miércoles, 25 de diciembre de 2013

Nelson Mandela y Alan Turing en cómics

Con la muerte de Nelson Mandela estuve pensando en mencionar en este blog que en un cómic de Superlópez del año 2000 Jan hizo una referencia a este político, pero lo he ido dejando hasta ahora. La Guerra de Lady Araña se ambienta en África, por lo que mediante parodias y guiños se van haciendo referencias a diferentes conflictos recientes en ese continente. Bokassa Massa es una versión de Idi Amin (cambiando la obsesión por la cultura escocesa por la napoleónica), se hace referencia al genocidio de Ruanda de los Tutsis (con las tribus de los Unus, los Utrus y los Demás), y por último aparece un personaje llamado Bandela Bandala. Físicamente recuerda más al Aristide de Haití, pero igual que Mandela ha pasado años en la cárcel por oponerse al régimen político.


Por otro lado, la noticia de estos días es que el matemático y filósofo británico Alan Turing acaba de recibir el perdón de la Reina de Inglaterra. El motivo es que en 1952 la homosexualidad era un delito perseguido por la ley, por lo que Turing tuvo que elegir entre ir a la cárcel o un proceso de castración química. Dos años  después de empezar el tratamiento, decidió suicidarse. Más que perdonarle, habría que pedir una disculpa.

Turing aparece en las páginas finales de Logicomix (escrito por Apostolos Doxiadis y Christos Papadimitriou) como el héroe que salva el campo de estudio de la lógica después de que Bertrand Russell y Kurt Gödel destrozasen sus cimientos. Gracias a sus investigaciones, Turing fue fundamental para el desarrollo de la informática y en la derrota de los nazis en la Segunda Guerra Mundial.



El Asesino de Green River, de Jeff Jensen y Jonathan Case

Cartoné, 240 páginas, blanco y negro, 22 €

Tengo un poco de reparo con los cómics autobiográficos o con biografías de familiares. Es muy fácil que caigan en el error de reflejar al protagonista como alguien casi perfecto. "Yo lo hago todo bien, son los demás los que se equivocan". Lo veo por ejemplo en las tiras de ¿Dónde Está el Guionista?, que basan su humor en la incomprensión que sufren los guionistas y en lo estúpidos que son todos los demás. Maus me apasiona entre otras cosas por este motivo. Spiegelman no sólo se atreve a reflejar a su padre con sus insoportables defectos, sino que se muestra a sí mismo como una persona "indeseable" entre comillas. Al enseñar los trapos sucios en público se retrata como un mal hijo que no respeta la intimidad de su familia.

Lo cierto es que El Asesino de Green River no tiene nada que ver con esta reflexión. Jeff Jensen muestra a su padre con algunos defectos y debilidades, pero no deja de ser una historia épica en la que lo convierte en un héroe. Es un homenaje a una persona a la que admira, la que según la dedicatoria le enseñó "a leer con los cómics de Batman". Tom Jensen es un fumador empedernido que delató a manifestantes izquierdistas en los 70, de acuerdo, pero también es el detective más entregado a una búsqueda durante 20 años de un asesino en serie de prostitutas.

Supongo que si la historia funciona tan bien a pesar de dar una imagen tan heroica del detective Jensen es porque se trata de un heroísmo patético. Estamos acostumbrados a relatos de detectives y asesinos muy dramatizados y llenos de clichés. Policías salvando a una víctima en el último momento, pequeñas pistas ingeniosas que resuelven el caso de milagro, interrogatorios tensos y ágiles en los que la trama avanza, etc. El Asesino de Green River también es una dramatización, pero la gran diferencia es que se basa en los hechos reales de una forma que muy pocos guionistas se atreverían a hacerlo. La investigación es lenta, no aparecen muchas pistas y las que aparecen no dicen nada. En los interrogatorios, al sospechoso le cuesta responder aunque se esfuerce al máximo. No hay persecuciones ni hay tampoco un villano carismático.

No es un heroísmo clásico también porque la trama no está enfocada en la derrota del "malo". Gary Leon Ridgway se ha entregado y se ofrece a colaborar con la justicia a cambio de que no le condenen a muerte por los 60 asesinatos que ha cometido. El protagonista se enfrenta a un dilema: ayudar a castigar con la pena capital al villano, o pactar con él para conseguir toda la información que falta en este caso. Su decisión es lo que mueve toda la historia: la búsqueda de la verdad, de explicaciones para él mismo y las familias de las víctimas. En esencia, de eso es de lo que han tratado las historias heroicas desde los mitos clásicos. Cuando un héroe humano derrota a un monstruo animalesco demuestra que la razón está por encima del salvajismo. Las historias de psicópatas hablan del mismo tema, la civilización contra el caos. En este caso en concreto, lo que como lectores conseguimos cuando Jensen intenta comprender al asesino (intenta aplicar la lógica al sinsentido) no es la "derrota" de un monstruo, sino observar los efectos que la investigación tiene en él.

Por tanto, de momento tenemos dos elementos por los que este cómic merece ser tenido en cuenta: es un retrato realista y sin efectismos de una investigación policial, y no se centra en encontrar a un asesino sino en ver cómo afecta esta investigación a un policía. Es una lectura atípica tanto dentro del género del psychothriller como dentro de las biografías, que de algún modo recuerda al Zodiac de David Fincher. El guionista Jeff Jensen y el dibujante Jonathan Case (¡qué dibujo!, cada línea es una gozada) consiguen mover estos dos temas a lo largo del tomo con bastante acierto, añadiendo cierto humor y drama cuando es necesario. Esto no quiere decir que a un nivel técnico el guión sea perfecto. A medida que avanza la historia aparecen más y más flashbacks que desordenan una historia que podría haber quedado más clara y contundente con menos saltos. En otro ejemplo, la página 26, no queda claro en una primera lectura si el cuadro de texto continúa desde el último bocadillo o si comienza una nueva conversación. Son errores básicos, pero que no perjudican a un cómic con una premisa tan arrebatadora.

jueves, 5 de diciembre de 2013

El cine de 1982 y The Spectacular Spider-Man #66

Personalmente, no soy un gran seguidor de Bill Mantlo ni de su etapa con Spiderman. Tiene cosas curiosas, momentos, algunos personajes, pero a grandes rasgos nunca ha terminado de convencerme. Tampoco me vuelve loco Ed Hannigan, que me parece un dibujante de cómic correcto pero poco llamativo.

Eso no quita que vea esta portada y me llame mucho la atención. Es un poco tosca, pero me encanta la idea de usar luces de neón de fondo con un edificio oscuro delante, la tridimensionalidad del título de la colección o que el sello de la autocensura esté ligeramente camuflado. La firma del dibujante y el entintador (Al Milgrom) también están ocultos entre tanto anuncio de locales nocturnos.


Y, por supuesto, un anuncio descarado de la nueva revista Marvel de la época, Epic Illustrated, creada para atraer la atención de los lectores de Heavy Metal. Contenía historias de fantasía heroica que no pasaban por ninguna censura y los autores eran los dueños de su trabajo.

Actualmente a quien hace alguna virguería por el estilo en las portadas le dan un Eisner, pero en los 80 esta originalidad podía parecer el estándar.


Veis la última portada y seguramente pensáis "eso ya lo hizo Walt Simonson". Exacto, Simonson dibujo una portada parecida 7 meses después.

La trama del cómic en cuestión es sencillita. Como dice la portada, Electro ha vuelto. La pelea con Spiderman tiene lugar en Broadway, donde Peter Parker (Spiderman) se ha citado con su compañera de estudios empollona, Marcy Kane.


Por supuesto, todo está lleno de películas. Soy muy malo para las caricaturas, así que si las hay las ignoraré y me centraré en los títulos que salen.

En esta primera viñeta tenemos un clásico de la historia del cine, el segundo taquillazo en la carrera de Spielberg después de Tiburón (1975). En Busca del Arca Perdida (1981) parte de la obsesión de George Lucas por los seriales cinematográficos de los años 30 en los que luego se basaría para crear su Star Wars (1977). Este director aparcó la idea durante unos años, hasta que cuando se la comentó a Spielberg ambos se entusiasmaron y comenzaron a desarrollarla hasta convertirla en un completo éxito. El resultado fue una trepidante sucesión de aventuras matizadas algo de autoparodia en las que un profesor universitario/arqueólogo intentaba encontrar el Arca de la Alianza.



En la misma viñeta, la siguiente es uno de los grandes éxitos de Dudley Moore, elegido en 1983 como el actor más taquillero del año. 10, la Mujer Perfecta (1979) había sido un gran éxito comercial, pero con Arthur, el Soltero de Oro (1981) consiguió también el reconocimiento de la crítica al ser nominado al Oscar. En la película, Moore interpreta a un joven borracho que para poder recibir una herencia millonaria debe casarse con una mujer a la que no quiere. El problema es que en realidad está enamorado de una chica pobre (Liza Minnelli).




Cerca de donde han quedado Peter y Marcy pasea Debra Whitman, que está enamorada en secreto de Peter Parker. Junto a su actual pareja pasan delante de un cine en el que echan Annie (1982), la adaptación al cine de una comedia musical de Broadway que a su vez adaptaba la tira de prensa Little Orphan Annie, creada en 1924. De todo su reparto destacaría a Tim Curry, que contrasta por salir en esta película para todos los públicos a pesar de que se hizo mundialmente famoso con la genial Rocky Horror Picture Show (1975). Lo mismo digo del director, John Huston, que si ha pasado a la historia es por cintas como El Halcón Maltés (1941), El Tesoro de Sierra Madre (1948), La Reina de África (1951) o por su papel en Chinatown (1975). Marvel aprovechó para sacar una adaptación al cómic de la cinta (realizada por autores de segunda fila), que reeditó como miniserie de 2 números y de nuevo en un único ejemplar.





La aparición inesperada de Electro obliga a Peter Parker a anular su cita con Marcy y dirigirse al encuentro del villano, que decide subirse a una cornisa con el logo de Heavy Metal (1981). Al igual que la anterior, se trata de una película basada en historietas, pero en este caso una revista para adultos. La cinta recopila un conjunto de historias basadas en cómics de Richard Corben o Bernie Wrightson, por ejemplo, insistiendo en la violencia explícita y los desnudos.




La pelea entre los dos personajes coloridos se alarga mientras vemos de fondo otro cartel, esta vez del Tarzán, el Hombre Mono (1981) de la actriz Bo Derek. Ésta consiguió una gran fama de icono erótico gracias a su participación en 10, la Mujer Perfecta (mencionada más arriba), lo que no quiere decir que los críticos no dejasen de señalar su pésima actuación. Esta película de Tarzán, dirigida por el marido de Bo, pretendía ser una comedia erótica contada desde el punto de vista de Jane, pero recibió tan malas críticas que la actriz empezó a espaciar sus participaciones en el cine.




Poco antes de que Spiderman sea dado por muerto, las dos últimas películas visibles son Los Héroes del Tiempo (1981) y Tiburón 3 (1983). La segunda era la secuela inevitable de una saga que degeneraba entrega a entrega desde el genial comienzo de Spielberg. La otra, la segunda película dirigida por Terry Gilliam después de dejar de trabajar con los Monty Python, aunque es difícil dejar de pensar en este grupo de humoristas cuando cuenta con un guión co-escrito por Michael Palin y con la actuación de John Cleese. Aún más, igual que La Vida de Brian, (1979), esta cinta también está producida por George Harrison. La trama trata sobre un niño que se une a un grupo de enanos que se dedica a robar a través de diferentes épocas.



El cómic de Spiderman continúa con la derrota del protagonista, que decide retirarse para coserse un disfraz con goma aislante. Después de ponérselo, regresa a la carga y derrota fácilmente a Electro. El trepamuros consigue su victoria, ha salvado a la ciudad, pero subido a un rascacielos desde el que contempla la salida del sol se lamenta de que ha tenido que cancelar su cita con la repipi Marcy Kane.

No es un cómic con un dibujo o un guión que tengan algo destacable, pero me gusta mucho cómo sirve de reflejo del cine de esos años.

Almendrado de Limón y Fuera de Juego, de Yordi, Ivanper y Roberto González

 Rústica, color, 80 páginas, 12 €

Me voy a quedar con el comentario de Idígoras en el prólogo: este cómic es puro humor.

Por lo poco que sé, Siarte es una pequeña editorial que roza la autoedición y que ha decidido empezar a publicar diversos libros de autores vascos, entre ellos, cómics en la Colección Extraterrestre. Lleva publicados hasta el momento tres, de los cuales sólo he leído los de esta entrada.

En Almendrado de Limón nos encontramos con una recopilación y selección de unos 80 chistes publicados originalmente en internet entre 2009 y 2010, la mitad del valenciano Yordi y la otra, del bilbaíno Ivanper. Yordi se mueve en un humor que recuerda mucho a Hermano Lobo o La Codorniz (Tono, Summers, Gila, el Perich, Chummy Chúmez, etc.) al mismo tiempo que de vez en cuando parodia con saña a Jordi Labanda. Su dibujo tiene un estilo redondeado, de apariencia sencilla e ingenua, con el que puede saltar de un humor tontorrón a uno más cáustico. Ivanper por su parte ha decidido redibujar todos sus chistes para esta edición. Su estilo es más afilado que el de Yordi, con una línea más trabajada y un uso del color muy interesante. Sus chistes llegan por lo general al límite de lo macabro sin ser desagradables, aunque también tienen su puntito naif.

Personalmente, son una absoluta gozada, una recopilación con muestras de muchísimo ingenio a la que hay que añadir una edición muy cuidada. Las inesperadas fotos de los dibujantes, páginas de presentación y despedida, y ojo con las sorpresas en las solapas. Una joyita.





Rústica, color, 80 páginas, 12 €

Este otro cómic consiste en una selección de las tiras de prensa publicadas en el suplemento deportivo Deporte 21 de El Correo durante doce años. Estas tiras cuentan anécdotas sobre un grupo de niños que se dedican al baloncesto, por lo que es inevitable que recuerden en la edad de sus protagonistas a Peanuts, MafaldaCalvin y Hobbes... Sin embargo, yo iría más allá. También recuerda a esos cómics por un humor dirigido a todos los públicos, por el carisma de los personajes, el manejo del suspense en cada tira, la economía del dibujo y el texto, o por evitar repetirse con el mismo chiste o la misma estructura cada semana. Es evidente que si la tira se ha mantenido en pie durante tantos años es por el talento de Roberto González.

De nuevo, la edición está muy cuidada: prólogo de J. L. Ágreda, presentación de personajes, despedida al final del tomo y sorpresas en las solapas. Toda esta suma de elementos hace que Fuera de Juego se convierta en un cómic de lo más recomendable para los lectores a los que les guste un humor familiar.



miércoles, 4 de diciembre de 2013

Doctor, Doctor, Infame y Mediocre, de Molg H. y Néstor F.

24 páginas, cuaderno grapado, color, 6 €

Los médicos son una de las figuras de autoridad más respetadas de la sociedad. Su profesión es imprescindible para nuestra supervivencia, son la última barrera entre la vida y la muerte, dependemos totalmente de ellos. A cambio, para ayudarnos, únicamente nos piden una confianza y entrega absolutas. Este choque de valores tan absolutos (la vida a cambio de la violación de la intimidad) creo que es el principal elemento de esta colección chistes de médicos que llevan hasta el límite este género.

Los chistes de una o dos páginas de Doctor, Doctor de Molg H. se apoyan sobre todo en tres pilares: el humor muy negro, la incomodidad violenta y el absurdo. Estos temas se mueven aquí siempre dentro de una presentación contenida, fría, sin florituras ni exageraciones, con lo que se consigue un resultado mucho más desasosegante. El estilo gráfico puede recordar al de Querido Antonio (cierto realismo, línea clara temblequeante), pero Molg H. tiene un dominio mucho mayor del dibujo y así su registro a la hora de hacer chistes es más amplio. Para todo aquel que disfrute con un humor macabro, Doctor, Doctor es una lectura que no le puede defraudar.

24 páginas, cuaderno grapado, color, 6 €

Néstor F. con Infame también realiza una ridiculización de otra figura de autoridad, pero en comparación su cómic no es tan dramático. Qué curioso que alguien como yo opine en este momento (es decir, mientras escribo una reseña) sobre los críticos. Es inevitable que existan críticos desde el momento en el que todo el mundo tiene opiniones y la absurda necesidad de compartirlas. El problema viene cuando este crítico se ve a sí mismo como un profeta de una humanidad ignorante, como un salvador del arte y de las buenas maneras. Peor aún, que llegue a pensar que él mismo es un creador, que sus escritos (que son simples derivados, dependientes de algo superior y sin importancia por sí mismos) están a la altura del objeto de su crítica. No estoy diciendo nada nuevo: todo el mundo se cree más listo que Alan Moore.

Quiero decir, nos encontramos con un elemento claramente ridiculizable. Néstor F. por suerte, creo yo, no le da tantas vueltas al tema. El protagonista de Infame es Bruno Kolin, un crítico pretencioso y autocomplaciente que intenta superar el patetismo de su vida destrozando con sus críticas cualquier cómic que lee. Vive obsesionado con su micro-mundo de ficción para evadirse de una realidad que mide en base a esas referencias culturales y las puntuaciones de 0 a 10. La principal baza de este cómic es esta caricatura grotesca del protagonista (un crítico especializado en cómics, me imagino que para insistir más en su mediocridad), una presentación del personaje a partir de diferentes situaciones sin relación.

24 páginas, cuaderno grapado, color, 6 €

En mi opinión, Mediocre es mucho mejor que Infame. La vida asentada de Bruno Kolin como crítico de cómics en televisión se viene abajo con la llegada del internet 2.0. Los vloggers y sus videos de Youtube ponen patas arriba la esponjosa nube en la que vive, una vida falsa y vacía basada en el like y el retweet, por lo que el protagonista se encuentra ante la encrucijada de evolucionar o morir. Para resolver el dilema, Kolin se vuelve a embarcar en otro viaje lisérgico, pero, al contrario que en Infame, esta vez eso hace avanzar la trama y tiene consecuencias en la evolución del personaje. Por mi parte, creo que gracias a eso el resultado está por encima de la primera entrega.

Me gusta especialmente el dibujo de Néstor, muy limpio, muy redondito, con muchos colores... Como Molg H., Néstor no exagera las situaciones con suciedad, con líneas cinéticas, con expresiones deformes, etc., sino que camufla la sordidez con un dibujo "mono". Son dos autores sutiles aunque cuenten historias que podrían dar pie al subrayado o a deformar demasiado lo grotesco. Se les nota cierta afinidad en la forma que tienen que hacer cómics, o tal vez sea que sigo teniendo el maravilloso Moowiloo Woomiloo en la cabeza.