado a pensar en esto como algo sobre lo que se puede teorizar, y por tanto mejorar.

Tuve la mala suerte de empezar a tomar notas sobre la charla tal vez 10 minutos después de que empezase, pero espero que la reconstrucción del resumen que hice (he reordenado todas las participaciones para que parezcan un único texto) os parezca tan interesante como me lo pareció a mí.



¿Qué imagen se tiene del crítico dentro de la cultura popular? Si nos vamos al cine, en Ratatouille este personaje parece un villano por su aspecto, recuerda a Drácula. En La Joven del Agua, se le muestra como un ser sin empatía que en realidad no entiende de arte. Incluso un «crítico» (entre comillas, seamos serios) como Carlos Boyero colabora en crear esa imagen de que son seres pedantes y extraños. Todos menos él, por supuesto. Si nos vamos a las declaraciones de artistas, tenemos mil frases que apuntan en esta misma dirección. Por ejemplo, el director François Truffaut (que antes fue crítico de cine) señalaba lo gris que es esta profesión de la siguiente manera: «Un niño jamás responde cuando le preguntan qué vas a ser de mayor: "Voy a ser crítico de cine"». Añado yo otra frase del escritor Gustave Flaubert que se menciona en Birdman: «Una persona es crítico cuando no puede ser artista».


Para corregir esta imagen tan negativa podemos viajar al pasado y recordar por qué existe esta profesión. Según el libro La función de la crítica (de Terry Eagleton), esta actividad nace en el s. XVIII como un mecanismo para atacar el régimen absolutista, para deslegitimizar la importancia de la herencia en las relaciones sociales y plantear, como alternativa, que las capacidades eran méritos más valiosos. Sin embargo, para Eagleton esta «función social sustantiva» se ha acabado perdiendo con los años: «La crítica moderna nació de una lucha contra el Estado absolutista; a menos que su futuro se defina ahora como una lucha contra el Estado burgués, pudiera no tener el más mínimo futuro».

Por contra, desde un punto de vista más terrenal, se puede afirmar que la crítica surgió por un simple motivo comercial, para funcionar como una guía especializada de la mejor literatura, igual que existen las guías especializadas de restaurantes. De hecho, se podría poner en duda que no exista esa «lucha contra el Estado burgués», porque el sistema editorial capitalista da cabida sin problemas a la crítica contra el propio sistema capitalista. Precisamente los casos en los que ha habido choques entre un autor y una empresa ha sido por motivos personales, no por criticar el sistema económico.

Por lo que entiendo, Constantino Bértolo propone dividir en tres categorías a lo que solemos llamar crítica:


  • Reseña: una descripción aséptica de una obra.
  • Crítica: una opinión argumentada sobre la obra.
  • Comentario: a partir de una obra el crítico desarrolla una tesis que no tiene nada que ver con la propia obra.


En los medios españoles, por tanto, lo que realmente hay es una mezcla de reseñas y críticas con una cierta argumentación. Habría que subrayar la importancia de esta argumentación y quitársela al «gusto». El crítico es alguien que entiende que un «a mí me ha gustado» es sólo una defensa estúpida contra la crítica.


El vicio del que debe huir la crítica es convertirse en otro artefacto más de la maquinaria promocional de la industria editorial. El crítico debe evitar interpretar el papel de mercenario a sueldo disfrazado de eminencia cultural. No sólo porque su trabajo deja de ser honesto, sino porque además que no haya discrepancias entre críticos es un puntal más en la homogeneización del gusto de los lectores, en la construcción de un pensamiento único, que de hecho es el gran problema de la sociedad actual.

Por eso es muy importante saber quién es realmente el crítico al que leemos, entender por qué leemos los libros que leemos. Sabiendo qué empresa paga al crítico (y no sólo con dinero, sino con copias de prensa, con publicidad, etc.) entenderemos mejor por qué se habla siempre del mismo tipo de productos y siempre de las mismas editoriales. El crítico debería ser consciente de la falta de bibliodiversidad en el campo de la crítica, por qué se da tanta visibilidad a una publicaciones y tan poca a otras. Dos ejemplos que se pueden poner de esta falta de bibliodiversidad son tanto la escasa presencia de autoras en las obras que se reseñan, como de mujeres que realizan estas críticas.

Se puede decir sin ninguna duda que existe un entramado de intereses creados («es una mafia», dice un ponente). Por poner un ejemplo, los autores y editoriales necesitan que los críticos elogien lo que venden, y por eso utilizan sus blurbs (las frases promocionales de las fajas o las contraportadas de los libros). En el lado contrario, los propios críticos desean la visibilidad que da ese tipo de publicidad para disfrutar de esa sensación de autoridad en el ámbito cultural. En el fondo, por mal que pese, un crítico es una mercancía más que debe venderse a sí misma y está sujeta a las mismas leyes del mercado que los libros y los autores.

Se entiende que los críticos son útiles para las editoriales y los lectores porque promocionan los libros. O al menos, ciertos libros. Los que más venden rara vez son criticados, precisamente porque no necesitan más publicidad (o este tipo de publicidad). Entendido esto, ¿por qué los periódicos publican suplementos culturales con reseñas literarias? Dejando a un lado que los grupos que son dueños de un periódico pueden serlo también de una editorial (es decir, porque puede existir un interés económico), lo que les motiva es la legitimación cultural.


Internet, como en muchos otros ámbitos, ha traído novedades interesantes. Por un lado, esta multiplicación de voces ha roto el monopolio de las críticas interesadas, las escritas a sueldo de las grandes empresas. La crítica como actividad se ha democratizado, ha llegado al alcance todo el mundo. Sin embargo, no existe una verdadera independencia con los intereses del capital. Por un lado, el crítico profesional que escribe en internet no puede diferenciar dónde terminan sus opiniones personales sobre lo que lee y dónde empieza su trabajo de crítico, porque podría perjudicarle. Por otro lado, da la sensación de que el crítico aficionado es incapaz de enfrentarse a las leyes del mercado que imponen los gustos de la mayoría. Con demasiada frecuencia este reseñista se fija en las mismas publicaciones que el crítico profesional, que sí recibe indicaciones sobre lo que se debe escribir.

Ahora bien, es muy significativo que los críticos de internet hayan empezado a aparecer también en los blurbs. Se podría decir que es la mayor demostración de que el crítico profesional como tal ha perdido su supremacía cultural.



La otra gran dificultad con la que se enfrentan los críticos es que esta profesión ha dejado de ser un trabajo especializado debido a las dificultades económicas de los últimos tiempos. Ahora el autor, el editor, el crítico, etc., se confunden en una misma persona, lo cual da cuenta de la promiscuidad y permeabilidad del ámbito literario.

Por esta relación cercana que hay entre críticos y autores es muy destacable que en la crítica profesional se estén llevando a cabo prácticas que me parecen absolutamente ejemplares. Hay críticos que piden explícitamente no escribir sobre autores que son amigos suyos, o incluso rechazan escribir sobre cualquier obra de un autor español. Una alternativa más razonable que realizan otros críticos consiste en firmar sus reseñas explicando su relación con la editorial o el autor, para que el lector pueda juzgar por sí mismo la independencia de sus opiniones.

En nuestro país, el número de lo críticos que escriben que algún autor español no les gusta se podría contar con los dedos de las manos: lo último que quiere un crítico es meterse en problemas. Y no es por falta de malas obras. De hecho uno de los ponentes ridiculiza dos ejemplos muy comunes actualmente: las historias basadas en hechos de actualidad noticiables (especialmente relacionadas con la política), y las que se basan en la muerte de un padre o una madre. Ahí está otro aspecto interesante de la escritura de críticas, que es absolutamente sencillo ensalzar cualquier mala publicación.

Entre los tres ponentes hay un acuerdo en que debería existir algún código ético que deberían firmar todos los críticos. Por ejemplo, consideran que es poco decoroso, incluso impúdico, que los autores (escritores, directores de cine...) hagan el trabajo de críticos. O al revés, que el trabajo de un crítico aparezca publicado por las editoriales a las que critica. Otro acuerdo sería no aceptar publicidad de alguna editorial en las páginas web o revistas en las que se publiquen críticas. Por desgracia, es muy significativo que los propios críticos no ofrezcan resistencia a realizar estas malas prácticas. No hay en la mesa ninguna voz que ponga en duda la facilidad que tienen estos profesionales para venderse, para corromperse.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Niveles de lectura, tipos de lectores y la crítica de un cómic

Estoy ahora leyendo La cena de los notables (de Constantino Bértolo), en el que describe el universo literario en el que se mueven la escritura, la lectura y la crítica, de una manera muy analítica y con bastante provocación. Me han gustado tanto dos capítulos referidos a la lectura que los voy a intentar resumir intentando buscar sus equivalentes en el ámbito del cómic.

Básicamente, Constantino Bértolo diferencia cuatro niveles en los que se produce la lectura:

  1. Formal
  2. Autobiográfico
  3. Metaliterario
  4. Ideológico

(El esquema es mi interpretación, por si
alguien piensa que es una, eh... "cosa mejorable")


Lectura formal: Constantino Bértolo lo llama «lectura textual», pero como he cambiado la lectura de libros por la de cómics me parece que este cambio también es necesario. No es un nivel de lectura sencillo aunque lo parezca, porque implica comprender la narración tal y como es: entender las palabras, entender los dibujos, las secuencias, los personajes, las elipsis entre las viñetas... No se trata de añadir ningún significado al texto, sino de entenderlo como tal.

Desde esta primera lectura es de donde pueden surgir los otros tres niveles, relacionados entre sí:

Lectura autobiográfica: el lector desarrolla empatía por los personajes, se identifica con lo que les ocurre. Asocia lo que lee a su propia experiencia, la cual está muy relacionada con su moral personal y su entorno social. Y por tanto, es evidente que una misma persona puede desarrollar diferentes lecturas autobiográficas en momentos diferentes de su vida. Ejemplos de esta lectura pueden ser Maus, en tanto que todas las relaciones familiares son difíciles, o los tebeos de superhéroes por la admiración que sentimos por la fuerza de voluntad de los personajes.

Lectura metaliteraria: cada nueva lectura se compara con todas las lecturas previas, de modo que un lector más experimentado y variado tendrá inevitablemente una opinión diferente que la de un lector novato. En el caso de una serie con muchos años de vida, un lector con décadas de ese tebeo a sus espaldas sabrá identificar si el autor repite o innova en la biografía del protagonista de esa colección. El lector que conozca muchos cómics de género negro tendrá una visión diferente del que llegue de nuevas a Torpedo, Balas Perdidas, Sin City o Camino a la Perdición.

Lectura ideológica: Cada narración refleja, se quiera o no, la visión del mundo imperante en su sociedad y época, o también la resistencia a esa cosmovisión mayoritaria. Por eso mismo, a partir de un cómic cada lector tomará de esa narración una lección concreta que encajará o no en su ideología, es decir, el conjunto de ideas o creencias en las que él se basa para desarrollar su vida social. Con V de Vendetta el lector tendrá que decidir si comparte el anarquismo de Alan Moore, con Astérix, si cree que debe ayudar, como el personaje, a quien necesite su ayuda, o con Los Leones de Bagdag si la Guerra de Irak era necesaria y ha servido para algo, por poner algunos ejemplos.

Estos tres niveles de lectura se retroalimentan, como he dicho antes. Una lectura autobiográfica excesiva se puede amortiguar con la lectura ideológica, y el exceso de esta con una adecuada lectura metaliteraria. El abuso de lectura metaliteraria se puede corregir con unas convenientes lecturas autobiográfica y política, y la tentación de caer en formalismo de la lectura textual se puede frenar con las otras tres.

Se puede coger como ejemplo una tira de Mafalda:


Una lectura formal nos sirve para unir las líneas del dibujo y de las letras para entender el cómic como cómic: el diálogo, el plano fijo, la pausa durante la cual Libertad piensa, qué significa cada expresión de las caras... En este caso, Mafalda no sabe cómo responder la pregunta de Libertad («¡Puf! ¿Qué te diría yo...?»), pero ella interpreta su «¡Puf!» al pie de la letra.

Con la lectura autobiográfica entiendo el «¡puf!» y el «¡puaj!» a los que se refieren. Los siento y los comprendo porque muchas veces he caído en esos sentimientos viendo ciertas actitudes de la sociedad o de la política. Como la tira no se refiere a nada en concreto, cada lector es capaz de imaginarse a qué reaccionan los adultos a los que se refiere Libertad.

La lectura metaliteraria la hago desde los tebeos políticos y de niños que llevo leídos. Los comparo y personalmente pienso que Quino refleja perfectamente la ingenuidad y el idelismo infantiles, y al mismo tiempo les da una carga política brillante, sutil. Veo un dibujo caricaturesco con una linea muy fina, etcétera, etcétera.

En lo ideológico, esta tira es bastante suave. Simplemente muestra esa intermitencia entre la resignación y el asco frente a una situación política o social. Sin embargo, dentro del contexto de las tiras de Mafalda, se entiende el signo del compromiso político del autor y a dónde va dirigida su crítica.

A partir de estos niveles de lectura, según se priorice uno u otro, se pueden clasificar a los lectores por tipos:

Lector proyectivo: se trataría de la persona que da importancia únicamente a la lectura autobiográfica, dejando a un lado toda su experiencia lectora y su visión del mundo, con lo que apenas puede cuestionar lo que lee. Es fácil relacionarlo con un lector joven (aunque no todos los lectores proyectivos sean jóvenes), porque es el que todavía no ha acumulado suficientes lecturas y está empezando a desarrollar sus ideas sobre la vida en sociedad.

Lector inocente: se caracteriza por una aparente falta de exigencia, que esconde una exigencia en realidad muy fuerte: la de no ser molestado. Su actitud es de resignación, conformismo y autocomplacencia. Tiene la absoluta seguridad de que para leer no es necesario ningún prejuicio moral o político, que la lectura es únicamente una distracción, un pasatiempo. Sus frases típicas suenan parecidas a «Leo para olvidarme de todo», «Lo leí del tirón» o «A todo le pones pegas, ¿a ti te gusta algún libro?»... Si hablásemos de películas, sin duda la frase sería «Dejo aparcado el cerebro en la puerta del cine».

Lector sectario: da una excesiva importancia a la lectura politizada de lo que tiene en las manos, dejando a un lado sus componentes textuales, autobiográficos y metaliterarios. Este lector sobrevalora todo lo que se adecue a su ideología y subestima lo que quede fuera. Ahora bien, se puede caer en el error de considerar «sectario» a cualquier lector que tenga en cuenta la lectura política, ya que actualmente se considera «no-ideología» a la forma de vida actual, e «ideología» a las reflexiones que la ponen en cuestión. Es decir, una lectura que se realice desde la ideología dominante es difícil que se considere una lectura política aunque lo es sin ninguna duda.

Lector letraherida: el que prioriza el nivel de lectura que queda, el metaliterario. El lector que se centra en el formalismo para sus lecturas, que sólo tiene una sensibilidad estética y rechaza lo ideológico en las narraciones. Es fácil imaginarse en este tipo al lector de cómics obsesionado con la calidad de la escritura o la pericia del dibujante, al que rechaza o ensalza a un autor sólo por su tipo de dibujo. En el caso de los lectores de superhéroes, también es fácil identificar al obsesionado con que cada número de una colección no chirríe con la continuidad bajo ningún concepto, sin importarle si se vulneró ésta para conseguir más identificación con los lectores de su época o para mostrar una visión política nueva.

Lector civil: es el lector que se entiende a sí mismo como ciudadano y está implicado en su contexto social, cultural y político. Es decir, que es capaz de desarrollar una identificación con lo que lee, asociarlo a lecturas previas y relacionarlo con la realidad en la que vive. A partir de sus lecturas es capaz de encontrar nuevas claves para entenderse mejor a sí mismo y a su entorno.


Lector crítico: a diferencia del resto de lectores, el crítico es el único que tiene una responsabilidad. Responsabilidad con los lectores, los autores, las editoriales y consigo mismo (como autor a su vez). El crítico no sólo atraviesa los niveles de lectura que he explicado antes, sino que tiene que autoanalizarse a sí mismo, tiene que leerse a sí mismo, para entender cómo le han afectado sus referentes autobiográficos, literarios y políticos. Cualquier análisis crítico tiene que ser necesariamente subjetivo y parcial, pero al mismo tiempo el crítico tiene la obligación de intentar controlar sus intereses y prejuicios y hacer saber a sus lectores cuáles son. Por último, el crítico tiene la obligación de ser honesto y renunciar totalmente a hacer publicidad o adular a sus amigos o a sus artistas idolatrados.

lunes, 26 de octubre de 2015

Fun Home: una familia tragicómica (Alison Bechdel)


Lo que más me sorprende de la edición española de este cómic es su portada: transmite exactamente lo contrario que el contenido. El color es estridente, cuando el cómic es intimista. Se apoya en un recurso visual llamativo, cuando las viñetas de Bechdel no pretenden dar la sensación de elaboradas (no todo el tiempo). Muestra los miembros de una familia aislados, cuando en realidad se nos está contando todo lo que une a un padre y a su hija. Tal como lo veo yo, la portada espanta lectores.

La "Fun Home" del título es la forma que tenían Alison y sus hermanos de llamar a la funeraria en la que vivían y que llevaba Bruce Bechdel, el padre de la autora. En ese escenario es donde transcurre prácticamente todo el cómic, que funciona como un ejercicio de Bechdel para conocerse a sí misma y a su padre. Un padre distante, inseguro y muy estricto con el que la autora en un primer momento tiene dificultades para conectar, pero con el que, a lo largo de las páginas, llega a encontrar temas en común. Por ejemplo, la homosexualidad. Ambos vienen de épocas diferentes y por eso la forma en la que desarrollan su identidad sexual es casi opuesta, les lleva por caminos diferentes. Por otro lado, encuentran en la literatura (intercambio de libros y de opiniones, de Oscar Wilde, Proust, Joyce, Shakespeare, Tolstoi, Camus...) la manera de comunicarse. En ese sentido, es muy interesante que Bechdel se relacione con el mundo a través de los libros: las obras de teatro de su madre, la interpretación política y sexual de los libros que hace con su novia, o el análisis del Ulises de Joyce con su profesor en la universidad. Su propio diario es un mecanismo para hablar con ella misma, y es a través de los libros como toma conciencia de su naturaleza homosexual. El resto de personajes, como por ejemplo sus hermanos, se quedan a un margen porque no hay un libro que les una. Si siempre da la sensación de que los libros llevan a la introversión, Bechdel muestra la cara extrovertida de la literatura.

jueves, 22 de octubre de 2015

Enigma: La extraña vida de Alan Turing (Francesca Ricccioni, Tuono Pettinato)


The Imitation Game se ha convertido en una de las películas más decepcionantes del año pasado para los que esperaban ver en el cine una representación honesta de la personalidad de Alan Turing, un científico que destacó en el campo de la lógica y que terminó sus días de forma trágica. Decepción o no, al menos ha servido para que Norma Editorial haya creído posible editar esta biografía italiana de 2012. Es un acercamiento chocante a este personaje histórico por el tono naif y sencillo de este cómic, con unos chistes de humor blanco que en algún momento son complicados de distinguir de los sucesos reales que se van contando. Cuesta hacerse al estilo de este cómic porque no es habitual que un personaje real (Joan Clarke) sea dibujado como uno de ficción (Marcie Johnson, de las tiras de Snoopy), o que la Segunda Guerra Mundial esté resumida como una mezcla de Blancanieves y una pelea de robots gigantes en el océano. Es un cómic complicado, pero uno se va amoldando a él a medida que se pasan las páginas. A pesar de su aspecto juvenil y desenfadado, en realidad el guión de Francesca Ricccioni no huye de ninguno de los temas obligados que hay que tratar en esta historia, desde el drama sentimental a las reflexiones sobre la lógica y sus implicaciones existenciales. Me quedo satisfecho con lo que he leído, especialmente por la sorprendente manera de contar una biografía.

viernes, 16 de octubre de 2015

La saga de los Bojeffries (Alan Moore, Steve Parkhouse)


Después de tres o cuatro tiras y cómics cortos en diferentes revistas más o menos populares, Moore se ganó a los lectores con sus dos primeros proyectos ambiciosos en la revista Warrior, es decir, V de Vendetta y Marvelman. Cronológicamente, su siguiente cómic es precisamente éste, una rareza que no tuvo continuidad en aquella revista y que se tuvo que ir distribuyendo con capítulos dispersos en diferentes publicaciones entre 1983 y 1991, más la última historia de 24 páginas creada para cerrar este recopilatorio. Esto explica la falta de continuidad entre estas historias, que es algo bastante extraño dentro de la obra de Alan Moore, y que al mismo tiempo es la explicación de una de sus virtudes. Cada relato corto es un experimento, centrado en un personaje concreto en cada ocasión o narrado y dibujado de una forma diferente.

Se podría decir que en esencia los Bojeffries son el equivalente británico y proletario de La familia Addams. Otro punto interesante es que, si por lo general la ficción cuenta historias de fantasía a partir de entornos costumbristas reconocibles, el acierto de Moore y Parkhouse es saber encontrar lo más rutinario y mundano que surge de un ambiente fantástico, una táctica con la que empezaría también La Balada de Halo Jones del mismo Alan Moore. A partir de este tono cotidiano se desarrolla un humor que parte de la propia personalidad de esta familia y la ridiculización de la sociedad thatcheriana más humilde de la época. Los miembros del clan son un padre e hijo idénticos sin oficio ni beneficio, una hija descomunal con un exceso de confianza inexplicable, un primo hombre lobo que con un trabajo alienante en una fábrica, el bebé radioactivo encerrado en el sótano y el abuelo primigenio que está en su última fase de materia orgánica. Tal vez lo más interesante es que no puedo entender cómo un grupo tan aislado de la sociedad ha conseguido convivir con ella durante todo un siglo, y cómo, a pesar de sus deseos de integrarse, todavía tienen dificultades para entender las costumbres de los demás.

Dentro de la obra de Alan Moore puede ser un trabajo menor, pero es interesante tanto porque se aleja mucho de su tono habitual como por ser uno de sus primeros cómics.

martes, 13 de octubre de 2015

300 y La Chaqueta Metálica, Frank Miller y Stanley Kubrick

En La Guía del Cómic se recogen unas declaraciones de Frank Miller sobre 300 a las que les sigo dando vueltas desde que las leí por primera vez:

"Siempre he encontrado fascinante cómo las sociedades libres dependen de sus dictaduras internas para protegerse. Es decir, cuando estamos en peligro no enviamos al Congreso de los Estados Unidos, enviamos a los marines, que están entrenados y jerarquizados como los habitantes de un estado totalitario. Pero son nuestra línea de defensa, los necesitamos. Es uno de los aspectos paradójicos de esta historia que me encantan, que los menos democráticos de los griegos estuvieran defendiendo la democracia."

La paradoja a la que se refiere Miller la vi claramente cuando acabé teniendo en mis manos "Un Chaleco de Acero" ("The Short-timers"), la novela escrita por Gustave Hasford en la que se basó Stanley Kubrick para "La Chaqueta Metálica" ("Full Metal Jacket", 1987). Excepto por dos momentos clave concretos, la película es una adaptación prácticamente literal del libro, por lo que no voy a distinguirlos mucho. En realidad, la gran diferencia radica en que mientras que Hasford tal vez no tuviese el talento de Kubrick para narrar sus experiencias como periodista y marine durante la guerra de Vietnam, en cada página se ve toda la sinceridad de los libros con una base autobiográfica.

En "Un Chaleco de Acero" tenemos la misma paradoja militar a la que se refiere Miller, pero con mucho más desarrollo. Hasford y Kubrick utilizaron esta ficción para mostrar con ejemplos el absurdo que supone que una institución deshumanizada, sin ningún tipo democracia interna y que tortura a sus propios soldados se estuviese utilizando para llevar "la libertad" a Vietnam. Si algo queda claro desde esa primera escena en la barbería, es la intención de Kubrick de demostrar cómo el cuerpo de marines, igual que una secta, elimina la personalidad de sus cadetes (sus nombres, su ropa, su pelo...) para destruirlos, y a partir de los restos convertirlos en carne de cañón con instintos homicidas. Tanto en el original como en la adaptación, los autores no quieren que el público crea que existe algo parecido al honor o la gloria en la instrucción militar o en la propia guerra.


"El joven Stelios se marea. Imperdonable."

Es aquí donde empiezan mis primeros problemas con "300". Creo que para Miller, esta paradoja no es criticable, sino precisamente el motivo de que este ambiente le parezca aún más heroico. El ejército es una institución destructiva y sin diálogo, pero no parece que sea algo que quiera denunciar. Para verlo sirve una comparación entre el sargento Hartman y Leónidas. Los dos son igual de estrictos y vejadores, pero el primero parece un loco y el segundo, un padre.

A partir de ahí Frank Miller alimenta también aquella famosa mentira motivacional que dice "lo que no te mata te hace más fuerte". Esta frase en realidad es sólo una justificación para la tortura, para dañar a una persona con la pobre excusa de mejorarlo. Me parece muy interesante que todos aquellos que la citan se olviden de que la frase original de Nietzsche en la que se basan tenía una intención muy diferente: "Lo que no te mata te hiere de gravedad y te deja tan apaleado, que luego aceptas cualquier maltrato y te dices a ti mismo que eso te fortalece". El sufrimiento lleva al autoengaño, no a la autosuperación.


Me llama la atención que en los dos casos este estricto ambiente marcial se subraye con un soldado al que le cuesta encajar. El recluta Patoso de "La Chaqueta Metálica" es incapaz de estar a la altura de lo que se le exige, por lo que el sargento Hartman y sus compañeros intentan desarrollar su potencial destruyendo su mente mediante la tortura física y psicológica, lo que llevará inevitablemente a su destrucción total. Uno de los momentos que decía al principio que se pierden en la película es la sonrisa final de Hartman, ese momento en el que descubre que sus esfuerzos han dado resultado: sonríe porque por fin ha conseguido convertir a Patoso en un asesino.

En "300", el objetivo de Miller al mostrar a un este elemento divergente, Efialtes, que sufre una monstruosa deformidad física, es muy diferente. Leónidas no le fuerza a encajar, sino que decide excluirlo de su ejército. No lo hace para protegerle, sino para evitar que perjudique al resto de su escuadrón formado por soldados perfectos. No piensa en buscarle otro lugar en la defensa de Esparta, porque no acepta la integración del diferente bajo ningún concepto. Prácticamente le empuja al suicidio, y no lo lamenta ("Desgraciado. Descanse en paz"). En este sentido, Miller es mucho más ingenuo que Hasford y Kubrick. En "La Chaqueta Metálica", el ejército no es una colección de soldados increíbles, sino que cualquiera vale. No se busca la excelencia porque un soldado sólo necesita saber matar.

"300" es un cómic bastante excepcional dentro de la producción de Frank Miller. Como autor, en su obra muestra una ideología individualista y libertaria, que se opone a todas las organizaciones que se encuentren por encima de las personas. En sus cómics, el enemigo es el gobierno, la policía, la Iglesia... Ve todas las instituciones condenadas a la corrupción, a pesar de los escasos James Gordon que intenten hacer lo correcto desde dentro. Ahí es donde está la verdadera paradoja de "300". ¿Cómo es que Miller de pronto puede ver al Estado (una monarquía precisamente) como un ejemplo moral, de defensa de la democracia y el progreso? Creo que es consciente de esa incoherencia desde el primer momento, y por eso coloca a un ESTADO con letras mayúsculas por encima del gobierno de Leónidas. Los éforos (sacerdotes fáciles de sobornar) son el verdadero poder corrupto de Esparta al que deben obedecer incluso los reyes, con lo que Miller de esa manera puede sentirse identificado sin problemas con la dictadura militar de Leónidas.

La adaptación de Zack Snyder precisamente era fiel a este mensaje político cuando añadía la subtrama de la reina Gorgo. Con ella se quería señalar lo débil y perversa que es cualquier democracia, en contraste con la entrega desinteresada de los intachables militares de este cómic. Es bastante preocupante, ya que en la obra de Miller cualquier Estado dirigido por políticos (El Regreso del Caballero Oscuro, DK2, Sin City...) es corrupto y decadente, mientras que aquí parece dar a entender que uno dirigido por militares no lo sería.

Miller me parece un autor con mucho talento en casi todos los ámbitos del cómic: me gusta su dibujo, su forma de plantear las páginas y creo que ayudó muchísimo a hacer evolucionar el género de superhéroes a algo más consistente y adulto. Sin embargo, estos mensajes políticos son lo que me han impedido subirle al pedestal en el que todo el mundo le tiene.

sábado, 10 de octubre de 2015

El Multiverso 7 (de 9) - Los Maestros (Grant Morrison, Jim Lee)


Imagino que con "El hombre en el castillo" en mente a la hora de escribir esta historia, Morrison repite la idea de "JLA: Tierra 2". En aquel cómic, los superhéroes de DC descubrían un mundo alternativo en el que el bien y el mal estaban intercambiados, en el que los héroes destruían y los villanos salvaban vidas. Volvemos al mismo relativismo: si hasta ahora la Nobleza había pervertido a los héroes de cada Tierra alternativa para volverlos malvados, aquí la Nobleza trastorna a los héroes para empujarlos hacia el mal... dentro de una sociedad que como lectores nos parece malvada de por sí. Dentro de todo ambiente de ética difusa, Morrison tiene un momento de brillantez cuando el Batman nazi de este mundo asegura que no tienen nada de lo que avergonzarse ni que enmendar de los errores que cometieron sus abuelos durante la Segunda Guerra Mundial. Ese pragmatismo egoísta, una actitud que todavía vemos en los periódicos actualmente, es lo que al final condenará a miles de inocentes.

Por la parte que toca a Jim Lee, voy a tener que revisar cómics suyos anteriores porque no recuerdo haber visto tantos detalles que me han chirriado. En la primera escena del cuarto de baño de Hitler, el rodapié aparece y desaparece, las baldosas de las paredes cambian de tamaño, y la base del retrete pasa de estar pegada a la pared a casi junto a la puerta. A la estatua del Monumento a Lincoln le falta inexplicablemente el pedestal, y los escalones para llegar a ella cambian de dos a tres de una viñeta a otra. Durante la entrevista a Overman me extraña que un plató tenga cinco plantas de altura y las cámaras se alejen tanto de su objetivo, pero hasta me parece aceptable comparado con la familia que pone su televisor a 10 metros del sofá. Durante la ópera, los cantantes pasan de estar en un foso a actuar a la misma altura que la segunda planta de los palcos. Aún con todo, su tipo de dibujo pega bien con el tono de la historia y de algún modo sus planos poderosos pueden recordar a los de Leni Riefenstahl, como el funeral de Overgirl.

lunes, 5 de octubre de 2015

El chiste de ¡Cu-cut!, censura en el cómic

Uno de los ejemplos más antiguos y conocidos (aunque no el primero) de represión contra el cómic de nuestro país ocurrió en 1905, a raíz de una polémica viñeta publicada en "¡Cu-Cut!", una revista catalana de ideario independentista. El chiste en cuestión, bajo una ilustración de Junceda, mostraba a un militar que mantenía esta conversación:


- ¿Qué se celebra aquí, que hay tanta gente?
- El Banquet de la Victòria.
- ¿De la victoria? Ah, vaya, serán paisanos.

La intención se entiende mejor si nos explican que el "paisanos" de entonces equivale a nuestro actual "civiles", y que el Banquet de la Victòria fue la celebración del resultado de las elecciones municipales de aquel año, que habían dado una aplastante victoria a la Lliga Regionalista en Cataluña. Con esta viñetita se ridiculizaba al ejército español de la época, que todavía estaba profundamente humillado por la pérdida de Cuba y Filipinas, al señalarlo como incapaz de lograr una victoria comparable. Parece evidente que en los cuarteles la broma no iba a sentar muy bien, pero eso no justifica que, en la noche del 25 de noviembre, entre 200 y 300 oficiales (no fueron soldados rasos, fueron oficiales) asaltasen a hachazos la imprenta de la revista, la saqueasen y la prendiesen fuego. De regreso a sus casas a través de las Ramblas, la oficialidad se encontró con un grupo de gente que se encaró con ellos por estos actos desproporcionados. Como respuesta, los militares usaron sus sables y dejaron a su paso ocho heridos.

En el ABC del día siguiente, se publicó la siguiente noticia sobre el suceso. Las fotos son del ABC del 28 de noviembre.


GRAVES SUCESOS EN BARCELONA
Noticias alarmantes.
En las primeras horas de la madrugada los periodistas que por razón de oficio frecuentan algunas dependencias oficiales y las oficinas de Telégrafos y Teléfonos, notaron que algo grave debía ocurrir en Barcelona, pues las comunicaciones telegráficas y telefónicas entre dicha capital y Madrid quedaron interrumpidas en absoluto desde la una y media.

Lo único que se sabía era que el ministro de la Gobernación había adoptado dicha determinación en vista de un despacho recibido de la ciudad condal.

En los primeros momentos todo fueron comentarios y conjeturas; creíase en alguna grave
colisión entre republicanos y catalanistas, y suponíase no sin cierto fundamento, que estos últimos hubiesen celebrado alguna manifestación ruidosa por habérseles denegado el permiso que solicitaron para la celebración de un mitin.

El Sr. Montero Ríos.
A las dos de la madrugada, algunos corresponsales de periódicos de Barcelona telefonearon al presidente del Consejo de ministros, rogándole que les dijera algo concreto acerca de lo sucedido.
El Sr. Montero Ríos, que ya estaba entregado al descanso, se despertó sobresaltado y contestó que nada sabía.

A medida que avanzaba la noche, la alarma era mayor en Madrid. En los Casinos y entre los trasnochadores que tenían conocimiento de lo que sucedía, no se hablaba de otra cosa.

En Gobernación.
Uno de nuestros redactores intentó ver al Sr. García Prieto en su despacho oficial después de las tres de la madrugada.

El ministro de la Gobernación se hallaba trabajando en su domicilio con el subsecretario, Sr. Fernández Latorre y, por consiguiente, nuestro compañero no pudo realizar su primer propósito.

Sin embargo, pocos momentos después entraba en el ministerio el Sr. Fernández Latorre, y teniendo en cuenta sin duda que ocultando lo ocurrido contribuiría a aumentar más la alarma, dio cuenta a nuestro redactor del telegrama que efectivamente había recibido el ministro después de las diez, y cuya versión es la siguiente:


Provocación de los catalanistas.
Desde hace varios días y después de los sucesos ocurridos en Barcelona el 18 por la noche, los periódicos catalanistas, especialmente los satíricos, venían publicando artículos mortificantes para los republicanos y llenos de excitaciones contra el Poder central, muy ofensivas todas ellas para el Gobierno y para España.

En algunos de dichos periódicos satíricos se habían publicado caricaturas con alusiones muy significativas en contra del Ejército, y esto había producido bastante excitación en los ánimos.

Tanto entre los militares como entre los republicanos se notaba gran descontento, y todo hacía temer que se reprodujeran y se exacerbaran los antiguos enconos.

Graves colisiones.
En las primeras horas de la noche se notó gran efervescencia en el Círculo de la Unión republicana, algunos de cuyos socios se dirigieron al de los catalanistas, con los que sostuvieron violentos altercados, en los que intervino la policía. Mientras tanto, un numeroso grupo de jefes y oficiales de todas las Armas se dirigió en actitud hostil hacia la redacción del Cucut.

Los militares entraron en la imprenta, asaltaron la redacción e inutilizaron el material, dando ¡vivas! á España y ¡mueras! al separatismo.

En las calles, entretanto, fueron recogidos ocho paisanos heridos.


En la Veu.
Parece que los militares se dirigieron después a la redacción de La Veu y realizaron igual obra que en las del semanario Cucut.

Avisado el gobernador civil, general Fuentes, que se hallaba en la Casa Consistorial presidiendo
un reparto de premios a los alumnos de las escuelas municipales, se presentó en la casa de La Veu.

Exhortó a los militares a que depusieran su actitud, pero sus indicaciones no fueron atendidas.

Fue preciso llamar al general Castellvi, capitán general interino, y cuando este se presentó, los militares acataron su autoridad, cesaron en su obra y se encaminaron a la Capitanía general, donde dieron palabra de no volver a desmandarse.

Fuerzas de la Guardia civil quedaron patrullando las calles.

Las tropas han quedado acuarteladas.

La tranquilidad restablecida.
A las cuatro de la mañana se ha retirado de Gobernación el subsecretario. El último despacho que había recibido de Barcelona, anunciaba que la tranquilidad quedaba restablecida.

Consejo de ministros.
Esta mañana, a las nueve, se reunirá el Consejo de ministros para ocuparse de los deplorables sucesos qué dejamos reseñados.

martes, 1 de septiembre de 2015

JLA 1 (de 4) (Grant Morrison, Howard Porter)


Soy un absoluto defensor del libro El Guión de Robert McKee. Las críticas que éste suele recibir vienen de quienes desconfían de aquellos que se dedican a dar trucos y técnicas infalibles para conseguir un objetivo (desde ligues de una noche a triunfar en el trabajo o escribir películas)... y comparto esa suspicacia. Ahora bien, lo que McKee da no son unas instrucciones de IKEA para guiones, sino una discusión sobre temas amplios que sirven como punto de partida para estimular la reflexión y la creatividad sobre aspectos relacionados con la escritura. O así lo veo yo.

Lo comento porque veo que hay gente que ha entendido que el libro de McKee no es sólo un manual de escritura, sino por lo visto también un "manual de crítica". Para algún crítico aficionado, una película no se disfruta por sí misma, sino a partir a este libro. Si encaja en los consejos de este libro, es buena, si se sale de él, es mala. De ahí vienen comentarios como "no es buena película porque el personaje no toma decisiones" o "no es buena porque no hay un arco emocional". Es absurdo tomarse estas frases al pie de la letra. Si nos vamos a las tragedias griegas, el destino tiene atrapados a los personajes, en ningún momento toman realmente ninguna decisión. Si nos vamos a un álbum de Astérix, estaremos de acuerdo en que aunque los personajes no vayan de un estado emocional al contrario, las historias son por lo general maravillosas.

Todo esto viene porque la JLA de Morrison es otro ejemplo con los que responder a este tipo de análisis simples sobre guiones. Para poder utilizar a los grandes iconos de DC, el guionista decidió olvidarse completamente de lo que en teoría hace a las historias de superhéroes interesantes: los procesos, la transformación continua, tanto en lo emocional como en sus biografías, identidades secretas, los poderes, los trajes... Se olvida de la famosa "ilusión del cambio". Morrison parece aceptar con facilidad que los personajes pertenecen cada uno a su propia colección, a sus propios equipos creativos (y a sus propietarios legales de los derechos de explotación, ejem), y que por tanto sólo puede jugar con lo que le dejan. Que no es poco: la espectacularidad, las peleas, las poses, las frases lapidarias... Es lo que tiene, así que lo sube al once. Tal vez en otro tebeo el lector querría saber más sobre este Superman transformado en un ser eléctrico con nuevos poderes, o por qué Wonder Woman es sustituida por su madre, Hipólita, pero Morrison aturde continuamente con una invasión del espacio exterior tras otra que amenaza la estabilidad de la propia realidad.

Así funciona la JLA de Morrison y Porter, como una montaña rusa de épica y poder, con los villanos más peligrosos y maquiavélicos posibles y los planes más exagerados. Que es el tipo de aventuras que en justicia se merecen los superhéroes más poderosos de la Tierra. No hay tiempo (ni necesidad, parece) de mucho tratamiento de personajes. El guión los reduce a todos a unas pocas características unidimensionales. Lo cual es curioso, porque consigue darles a todos sus mejores momentos no cuando pone a prueba las convicciones de cada uno (lo habitual, lo previsible en las historias de ficción), sino cuando expresan claramente su personalidad con breves frases o con decisiones heroicas. El que más sale beneficiado por esta estrategia es Batman, que supera a todos sus compañeros en carisma gracias a su pragmatismo y capacidad de deducción absolutamente excesivos. Jamás ha habido un Batman tan impresionante como el de esta JLA.

Personalmente, no me gusta mucho el dibujo. Me parece demasiado caótico, en algún momento las viñetas aparecen desordenadas o superpuestas sin necesidad, demasiados escorzos para que parezca todo espectacular, un abuso de planos torcidos... No me convence que haya demasiadas sombras negras como en el dibujo de Porter, porque hacen que la página me parezca llena de manchurrones. No me gusta el dibujo, pero entiendo que el lector de la época al que se dirigían estos cómics buscaba algo como esto, que pareciese rompedor y moderno. En cierto modo, me da la sensación de que a Morrison precisamente ese dibujo aquí le sienta como un guante. Es como un disfraz. Como si en este cómic consiguiese dejar atrás una imagen de autor alternativo y rarete (Arkham Asylum, Animal Man, Patrulla Condenada, etc.) para convertirse en un autor para el gran público de los superhéroes, un autor "mainstream" (52, Batman, All Star Superman...) Un guionista que entiende que, si quiere mostrar una versión superficial de sus inquietudes personales, tiene que darle importancia al Universo DC antes que a nada.

lunes, 31 de agosto de 2015

El Multiverso 6 (de 9): La Guía del Multiverso (Grant Morrison, Marcus To, Paulo Siqueira y otros)


Este número es excepcional por dos motivos: avanza trama (abre incógnitas, recupera personajes...) y traza un (posible) esquema de las tierras paralelas del Universo DC, lo suficientemente abierto para crear interés y pueda ser modificado o desechado en el futuro sin problemas. Lo cual está bien, pero este cómic es interesante también por otros motivos. El argumento salta a tres escenarios diferentes (o cómics dentro del cómic, y que son el mismo cómic), con el team-up improbable entre una parodia cuqui de Batman y su versión postapocalíptica, la búsqueda del interés amoroso de Kamandi, y un origen mitológico del Multiverso DC que integra toda la historia editorial hasta ahora, incluida Crisis Final y demás sagas. Morrison conecta esta serie precisamente con el propio origen del multiverso, con los primeros cómics del Flash de la edad de Plata: Jay Garrick vivía en una realidad paralela que se manifestaba en el mundo de Barry Allen en forma de cómic. "El Multiverso" lleva más lejos aquella idea lejanísima, desarrolla una historia más elaborada a partir de lo que en los 60 fue sólo una ocurrencia socorrida para atraer a los lectores nostálgicos.

Por cierto, ECC, ¿qué ha pasado con la ilustración de la Tierra 32?

viernes, 28 de agosto de 2015

El Multiverso 5 (de 9): Mundo Trueno (Grant Morrison, Cameron Stewart)


Tal vez lo que mejor está haciendo Grant Morrison en Multiverso es demostrar su versatilidad. Cada número tiene un objetivo diferente, una forma de enfocar la acción y los sucesos que puede saltar de un estilo a otro completamente opuesto. Si la cosa funciona, puede resultar muy interesante, pero conlleva un riesgo evidente. Si no existe una continuidad en el tono, los resultados de cada número pueden ser demasiado diferentes. Es difícil que en todos se consiga dar en la diana, y con ello que se desanime al lector a la hora de decidir continuar. Mundo Trueno despierta ese interés de nuevo, justo a la mitad de la colección. O tal vez sean mis gustos personales. Morrison elige esta vez un tono juvenil y aventurero, fantacientífico y divertido, para contar una interesantísima historia de Capitán Marvel, la pelea definitiva en el día que nunca existió. Un dibujo limpio y brillante, una manera de narrar perfectamente clara y legible, y un argumento redondo y entretenido. De momento, el mejor de la colección.

jueves, 13 de agosto de 2015

Mortadelo y el caso del corta y pega

1970:


1975:


1984:


Por si no queda claro:


La portada es de 1984, los años malos de Bruguera. Ibáñez estaba dejando de entregar páginas y portadas porque Bruguera se estaba retrasando en sus pagos a los colaboradores. Después de esta portada, en esta colección empezarían a contar con portadas del Equipo B, así que ésta podría ser una ilustración de transición. El Equipo B (principalmente Casanyes) utilizaría portadas de Ibáñez como referencia y haría puzzles curiosos que en el fondo serían muy parecidas a esta portada del Caso del Bacalao.






jueves, 6 de agosto de 2015

Las "Películas Divertidas" de Popeye

En las páginas dominicales de Popeye, Segar incluía extras para los peques de la casa. Empezó incluyendo falsos sellos con las caras de sus personajes, para que se pudiesen recortar como juguete. Tengo entendido que fue Harold Foster el que pensó por primera vez esta idea, tendría que comprobarlo. Si no es así, sí puedo asegurar que Segar fue el primero en tener la idea de distribuir falsos billetes de Popeye en sus páginas dominicales, y que a partir de ahí fue imitado por el resto de profesionales del cómic, incluida la editorial Bruguera en nuestro país.

A continuación, a Segar se le ocurrió el siguiente juguete recortable, un mini-cine para ver a sus personajes con vida, haciendo muecas o viviendo alguna pequeña historia. (Escaneado del tercer tomo de la edición de Kraken de Popeye).


Todo esto viene a que he tenido la curiosidad de animarlo en un gif para ver cómo quedaría.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Los latiguillos de Pilón en Popeye


Me ha llamado la atención que Pilón sea una fábrica de frases recurrentes. El recurso de los latiguillos me da la sensación de que no era muy habitual en la serie de Popeye hasta que aparece este gorrón hambriento. Los "Blow me down!" y "I yam what I yam" de Popeye tal vez fuesen el detonante, pero es Pilón el que convierte el latiguillo en parte de su propia naturaleza.

Como digo, me han gustado estas frases tanto como para buscar su original en inglés y compararlas con las traducciones de Planeta (Bittor García de Isusi) y Kraken (Andrés Pérez Fernández). Para mi gusto, Planeta sale perdiendo y mucho con la comparación. Su traducción buscaba la naturalidad, pero al eliminar esas formas incorrectas o enrevesadas de expresarse le quitaba el humor a los personajes.


I'll gladly pay you Tuesday for a hamburger today.
Kraken: Con gusto te pagaría el martes la hamburguesa de hoy.
Planeta: Ponme una hamburguesa y te la pago el martes.

Let's you and him fight.
Kraken: Le toca a usted pelearse con él.
Planeta: ¡Que empiece el combate!

Thank you too much!
Kraken: Gracias sean dadas.
Planeta: ¡Muchísimas gracias!

I'd like to invite you over to my house for a duck dinner. You bring the ducks!
Kraken: Me gustaría invitarle algún día a cenar pato a mi casa. Usted trae el animalito.

Jones is my name. I'm one of the Jones boys.
Kraken: Yo soy Piropo. Juanito Piropo de la familia Piropo de toda la vida.


Y ya por redondear, las dos frases recurrentes de Popeye:

I yam what I yam, and that's all what I yam.
Planeta: Yo soy como soy y así es como soy.
Kraken: Yo soy lo que soy y eso es todo lo que soy.

Blow me down!
Planeta: ¡Que me aspen!
Kraken: ¡Sopla y resopla!

lunes, 3 de agosto de 2015

Popeye 3 (de 6) (E. C. Segar)


Entre los tomos 2 y 3 de esta colección se ha producido un cambio de editorial que ha beneficiado al lector. Las traducciones son más cuidadas, con la versión original de los nombres y respetando los errores en la manera de "expresionarse" de Popeye. Como en los anteriores tomos, las tramas se dividen en dos partes, como si tuviésemos dos Popeyes diferentes. Por un lado están las páginas dominicales, donde Segar se centra en el humor costumbrista, especialmente en la dinámica entre Pilón y Perendengue. El personaje de Pilón, un glotón hambriento y parsimonioso, es tan carismático que parece que esté a punto de robar el protagonismo a Popeye del mismo modo que éste se lo robó a Cástor. Al mismo tiempo, en las tiras diarias en blanco y negro se desarrolla un tono de aventura ligera con el que recupera al rey Blozo, se convierte a Popeye en rey de Popilandia y se presenta a Cocoliso, el bebé abandonado que adopta el marino tuerto. El tomo acaba con un extra muy interesante, las tiras dibujadas para la Exposición Universal de Chicago, en las que Olivia interpreta un baile sensual tapada únicamente con abanicos.

lunes, 27 de julio de 2015

Ibáñez y plagios, su opinión

VICENTE PALOMARES: El plagio qué es, ¿un homenaje al genio o una pobreza de recursos?

VÁQUEZ: Yo creo que el plagio es eso que se echa al alioli.
ESCOBAR: En principio, para mí, el plagio es algo denigrante.
VÁZQUEZ: si si, pero luego te acostumbras y...
SANCHIS: Nada... todos hemos plagiado, tanto en el guión como en la parte gráfica, aunque después hemos transformado algo los ingredientes...
PEÑARROYA: No, no no...
ESCOBAR: Claro que sí. Y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
IBÁÑEZ: Hombre, si el plagio es un homenaje, yo soy un homenajero. Lo que pasa es que existen muchos tipos de plagio: desde la copia descarada hasta la inspiración lejana. 
VÁZQUEZ: Ahora bien, eso de plagiar incluso la firma ya es algo que joroba.
SANCHIS: Cuando yo empecé profesionalmente la primera orden que recibí del jefe fue la de imitar a Peñarroya.
VÁZQUEZ: Se trataba de plagio autorizado, pero en el fondo un copiazo de miedo. Y si no que venga Dios y lo vea. Un plagio de una especie de Frankenstein formado por pedacitos procedentes de diversos sitios. Luego el engendro va tomando una vida tremenda.
SANCHIS: No obstante, los que plagian de verdad son los dibujantes de aventuras.
VÁZQUEZ: Y los de género humorístico también ¡Que corchos! Yo plagio. Y lo digo bien alto para que se entere todo el mundo. ¡plagio, plagio plagio! ¿quiere alguien un certificado de esta afirmación? Vamos, ¿Cómo lo tengo que decir? ¡Yo plagio!
IBÁÑEZ: Y si el dibujante dijera "yo plagio" cada vez que lo hace, parecería que hiciera gárgaras: “yo plagio, yo plagio, yo...”. 

Fuente: "Magos del Humor", entrevista conducida por Vicente Palomares en 1972, recopilada en 13 Rúe de Bruguera.